domingo, 23 de agosto de 2015

Georgia O'Keeffe: el coraje necesario




Georgia O’Keeffe, Lago George, otoño, 1927

Nueva York, 1918. Acabas de entrar en la treintena y tienes, a tus espaldas, años de estudio y de trabajo que ocultan una infancia infeliz, como casi todas, aunque luego la mirada adulta se encargue de desdibujar aristas y transmutar la realidad en mito. Lo mismo que harán contigo, Georgia, como con Frida, porque no basta con ser mujer, con ser artista: no, es preciso mitificaros. Qué hastío.


Alfred Stieglitz, Georgia O’Keeffe, 1918

Creo que todos hemos visto alguna vez las grandes flores de Georgia O’Keeffe, esas flores que decía odiar pero que le salían más baratas que una modelo y que, además, no se movían. La inspiración para retratar a estas sosegadas modelos procedió del fotógrafo Paul Strand, amigo de O’Keeffe.

Paul Strand, Abril

Georgia O’Keeffe, Canna roja, 1923

Georgia O’Keeffe, Amapola, 1927

Georgia pinta árboles que, a veces, parecen también inmensas flores:

Georgia O’Keeffe, Álamo en primavera, 1943

Georgia O’Keeffe, Árboles en otoño, 1920-21

Georgia O’Keeffe, Álamo en invierno, 1954

“Mi primer recuerdo es la luz -el brillo de la luz-, la luz alrededor”, escribe Georgia. La luz que alcanza las llanuras, como titula algunas de sus obras tempranas:

Georgia O’Keeffe, La luz llega a las llanuras III, 1917

Georgia O’Keeffe, Abstracción del desierto, New Mexico Museum of Art, Santa Fe, 1931
Ya en estas primeras obras el paisaje se depura hasta la abstracción, de un modo que, como señala Robert Rosenblum, incide en los luminosos vacíos y la simetría de Mark Rothko. En ambos casos, tanto en el de O’Keeffe como en el de Rothko, la ligazón con el romanticismo es palpable.

Georgia O’Keeffe, Colinas rojas y cielo, colección particular, 1945

¿Hace falta evocar el nombre de Friedrich?

Caspar David Friedrich, Altar de Tetschen: la cruz en la montaña, Staatlichen Kunstsammlungen Dresden, 1808


Georgia O’Keeffe, Cruz negra con estrellas, colección particular, 1929

“Nada es menos real que el realismo –afirma O’Keeffe-. Los detalles son confusos. Solo la selección, la eliminación, el énfasis, nos dan el verdadero sentido de las cosas”.

Georgia O’Keeffe, Desde las llanuras, Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid, 1954

Georgia O’Keeffe, Lago George, San Francisco Museum of Modern Art, 1922

Georgia O’Keeffe, Solo uno, 1959

Georgia O’Keeffe, Paisaje rojo, Panhandle–Plains Historical Museum, Canyon, Texas, 1916-17

Otros paisajes, igualmente bellos, se mantienen más próximos a la figuración:

Georgia O’Keeffe, Álamos III, Butler Institute of American Art, Youngstown, 1944

Georgia O’Keeffe, Paisaje con malvas blancas, 1935

Los huesos, uno de los temas preferidos de O’Keeffe, irrumpen en estos paisajes donde la ausencia de figuras hace difícil determinar las proporciones, con “ese sentido de la escala característicamente romántico que salta del microcosmos al macrocosmos, de lo infinitamente pequeño a lo infinitamente grande”, como escribe Rosenblum.

Georgia O’Keeffe, Colinas rojas y huesos, 1941

Los huesos se convierten, incluso, en una ventana a través de la cual contemplar ese mundo sin hombres y ese cielo sin dioses:

Georgia O’Keeffe, Pelvis IV, 1944

Otro tema importante en la obra de O’Keeffe es Nueva York, una ciudad que, como ella dice, no se puede pintar “como es, sino tal y como uno lo siente". En estas vistas urbanas, así como en otras de carácter arquitectónico, se advierte también la confluencia entre las miradas de Georgia O’Keeffe y  Paul Strand:

