miércoles, 11 de julio de 2018

Jan Mankes: cantar en silencio





Jan Mankes (1889-1920)




Holandés, claro. Un hombre tranquilo que desea pintar en silencio, pero cantando. Habituada a bailar también silencios, aunque no a cantarlos, no veo contradicción en ello. Jan Mankes: una vida que se agotó a los treinta años. Qué breve. Jan, el arte, el amor, los animales.

Torenvalk

Holandés, he dicho. Y he añadido: "claro". ¿Alguien podría dudarlo?

Sin título

Johannes Vermeer, Vista de casas en Delft

Jilguero en una rama
Muy joven, trabajó como aprendiz en una fábrica de vidrio, en Delft. Estudia arte en  la Academia de Bellas Artes de La Haya, ciudad a la que se traslada a pie, cada domingo, para visitar las colecciones de la Mauritshuis. ¿Pensamos, de inmediato, en jilgueros? Sí, por supuesto, aunque también podríamos pensar en algunos de los autorretratos de Fabritius.
 
Carel Fabritius, El jilguero

Ave



Torenvalk

Búho: ¡su animal preferido! De hecho, tenía uno en su habitación: se lo había regalado su amigo Pauwels, comerciante de tabaco y coleccionista de arte de La Haya. Los búhos aparecen en muchas de las pinturas de Mankes. También lo hacen otras aves y algunos de los animales –caballos, corderos, cabras- con los que convivió en la granja que sus padres tenían en Heerenveen, donde se estableció cuando tenía veinte años. Tras su matrimonio con la teóloga y predicadora Anne Zernike, en 1915, y después de una estancia en La Haya, se instaló en Eerbeek. Tampoco allí le faltó el contacto con la naturaleza.


Búho

Autorretrato con búho


Cuervo

Las aves de Mankes a veces mueren en su pintura y, entonces, esta calla.


Pájaro muerto


Pájaro muerto



Botella
Jan pinta en silencio. ¿Canta? Si es así, lo hace, como quería, desde el mismo silencio: por él, precisamente.

Sus temas -animales, interiores, bodegones, paisajes- y el modo en que los recoge en su pintura están impregnados de sosiego e intimidad.

Si Jan canta, si cantan los objetos y las ensimismadas figuras, lo hacen en voz baja, cautivadora. Sin molestar.

La suya es una canción de luz.


 
Madre en interior

Interior


La luz. Aunque, como escribe en una carta, "las noches de tormentas de invierno también vendrán y las hermosas mañanas y tardes de mayo". Y, después, dice: “Pero ya sabes, la noche serena está llegando y la avefría suena sobre las tierras bajas, caminas en el rocío y ves las vacas de espaldas y los árboles que se lamentan".



Árboles


"La naturaleza no esconde nada, pero da todo", escribe en esa misma carta.


Paisaje
Paisaje




Vista desde el estudio en Eerbeek
Nos equivocaríamos si creyésemos que la reserva de Mankes, su búsqueda de "un rincón silencioso", como dice en la carta que cito, implicó el aislamiento.  

Estaba informado de la actualidad a través de la prensa y las revistas. Sus amigos le enviaban libros, recortes de prensa y todo tipo de materiales. Jan no se había ausentado: solo manifestaba su presencia de otra manera y desde otro lugar.





Calle junto al canal en Knijpe
  
Después llegó la noche serena. Tan pronto. El avefría cantó.


Paisaje

Noche de luna