Cuando muchos alzan la voz, hinchan pecho, adoptan
poses heroicas o se dedican a impartir discursos, tú observas en silencio.
Autorretrato
Autorretrato
Tal
vez estás sentada: es probable que, cuando te levantes del asiento, lo hagas
despacio y con cierta dificultad, pero estás llena, llena de fuerza –aunque no
lo sepas- y de deseo por lo bueno. “Nunca trabajo –afirmas-. Todo lo que hago
es observar”. Piensas que tal vez gracias a la mirada atenta que diriges a lo
que te rodea se renueva en ti el deseo de lo bueno. Creo que tienes razón.
Niño
Zapatos de baile
Mira, lo siento, pero tengo que contarlo. Estarás
cansada de que todos lo contemos, pero debo hacerlo y dejar claro que esto va
más allá de las típicas historias de superación que tanto gustan. Va mucho más
allá. A los cuatro años te caes por las escaleras de tu casa. La lesión de tu
cadera, que te impedirá ir a la escuela hasta que a los once años empiezas a
asistir a la Escuela
de Dibujo de la Sociedad
de Arte de Finlandia, hará que el dolor sea tu compañero a lo largo de tu vida.
Un dolor que te obligará a dejar la enseñanza, años después.
La escolar
Autorretrato (detalle)
“Uno se cansa de luchar”, dices.
Pero también dices esto: “Cuando todo es imposible, buscas lo único que puedes
hacer, que es pintar”. Lo haces. Algunos días, solo puedes resistir una o dos
horas. Sin embargo, llegas a realizar casi mil pinturas, y nosotros te lo
agradecemos. Bien, ya está dicho, con el temor de que se intente reducir tu
tamaño a los lugares comunes de “la superación” o tu silencio al prototipo de
“la mujer artista”. Tu obra y tú vais mucho más allá de esos moldes estrechos y
convencionales.
Silencio
Chica leyendo, detalle
Visitas París en diversas ocasiones: estudias allí.
También viajas a la Bretaña
francesa, a Gran Bretaña, a Italia, a Austria, a Rusia. Con la mirada atenta.
Tu
pintura parte del realismo. Acoge las huellas de la
pintura al aire libre, del japonesismo y de diversas vanguardias, pero tú eres
Helene y tu voz es poderosa. Tú
eres poderosa.
Chica pelirroja
Aunque hables de tu "yo oscuro y
pobre", hay en ti una gran luz, una gran riqueza. Amas la rutina y
la calma en tu vida cotidiana. En tu arte, no cesas de experimentar con los
medios, las técnicas, los materiales; no dejas de arriesgarte. “Me temo
–reconoces- que anhelo cosas grandiosas, profundas y fantásticas”. Tu mirada
las encuentra a tu alrededor y también –tal vez, sobre todo- cuando miras hacia
dentro.
Mujer cosiendo
Limones
Mujer sentada
Interpretas, reinterpretas –casi musicalmente-. A
lo largo de los años pintas diversas versiones de un mismo tema: nunca cerrado,
nunca definitivo, siempre en evolución. El camino que sigues, es fácil
apreciarlo, es el de la simplificación. Quieta, quieta,
juegas con los vacíos. Abstraes, suprimes los detalles y dejas la obra abierta
porque, como dices, “lo acabado está muerto”. Te desentiendes cada vez más de
la representación, porque lo que te interesa es expresar. Esta es otra de tus
frases: “Todo está en la línea y en la expresión”.
María
Chica
Hay muchas
figuras en tu pintura, muchos rostros. Son, a menudo, los de mujeres y niños
muy próximos a ti: familiares, amigos, vecinos.
Niño
Katri
Mujer sentada
Tus personajes se sientan, con frecuencia. Leen,
cosen o, simplemente, reflexionan. Algunas de estas figuras evocan a Whistler, cuya obra conocías. ¿La obra de Whistler? ¿Qué
obras de artistas de cualquier época desconocías? Tu cultura artística es
extensa, Helene. Uno de los artistas a quienes aprecias, y no nos extraña, es
El Greco. Naturalmente.
Ángeles, detalle
Figura, detalle
Rostros,
muchos rostros, figuras. Pintas también paisajes y naturalezas muertas;
reinterpretas, como acabamos de ver en el caso de El Greco, las obras de
pintores remotos en el tiempo, solo en el tiempo, pero muy próximos en lo que de
verdad importa y desborda las cronologías. Dejo aparte los otros temas que tocaste y convoco aquí, hoy, a las personas a
las que das vida en tu pintura. Esos rostros que, en tantos casos, tienen la
mirada baja –tan distinta de la tuya cuando escruta el reflejo en el espejo.
La reliquia familiar
Figura
Autorretrato, detalle
Tu
rostro. Tu mirada. Tu rostro a lo largo de los años. Algunos autores mencionan
los autorretratos de Egon Schiele y, sin embargo… Schjerfbeck es más. Otros
pronuncian el nombre de Rembrandt y comparan su introspección con la tuya. Así
es: en la sinceridad, en el lúcido asombro. En vuestros últimos
autorretratos, ambos nos mostráis el desmoronamiento. Tu rostro, Helena, se
deshace. No hay exhibicionismo alguno: no lo ha habido en tu vida ni lo hay en
el modo en que nos muestras tu rostro como diciendo “mirad, esto es lo que
hay”.
Autorretrato (1885)
Autorretrato sobre fondo negro (1915)
Autorretrato (1915)
Autorretrato (1939)
Autorretrato (1945)
“No podía soportar vivir en voz alta”, escribe Emily Dickinson sobre sí misma.