Paul Strand, Puente de Brooklyn

Georgia O’Keeffe, Puente de Brooklyn, Brooklyn Museum, 1949

Charles Sheeler y Paul Strand, Manhattan, 1921

Georgia O’Keeffe, Ciudad nocturna, 1926

Paul Strand, Nueva York, 1924

Georgia O’Keeffe, Calle de Nueva York, Georgia O'Keeffe Museum, Santa Fe, 1926


El mismo encuentro se produce, como he indicado, en otras vistas protagonizadas por la arquitectura:

Paul Strand, Iglesia, 1944

Georgia O’Keeffe, Casa junto al lago George, 1921

Paul Strand, Techos y graneros, Louisville, Quebec, 1936

Georgia O’Keeffe, Graneros, Museum of Fine Arts, Boston, 1922

Paul Strand, Ranchos Church, Nuevo México, 1931

Georgia O’Keeffe, Ranchos Church, Nuevo México, Amon Carter Museum, Fort Worth, Texas, 1930-31

Sobre la vida de O’Keeffe, su relación con el fotógrafo y galerista Alfred Stieglitz, con quien se casó, sus exposiciones y su vida en Nuevo México, donde se instaló definitivamente en 1949, se puede encontrar mucha información en la red. Yo me despido, por hoy, con algunas de las imágenes de patios que pintó en Nuevo México y con dos de sus frases.

Georgia O’Keeffe, En el patio I, Georgia O'Keeffe Museum, Santa Fe, 1946

La primera frase es esta: “He estado absolutamente aterrorizada en cada momento de mi vida y nunca he dejado que eso me impidiese hacer ni una sola de las cosas que quería hacer”.

Georgia O’Keeffe, Patio con puerta negra, Amon Carter Museum, Fort Worth, Texas, 1955

Georgia O’Keeffe, Puerta negra sobre rojo, Chrysler Museum of Art, Norfolk, Virginia, 1954

Georgia O’Keeffe, Patio IV, Museum of Fine Arts, Boston, 1948

Esta es la segunda frase de O’Keeffe: “Crear un mundo a través de cualquier arte requiere coraje”. Es verdad. 

 


  

20 comentarios:

  1. Carmen, conocía a G. O´Keeffe, su historia y su pintura, y me gustan las dos, ella y su obra. Como es habitual, tu post está muy bien documentado y es muy interesante. Gracias por acercarnos a sus cuadros un poco más, y buenas noches. Yo sigo editando fotos.

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  2. Maravilloso post. Conocía la obra ya que es un referente para las personas que se inician en pintura y manualidades... como si fuera fácil!!! Pero te aseguro que la gente se atreve a pintar obras de gran tamaño a partir de su inspiración (y mala copia) para poner encima de su sofá.
    Eso es lo que hace que no se valore la dificultad de pintar grandes elementos en el cuadro en colores planos y, buscar los volúmenes con apenas uno a dos tonos de gradación.
    Ni que decir tiene que estoy en total desacuerdo. A mí me parece muy complicado y además muy difícil simplificar la realidad de la forma que lo hizo O'Keeffe.

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    1. Estoy totalmente de acuerdo con tu total desacuerdo, Elisenda. A mí también me parece dificilísimo seleccionar, depurar, eliminar, hasta llegar a ese "verdadero sentido de las cosas", como dice O'Keeffe.

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  3. Yo no conocía su obra. Solo alguna florecilla, que no me decía nada. Entiendo que llegase a odiarlas. Los árboles como estructuras florales ya me han llamado la atención. Pero me han seducido por completo muchas de sus abstracciones, obras urbanas y patios. Como siempre, aprendo con tus entradas.

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    1. Hombre, llamarlas florecillas... O'Keeffe no era San Francisco de Asís, precisamente. Por suerte: a cada cual, lo suyo. Los patios también me gustan mucho, por su sencillez (¿debo decirlo? Por su aparente sencillez).

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  4. Precioso, precioso, te aplaudo desde aquí. Me ha encantado, el comienzo narrativo del post, su contenido y las profundas frases con las que lo has cerrado.
    Un abrazo

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    1. Gracias, Yolanda. Esas frases de O'Keeffe me gustaron mucho: esa valentía -quizás, incluso, ese punto de rabia- que hace falta para crear mundos, y el hecho de que el miedo no impida hacer lo que se desea hacer. Un abrazo, Yolanda.

