Hoy quiero llenar de animales esta entrada del blog.
En ¿Cuántas patas dices que tiene? vimos la dificultad de representar “de oídas” a animales
desconocidos para el artista. Comparto ahora con vosotros algunas imágenes de
animales que cautivan por su extrañeza, su atmósfera de silencio, su alma.
Algunas de estas criaturas pertenecen al mundo de la fábula, como los unicornios que aparecen en la serie de seis tapices flamencos conservada en el Museo Cluny de París. En 1841, Prosper Mérimée los encontró en el castillo de Boussac.
Sobre estos tapices escribieron
autores como George Sand, Rainer María Rilke, Tracy Chevalier y Sarah
Singleton. Si habéis visto las películas de Harry Potter, recordaréis que
adornan los muros de la sala común en Gryffindor.
Muy distinto del sonriente
unicornio reflejado en el espejo que le muestra la dama es el que pinta Arnold
Böcklin en 1885. El animal, con su pelaje revuelto y una expresión algo
desquiciada, acorde con el difícil carácter que le atribuye la leyenda, tiene
poco que ver con los elegantes unicornios blancos representados por otros
artistas.
Arnold Böcklin, El unicornio, Nationalmuseum, Posen, 1885 |
De Böcklin es también este pez que escucha, atentísimo, las
prédicas de San Antonio:
Arnold Böcklin, San Antonio predicando a los peces, Kunsthaus, Zürich, 1892 |
Una gran personalidad y elegancia muestra la
fascinante jirafa que nos ofrece Jacques-Laurent Agasse, un pintor suizo
establecido en Londres, autor de numerosos retratos de animales:
Jacques-Laurent Agasse, La jirafa nubia, Royal Collection of the United Kingdom, Londres, c.1827 |
No hagamos ruido ahora, porque
estos dos amigos, pintados por Franz Marc, descansan:
Franz Marc, Perro dormido, Städel Museum of Frankfurt, 1910-11 |
Franz Marc, Gato sobre una almohada amarilla, Stiftung Moritzburg Halle (Saale) |
Termino con una obra que
todos conocemos y admiramos. Fue pintada por Goya en una de las paredes de su
casa en Carabanchel, la Quinta
del Sordo.
“Es solo un perro”, dicen algunos.
¿Solo?
Francisco de Goya, El perro, Museo del Prado, Madrid, 1819-23 |
Nací en Cantabria, y además tuve la suerte de ver un día brumoso, hace ya mucho, el bisonte de Altamira. Pero es que de Asturias al Pais Vasco hay una extensión de animales rupestres: caballos, ciervos, osos. Es un animalario antiguo pero más real que el medieval y lleno de misterio y belleza.
ResponderEliminarLos animales, a los que pertenecemos los humanos, están en el arte, porque no puede ser de otro modo. Representan la fantasía, los miedos, el amor, repelús y la curiosidad por esos seres de cuatro, miles o sin patas, sin los que podemos vivir, aunque a alguno no le importaría.
GRACIAS Carmen. Para mi vergüenza no conocía al perro de Goya. Para mí, un gran descubrimiento
Por error he puesto que podemos vivir sin los animales. Lo que quería decir es justo lo contrario. Sin ellos no podemos vivir
EliminarLo que hace el cerebro, Harry: ya en tu primer mensaje, había leído "sin los que no podemos vivir".
EliminarAltamira... También tuve la dicha, que no olvido, de poder visitar la cueva. En otra ocasión visité Santimamiñe, en Vizcaya. Donde no he estado, y también enloquecería de placer, es en Lascaux (Francia).
Cuánto misterio y cuánta belleza, como dices, hay en los animales que nos ofrece la pintura rupestre.
Jejejeje. Bueno, como se lee a saltos, es fácil leer lo que debería poner.
ResponderEliminarTambién yo enloquecería en Lascaux y ya puestos en cualquier cueva. Me parece tan increíble como con cuatro materiales y con la luz de unas antorchas hacían esas maravillas, que por más que las vea representadas nunca dejan de asombrarme.
Sí, porque esas prodigiosas pinturas están hechas con tierras, carbones vegetales y otros productos diluidos en resinas de árboles, grasas animales, jugos vegetales o sangre. Fascina lo que pintaron, dónde lo pintaron y cómo lo pintaron.
EliminarDespués de ver los errores garrafales que he cometido en otros comentarios, me he prometido escribir con tranquilidad y revisar los textos. Eso se llama sentir vergüenza propia, que no torera. ¡Qué le voy a hacer! Haremos caso a Machado. Despacito...
ResponderEliminarEntre los animales, claro que el unicornio llama la atención, pero, entre las obras expuestas, sigo quedándome con la de Goya. Creo que es una de sus mejores pinturas y nos está informando sobre cómo va a evolucionar el arte. Es una obra excepcional y sugerente. Los calificativos pierden potencia. Es otro ejemplo del Goya que se adelanta, del Goya moderno, precontemporáneo. También lo encontramos en las pinturas negras. Pero, de todo eso, Carmen podrá hablar mucho más y mejor que yo.
Me gusta la entrada y sus animalejos. Hablar del perro, además, es oportuno... y actual.
No conocía la pintura de Marc y la encuentro muy interesante. Y la pintura sobre san Antonio tiene mucho encanto. ¡Vaya sermón le está metiendo! La cara del pececico es muy divertida. La que me está cayendo. Señor santo, señor santo: déjeme volver al agua, que me resfrío.
La dama y el unicornio es otra obra maestra. Algo narciso parece el animalejo.
Me gusta.
Daniel, no te preocupes si a veces se escapa alguna errata, porque todos sabemos lo que es el dedo que se desmadra y pulsa la tecla que no toca... ¡Vaya si lo sabemos! ;)
EliminarEl perro de Goya enamora. Se han hecho muchísimas interpretaciones sobre él, como sobre tantas otras pinturas de Goya. Con glosas o sin ellas, me quedo con el perro.
Me han gustado muchísimo todos los cuadros. Se nota que tú también amas a los animales, Carmen.
ResponderEliminarSí, Ana María, creo que se nota un poco ;)
EliminarMe ha gustado mucho ese "también".