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Georgia O’Keeffe, Lago George, otoño, 1927 |
Nueva York, 1918. Acabas de
entrar en la treintena y tienes, a tus espaldas, años de estudio y de trabajo
que ocultan una infancia infeliz, como casi todas, aunque luego la mirada
adulta se encargue de desdibujar aristas y transmutar la realidad en mito. Lo
mismo que harán contigo, Georgia, como con Frida, porque no basta con ser
mujer, con ser artista: no, es preciso mitificaros. Qué hastío.
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Alfred Stieglitz, Georgia O’Keeffe, 1918 |
Creo que
todos hemos visto alguna vez las grandes flores de Georgia O’Keeffe, esas
flores que decía odiar pero que le salían más baratas que una modelo y que,
además, no se movían. La inspiración para retratar a estas sosegadas modelos
procedió del fotógrafo Paul Strand, amigo de O’Keeffe.
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Paul Strand, Abril |
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Georgia O’Keeffe, Canna roja, 1923 |
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Georgia O’Keeffe, Amapola, 1927 |
Georgia pinta
árboles que, a veces, parecen también inmensas flores:
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Georgia O’Keeffe, Álamo en primavera, 1943 |
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Georgia O’Keeffe, Árboles en otoño, 1920-21 |
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Georgia O’Keeffe, Álamo en invierno, 1954 |
“Mi primer
recuerdo es la luz -el brillo de la luz-, la luz alrededor”, escribe Georgia.
La luz que alcanza las llanuras, como titula algunas de sus obras tempranas:
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Georgia O’Keeffe, La luz llega a las llanuras III, 1917 |
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Georgia O’Keeffe, Abstracción del
desierto, New Mexico Museum of Art, Santa Fe, 1931 |
Ya en estas
primeras obras el paisaje se depura hasta la abstracción, de un modo que, como
señala Robert Rosenblum, incide en los luminosos vacíos y la simetría de Mark Rothko. En ambos casos, tanto en el de
O’Keeffe como en el de Rothko, la ligazón con el romanticismo es palpable.
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Georgia O’Keeffe, Colinas rojas y cielo, colección particular, 1945 |
¿Hace falta evocar
el nombre de Friedrich?
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Caspar David Friedrich, Altar de Tetschen: la cruz en la montaña, Staatlichen Kunstsammlungen Dresden, 1808 |
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Georgia
O’Keeffe, Cruz negra con estrellas,
colección particular, 1929
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“Nada es menos real que el realismo –afirma O’Keeffe-. Los detalles son confusos. Solo la selección, la eliminación, el énfasis, nos dan el verdadero sentido de las cosas”.
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Georgia O’Keeffe, Desde las llanuras, Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid, 1954 |
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Georgia O’Keeffe, Lago George, San Francisco Museum
of Modern Art, 1922 |
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Georgia O’Keeffe, Solo uno, 1959 |
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Georgia O’Keeffe, Paisaje rojo, Panhandle–Plains Historical
Museum, Canyon, Texas, 1916-17 |
Otros paisajes, igualmente bellos, se mantienen más
próximos a la figuración:
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Georgia O’Keeffe, Álamos III, Butler Institute of American
Art, Youngstown,
1944 |
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Georgia O’Keeffe, Paisaje con malvas blancas, 1935 |
Los huesos,
uno de los temas preferidos de O’Keeffe, irrumpen en estos paisajes donde la
ausencia de figuras hace difícil determinar las proporciones, con “ese sentido de la
escala característicamente romántico que salta del microcosmos al macrocosmos,
de lo infinitamente pequeño a lo infinitamente grande”, como escribe Rosenblum.