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  5. ¡¡¡Ohhhhh!!!!! (Aplausos calurosos)
    GRACIAS Carmen. De esta pintora me gusta todo, aunque he de decir que no conocía todo lo que has puesto.
    Me gusta su manera de plasmar lo que ve, los colores que utiliza, esa técnica que parece decir que cualquiera podría hacerlo también (doy fe de que no), y, en fin, todo.
    Es una pintora de la que no conocía nada de su vida, pero si bastantes cuadros suyos, no sólo los más famosos, y me resulta fascinante, sin poder explicar el por qué. El caso es que me alegra la vista. Sus cuadros son vitales y alegres, para mí; me traen buenos recuerdos de cosas y lugares que sólo he vivido en las novelas, y también peculiares y propiamente suyos.
    GRACIAS de nuevo y ¡feliz domingo a todos!

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    1. Me alegra tu alegría: es contagiosa. Aludes, como había hecho Elisenda (y ambas para negarlo, claro), a esa actitud que aún subsiste ante determinadas expresiones artísticas: "¡oh, eso lo podría hacer cualquiera!". La verdad es que la única respuesta posible parece ser: "adelante, hazlo". Así que las tres damos fe de que no, hay muchas cosas que no podría hacer cualquiera. Un abrazo, contenta Harry, y feliz domingo (y todos los días que vienen después).

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  6. Hola. me gustó visualizar la obra de Georgia O'Keeffe en esta selección que haces. Siempre me llamaron la atención las flores tan grandes y los árboles desdibujados y convertidos en flores... Tampoco conocía nada de su vida personal... Una entrada muy enriquecedora. Seguimos en contacto

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    1. ¡Hola, Marta! Aprovecho que mencionas la selección de imágenes para deciros una cosa: ¡no podéis imaginar lo que me cuesta elegir unas obras y dejar fuera otras! Es lo que a veces os he dicho que me pasa: que me vuelvo loca y empiezo a poner una imagen, y otra y otra. Hasta que me digo: ¡para ya! Y a veces me hago caso y paro, pero no siempre ;)
      Gracias por tu comentario, Marta. Un abrazo.

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  7. Como comentar lo que es de ESTE MUNDO pero cuya traducción a una otra FORMA descubre o ENCUBRE....los mundos perceptivos del sueño,las ideas....el pensamiento enclavado en otros órganos del cuero...enajenarse.....ser lo que se hace nacer....desaparecer....y legar el empeño de sortear el limite del horizonte....casas son materias reencontradas....como De Chirico....flores son el éxtasis de amor del vegetal surcando un reino intermedio esperando su pareja voladora que extendera su linaje....en fin solo digo lo que quizá no haga falta....si....gracias por poder VER,dulces y asombrados ojos....gracias

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    1. Hablas del arte, Victoria. Y de esa mirada asombrada que nunca debemos perder, porque, sin ella, ¿para qué mirar?
      Gracias y un abrazo.

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  8. Gracias por compartir esta información y tu visión sobre esta gran artista y su obra.

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  9. Conocia parte de su obra pero no su vida, sus grandes flores y tan coloristas, sus paisaje que parece flores. Gracias por completar la información de esta artista. Un abrazo

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  10. No en la pintura, pero sí en la fotografía, he experimentado lo difícil que resulta conseguir la simplificación y que de ella surja arte y belleza. Por eso valoro en extremo a los artistas como tu protagonista de hoy. La pintura "Colinas rojas y huesos" me ha traído a la memoria algunas imágenes que he presenciado en Botsuana, donde restos de huesos blancos de elefantes yacían abandonados en el suelo. Los colores anaranjados y rojizos del atardecer junto con la blancura ósea producían contrastes de color muy llamativos. ¿Presenciaría O'Keeffe alguna escena similar?

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    1. Conseguir la sencillez es, a veces, lo más complicado: en arte, en literatura...
      Sí, Carmela, O'Keeffe presenció escenas similares en Nuevo México. ¡Y esa fascinación suya por los huesos...!
      Abrazo. Enorme.

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