sábado, 25 de enero de 2020

László F. Földényi y los habitantes invisibles




Hace unos años soñamos ciudades y aún seguimos soñándolas. Bellas, sin duda, aunque en su perfección, perturbadoras. Ciudades extrañas en las que resulta inconcebible habitar.


 La città ideale, detalle, Galleria Nazionale delle Marche, Urbino

Recorremos una de esas ciudades con László F. Földényi. Nuestros pasos, sobre las páginas del libro, no hacen ruido alguno. Tampoco lo harían sobre el pavimento de ese espacio imposible, deshabitado. No hay nadie. Parece que nunca lo ha habido. 

Francesco di Giorgio Martini (atr.), Vista arquitectónica, Gemäldegalerie, Berlín


Aunque lo que vemos "remite a la mano de los hombres, a estos no se los ve por ninguna parte. Pero no como si no estuvieran presentes momentáneamente, sino como si directamente no existiesen. Como si se hubieran extinguido en este mundo -escribe Földényi-. La imagen retrata un estado posterior a la historia. Se balancea en el límite entre el tiempo y la intemporalidad; da a entender, por la ausencia de las personas, que en algún momento, en el pasado, existió el «tiempo», lo que queda demostrado por el hecho de que hubo hombres que proyectaban edificios, tallaban piedras, hacían argamasa; ahora, sin embargo, una vez que los seres humanos se extinguieron, el tiempo también se ha extinguido con ellos. A su vez, la intemporalidad –o, mejor dicho, la ausencia del tiempo– remite a aquel estado en que todavía no existía algo así como el tiempo”.


Francesco di Giorgio Martini (atr.), Vista arquitectónica, detalle





Hay una persiana abierta. Alguien la abrió. Podría ser, indica Földényi, "el indicio de un crimen".

Hubert Damisch también relacionó estas ciudades de las tablas de Berlín, Baltimore y Urbino con ese "teatro del crimen" del que hablaba Walter Benjamin en referencia a las fotografías de Eugène Atget. 

Un crimen "sin asesino y sin víctima", escribimos cuando visitamos las ciudades de Giorgio de Chirico.   
Steven Holl, Void Space/Hinged Space Housing, detalle de la ventana

"Si me quedo largo rato contemplando el cuadro y pensando a la vez en esa persiana semiabierta, el espacio empezará a poblarse al cabo de poco. De personas que, sin embargo, no están vivas. Y tampoco muertas", escribe Földényi. Y añade: "La ciudad de Di Giorgio Martini está habitada, de forma invisible, por ese tipo de seres. Uno de ellos abrió la persiana".

Me gustaría hablaros de esos invisibles y contaros más cosas de este libro de Földényi, pero debo terminar ya. Lo hago con los dos retratos realizados por Sandro Botticelli que, cuando László Földényi visitó el museo berlinés, flanqueaban la tabla atribuida a Francesco di Giorgio Martini: el retrato de Simonetta Vespucci y el de Giuliano di Medici.




¿Se miran? Sí, se miran. "Los ojos de los dos jóvenes se topan en el espacio urbano desierto e inmóvil de Francesco di Giorgio Martini -escribe Földényi-. Si quisieran, con sus miradas hasta podrían convertir en ruinas esa ciudad perfecta".