miércoles, 22 de octubre de 2014

En las nubes



El mes pasado vimos cómo las rocas que, en determinadas pinturas, parecían de cartón eran, en efecto, de cartón. Hablamos de la inspiración que hallaban los artistas en los objetos que se utilizaban en las fiestas y el teatro. Hoy, también tras los pasos de Pierre Francastel, veremos otro ejemplo de esta relación. Para eso, nos iremos a las nubes.

La nube o “nuvola” es un artilugio de origen medieval que consta de un marco con un eje principal del que parten ramificaciones que, al recubrirse con algodón, adoptan el aspecto de nubes. En esos brazos se colocan pequeñas figuras, por ejemplo de ángeles.

Masolino da Panicale, Asunción de la Virgen, Museo de Capodimonti, Nápoles, 1423-28]

La “nuvola” se empleaba, sobre todo, en procesiones religiosas. Vemos un ejemplo en la imagen de la Madonna Avvocata de Salerno, en cuyo armazón las flores sustituyen a las nubes algodonosas. 


La “nuvola” aparece en muchos cuadros. Puede disponerse alrededor de la figura de la Virgen, de Cristo o de un santo.

Pietro Lorenzetti, Crucifixión, San Francisco, Asís, c. 1320
Andrea Mantegna reproduce “nuvole” en varias de sus pinturas. Veamos dos de ellas:

Andrea Mantega, Adoración de los Magos, Uffizi, Florencia, 1460-64

Andrea Mantegna, Ascensión, Uffizi,  Florencia, 1460-64

La estructura de la “nuvola” se muestra a veces al descubierto, adoptando la forma de rayos luminosos:

Gregorio Fernández, Inmaculada Concepción, Concatedral de Santa María de La Redonda, Logroño, siglo XVII

Virgen de Guadalupe, México

No solo la imaginería religiosa y la pintura adoptan la “nuvola”: el artilugio, derivado de la liturgia festiva medieval, alcanza gran desarrollo en la tramoya teatral barroca.

Musée de l'Opéra, París

Musée de l'Opéra, París


7 comentarios:

  1. Había visto muchas veces imágenes así, pero no sabía que tenían su origen en las fiestas y el teatro. En los ejemplos que pones se ve muy claro lo del marco y los brazos donde se colocan las figuras que rodean a la figura central.

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    1. Sí, y la verdad es que aparecen en muchísimas pinturas, además de en esculturas.

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  2. Pues estas nuvole no me han quedado tan claras como las rocas. Aquellas eran parte del paisaje, aunque no viniese a cuento. Éstas, en cambio, son adornos, y los adornos siempre vienen a cuento, incluso cuando no lo parece.
    Me gustan menos que las rocas y nunca hubiese pensado que tenían un origen teatral; al ser tan utilizadas en el ámbito religioso, si hubiese tenido que pensar en ello, habría dicho que se colocaban como un símbolo celestial o algo así; algo más espiritual y menos terrenal.
    Aunque he de reconocer, que nunca me había percatado de ellas. Y que hasta hoy, no sabía lo que eran.

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    1. Las rocas son más bonitas, pero las "nuvole" también dan mucho juego...

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    2. Se me olvidaba: hablando de juegos, el viernes toca otro. Será muy facilito, lo adivinaréis nada más verlo.

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  3. Lo que más me gusta de esta entrada es que nos muestras cómo el teatro barroco adopta la "nuvola". Lo imagino fácilmente con las ilustraciones que has puesto.
    Por lo demás, me sorprende la humareda en la procesión de la Madonna, en Salerno. ¿Sabes a qué se debe? Es un humo muy blanco, casi algodonoso. Me llama la atención.
    Comentando la Adoración (de Mantegna), a mí me pondría muy nervioso tanto ser aleteante alrededor. Entiendo mucho más la imagen de la Virgen de Guadalupe.

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    1. ¿La humareda? ¿Pólvora? ¡Espero que no fuese un incendio!
      Sobre lo que dices de los angelotes, imagínate que además, en su origen, los brazos de la "nuvola" iban girando, de modo que eran verdaderamente aleteantes.

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