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Georgia O’Keeffe, Colinas rojas y huesos, 1941 |
Los huesos se
convierten, incluso, en una ventana a través de la cual contemplar ese mundo
sin hombres y ese cielo sin dioses:
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Georgia O’Keeffe, Pelvis IV, 1944 |
Otro tema
importante en la obra de O’Keeffe es Nueva York, una ciudad que, como ella
dice, no se puede pintar “como es, sino tal y como uno lo siente". En
estas vistas urbanas, así como en otras de carácter arquitectónico, se advierte
también la confluencia entre las miradas de Georgia O’Keeffe y Paul Strand:
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Paul Strand, Puente de Brooklyn |
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Georgia O’Keeffe, Puente de Brooklyn, Brooklyn Museum,
1949 |
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Charles Sheeler y Paul
Strand, Manhattan, 1921 |
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Georgia O’Keeffe, Ciudad nocturna, 1926 |
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Paul Strand, Nueva York, 1924 |
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Georgia O’Keeffe, Calle de Nueva York, Georgia
O'Keeffe Museum, Santa Fe,
1926 |
El mismo encuentro se produce, como he indicado, en otras vistas
protagonizadas por la arquitectura:
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Paul Strand, Iglesia, 1944 |
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Georgia O’Keeffe, Casa junto al lago George, 1921 |
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Paul Strand, Techos y graneros, Louisville, Quebec, 1936 |
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Georgia
O’Keeffe, Graneros, Museum of Fine Arts,
Boston, 1922 |
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Paul
Strand, Ranchos Church, Nuevo México, 1931 |
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Georgia
O’Keeffe, Ranchos Church,
Nuevo México, Amon
Carter Museum,
Fort Worth, Texas, 1930-31 |
Sobre la
vida de O’Keeffe, su relación con el
fotógrafo y galerista Alfred Stieglitz, con quien se casó, sus exposiciones y
su vida en Nuevo México, donde se instaló definitivamente en 1949, se puede
encontrar mucha información en la red. Yo me despido, por hoy, con algunas de
las imágenes de patios que pintó en Nuevo México y con dos de sus frases.
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Georgia
O’Keeffe, En el patio I, Georgia
O'Keeffe Museum, Santa Fe,
1946 |
La primera
frase es esta: “He estado absolutamente aterrorizada en cada momento de mi vida
y nunca he dejado que eso me impidiese hacer ni una sola de las cosas que
quería hacer”.
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Georgia
O’Keeffe, Patio con puerta negra, Amon
Carter Museum, Fort Worth, Texas,
1955 |
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Georgia
O’Keeffe, Puerta negra sobre rojo, Chrysler Museum of Art, Norfolk,
Virginia, 1954 |
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Georgia
O’Keeffe, Patio IV, Museum of Fine Arts, Boston, 1948 |
Esta es la
segunda frase de O’Keeffe: “Crear un mundo a través de cualquier arte requiere
coraje”. Es verdad.
Carmen, conocía a G. O´Keeffe, su historia y su pintura, y me gustan las dos, ella y su obra. Como es habitual, tu post está muy bien documentado y es muy interesante. Gracias por acercarnos a sus cuadros un poco más, y buenas noches. Yo sigo editando fotos.
ResponderEliminarGracias, Pepa. ¡Adelante con las fotos!
EliminarMaravilloso post. Conocía la obra ya que es un referente para las personas que se inician en pintura y manualidades... como si fuera fácil!!! Pero te aseguro que la gente se atreve a pintar obras de gran tamaño a partir de su inspiración (y mala copia) para poner encima de su sofá.
ResponderEliminarEso es lo que hace que no se valore la dificultad de pintar grandes elementos en el cuadro en colores planos y, buscar los volúmenes con apenas uno a dos tonos de gradación.
Ni que decir tiene que estoy en total desacuerdo. A mí me parece muy complicado y además muy difícil simplificar la realidad de la forma que lo hizo O'Keeffe.
Estoy totalmente de acuerdo con tu total desacuerdo, Elisenda. A mí también me parece dificilísimo seleccionar, depurar, eliminar, hasta llegar a ese "verdadero sentido de las cosas", como dice O'Keeffe.
EliminarYo no conocía su obra. Solo alguna florecilla, que no me decía nada. Entiendo que llegase a odiarlas. Los árboles como estructuras florales ya me han llamado la atención. Pero me han seducido por completo muchas de sus abstracciones, obras urbanas y patios. Como siempre, aprendo con tus entradas.
ResponderEliminarHombre, llamarlas florecillas... O'Keeffe no era San Francisco de Asís, precisamente. Por suerte: a cada cual, lo suyo. Los patios también me gustan mucho, por su sencillez (¿debo decirlo? Por su aparente sencillez).
EliminarPrecioso, precioso, te aplaudo desde aquí. Me ha encantado, el comienzo narrativo del post, su contenido y las profundas frases con las que lo has cerrado.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Yolanda. Esas frases de O'Keeffe me gustaron mucho: esa valentía -quizás, incluso, ese punto de rabia- que hace falta para crear mundos, y el hecho de que el miedo no impida hacer lo que se desea hacer. Un abrazo, Yolanda.
