El mes pasado vimos cómo las rocas que, en determinadas pinturas, parecían de cartón eran, en efecto, de cartón. Hablamos de la inspiración que hallaban los
artistas en los objetos que se utilizaban en las fiestas y el teatro. Hoy,
también tras los pasos de Pierre Francastel, veremos otro ejemplo de esta
relación. Para eso, nos iremos a las nubes.
La nube o “nuvola” es un
artilugio de origen medieval que consta de un marco con un eje principal del
que parten ramificaciones que, al recubrirse con algodón, adoptan el aspecto de
nubes. En esos brazos se colocan pequeñas figuras, por ejemplo de ángeles.
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Masolino da Panicale, Asunción de la Virgen, Museo de
Capodimonti, Nápoles, 1423-28] |
La “nuvola” se empleaba, sobre
todo, en procesiones religiosas. Vemos un ejemplo en la imagen de la Madonna Avvocata de Salerno, en cuyo armazón las flores
sustituyen a las nubes algodonosas.
La “nuvola” aparece en muchos
cuadros. Puede disponerse alrededor de la figura de la Virgen, de Cristo o de un
santo.
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Pietro Lorenzetti, Crucifixión, San Francisco,
Asís, c. 1320 |
Andrea Mantegna reproduce “nuvole” en varias de sus
pinturas. Veamos dos de ellas:
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Andrea Mantega, Adoración de los Magos, Uffizi,
Florencia, 1460-64 |
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Andrea Mantegna, Ascensión, Uffizi, Florencia, 1460-64 |
La estructura de la “nuvola” se
muestra a veces al descubierto, adoptando la forma de rayos luminosos:
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Gregorio Fernández, Inmaculada Concepción,
Concatedral de Santa María de La
Redonda, Logroño, siglo XVII |
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Virgen de Guadalupe, México |
No solo la imaginería religiosa y
la pintura adoptan la “nuvola”: el artilugio, derivado de la liturgia festiva
medieval, alcanza gran desarrollo en la tramoya teatral barroca.
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Musée de l'Opéra, París |
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Musée de l'Opéra, París |
Había visto muchas veces imágenes así, pero no sabía que tenían su origen en las fiestas y el teatro. En los ejemplos que pones se ve muy claro lo del marco y los brazos donde se colocan las figuras que rodean a la figura central.
ResponderEliminarSí, y la verdad es que aparecen en muchísimas pinturas, además de en esculturas.
EliminarPues estas nuvole no me han quedado tan claras como las rocas. Aquellas eran parte del paisaje, aunque no viniese a cuento. Éstas, en cambio, son adornos, y los adornos siempre vienen a cuento, incluso cuando no lo parece.
ResponderEliminarMe gustan menos que las rocas y nunca hubiese pensado que tenían un origen teatral; al ser tan utilizadas en el ámbito religioso, si hubiese tenido que pensar en ello, habría dicho que se colocaban como un símbolo celestial o algo así; algo más espiritual y menos terrenal.
Aunque he de reconocer, que nunca me había percatado de ellas. Y que hasta hoy, no sabía lo que eran.
Las rocas son más bonitas, pero las "nuvole" también dan mucho juego...
EliminarSe me olvidaba: hablando de juegos, el viernes toca otro. Será muy facilito, lo adivinaréis nada más verlo.
EliminarLo que más me gusta de esta entrada es que nos muestras cómo el teatro barroco adopta la "nuvola". Lo imagino fácilmente con las ilustraciones que has puesto.
ResponderEliminarPor lo demás, me sorprende la humareda en la procesión de la Madonna, en Salerno. ¿Sabes a qué se debe? Es un humo muy blanco, casi algodonoso. Me llama la atención.
Comentando la Adoración (de Mantegna), a mí me pondría muy nervioso tanto ser aleteante alrededor. Entiendo mucho más la imagen de la Virgen de Guadalupe.
¿La humareda? ¿Pólvora? ¡Espero que no fuese un incendio!
EliminarSobre lo que dices de los angelotes, imagínate que además, en su origen, los brazos de la "nuvola" iban girando, de modo que eran verdaderamente aleteantes.