Eliminar¡¡¡Ohhhhh!!!!! (Aplausos calurosos)
ResponderEliminarGRACIAS Carmen. De esta pintora me gusta todo, aunque he de decir que no conocía todo lo que has puesto.
Me gusta su manera de plasmar lo que ve, los colores que utiliza, esa técnica que parece decir que cualquiera podría hacerlo también (doy fe de que no), y, en fin, todo.
Es una pintora de la que no conocía nada de su vida, pero si bastantes cuadros suyos, no sólo los más famosos, y me resulta fascinante, sin poder explicar el por qué. El caso es que me alegra la vista. Sus cuadros son vitales y alegres, para mí; me traen buenos recuerdos de cosas y lugares que sólo he vivido en las novelas, y también peculiares y propiamente suyos.
GRACIAS de nuevo y ¡feliz domingo a todos!
Me alegra tu alegría: es contagiosa. Aludes, como había hecho Elisenda (y ambas para negarlo, claro), a esa actitud que aún subsiste ante determinadas expresiones artísticas: "¡oh, eso lo podría hacer cualquiera!". La verdad es que la única respuesta posible parece ser: "adelante, hazlo". Así que las tres damos fe de que no, hay muchas cosas que no podría hacer cualquiera. Un abrazo, contenta Harry, y feliz domingo (y todos los días que vienen después).
EliminarHola. me gustó visualizar la obra de Georgia O'Keeffe en esta selección que haces. Siempre me llamaron la atención las flores tan grandes y los árboles desdibujados y convertidos en flores... Tampoco conocía nada de su vida personal... Una entrada muy enriquecedora. Seguimos en contacto
ResponderEliminar¡Hola, Marta! Aprovecho que mencionas la selección de imágenes para deciros una cosa: ¡no podéis imaginar lo que me cuesta elegir unas obras y dejar fuera otras! Es lo que a veces os he dicho que me pasa: que me vuelvo loca y empiezo a poner una imagen, y otra y otra. Hasta que me digo: ¡para ya! Y a veces me hago caso y paro, pero no siempre ;)
EliminarGracias por tu comentario, Marta. Un abrazo.
Como comentar lo que es de ESTE MUNDO pero cuya traducción a una otra FORMA descubre o ENCUBRE....los mundos perceptivos del sueño,las ideas....el pensamiento enclavado en otros órganos del cuero...enajenarse.....ser lo que se hace nacer....desaparecer....y legar el empeño de sortear el limite del horizonte....casas son materias reencontradas....como De Chirico....flores son el éxtasis de amor del vegetal surcando un reino intermedio esperando su pareja voladora que extendera su linaje....en fin solo digo lo que quizá no haga falta....si....gracias por poder VER,dulces y asombrados ojos....gracias
ResponderEliminarHablas del arte, Victoria. Y de esa mirada asombrada que nunca debemos perder, porque, sin ella, ¿para qué mirar?
EliminarGracias y un abrazo.
Gracias por compartir esta información y tu visión sobre esta gran artista y su obra.
ResponderEliminarGracias a ti por tu comentario. Un abrazo, Carmela.
EliminarConocia parte de su obra pero no su vida, sus grandes flores y tan coloristas, sus paisaje que parece flores. Gracias por completar la información de esta artista. Un abrazo
ResponderEliminarPaisajes-flores, sí, qué bueno. Un abrazo, artista.
EliminarNo en la pintura, pero sí en la fotografía, he experimentado lo difícil que resulta conseguir la simplificación y que de ella surja arte y belleza. Por eso valoro en extremo a los artistas como tu protagonista de hoy. La pintura "Colinas rojas y huesos" me ha traído a la memoria algunas imágenes que he presenciado en Botsuana, donde restos de huesos blancos de elefantes yacían abandonados en el suelo. Los colores anaranjados y rojizos del atardecer junto con la blancura ósea producían contrastes de color muy llamativos. ¿Presenciaría O'Keeffe alguna escena similar?
ResponderEliminarConseguir la sencillez es, a veces, lo más complicado: en arte, en literatura...
EliminarSí, Carmela, O'Keeffe presenció escenas similares en Nuevo México. ¡Y esa fascinación suya por los huesos...!
Abrazo. Enorme.