martes, 3 de noviembre de 2015

Sicilia: la dimensión fantástica





No hay lugar donde haya pasado tanta hambre como en el estrecho de Mesina. Aún en Calabria, la madre de un amigo nos preparó una montaña de pizza. “¡Es demasiado! No podremos comerlo todo, nos sobrará”, le dijimos. “Tranquilos, no os sobrará”, nos respondió, con esa sonrisa de quien sabe lo que dice. Y lo sabía: no sobró ni una migaja. Apenas zarpó el trasbordador de Villa San Giovanni, nos acometió una voracidad tal que dejamos chiquitos a Escila y Caribdis, los dos monstruos mitológicos que engullían a los marinos en el estrecho. Acodada en la baranda, contemplé el perfil de Sicilia, conmovida, mientras engullía pizza, porque el hambre no está reñida con la emoción. 



Trinacria, fotografía de Gianluca Vitrano

Emoción, sí, porque Sicilia es Sicilia, la múltiple, la fantástica, la contradictoria, el lugar donde, como nos indica Jacques Le Goff, nació el Purgatorio con sus fuegos purificadores, proporcionados por el Etna, el Estrómboli, el Vulcano. Trinacria, como llamaron los griegos a esta isla triangular en la que, a lo largo de los siglos, se dieron cita sicanos, sículos, fenicios, griegos, cartagineses, romanos, vándalos, hérulos, ostrogodos, bizantinos, sarracenos, normandos, franceses y españoles. Ahí quedan las huellas de este festival constante de culturas y de sangres: también la derramada en sucesivos combates y conquistas. La árida Sicilia que en primavera viste su aspereza con un manto de flores silvestres de todos los colores.

Templo de Segesta, finales siglo V a.C.

Si digo Sicilia, ¿en qué pensáis? Imagino que en Garibaldi, en el desembarco de los aliados y en Il Gattopardo, la novela de Giuseppe Tomasi di Lampedusa llevada al cine en 1963 por Luchino Visconti.

Operación Husky. Soldados escoceses en Noto, 1943

Muchos pensaréis también en Luigi Pirandello: Pirinnellu, para los sicilianos. Andrea Camilleri nos cuenta cómo en la isla, cuando alguien alude a una situación intrincada o absurda, utiliza el dicho: sunnu cosi di Pirinnellu. Sin abandonar el terreno de la literatura, algunos habréis leído a autores sicilianos como Salvatore Quasimodo, Giovanni Verga, Vitaliano Brancati, Elio Vittorini, Gesualdo Bufalino, Leonardo Sciascia, Andrea Camilleri.


Ferdinando Scianna, Leonardo Sciascia en Racalmuto, 1964

Y pensaréis en los pupi, claro, esas marionetas que reviven las hazañas de los paladines de Carlomagno con sus lides, sus amores y sus muertes, en una traducción popularísima del Orlando furioso de Ludovico Ariosto. Esto me recuerda el consejo que un campesino le dio a Leonardo Sciascia: “Un libro está todo él en cómo acaba. El final debe ser espantoso. Y debe aparecer un rey”. Sciascia comenta que ese hombre estaba reinventando la tragedia, “la que sus semejantes de hace más de dos mil años pedían a Esquilo y a Sófocles, y escuchaban en los anfiteatros rodeados de olivos, frente al mar”. 



De acuerdo, lo sé: desde hace unos cuántos párrafos, pensáis en la mafia. Yo os invito a pensar en los valientes que le plantaron cara -Giovanni Falcone, Paolo Borsellino, Pippo Fava, Rocco Chinnici, Peppino Impastato...- y en tantos otros héroes a la fuerza, anónimos o conocidos, que siguen erguidos y firmes contra ella. Porque Sicilia no es la mafia: Sicilia es, entre muchas otras cosas, la lucha contra ella, a favor de la honradez, la democracia, la libertad, la justicia. Ojalá ese espíritu se hallase presente en todos los lugares donde opera el crimen organizado.

Pippo Fava

Antonino Leto, Playa con agaves, 1884

Sicilia es también, es sobre todo, el mar que la abraza y por el cual los sicilianos sienten honda pasión. Muchos de ellos, a lo largo de los siglos -pienso en aquellos que tuvieron que emigrar a tierras sin mar- podrían decir con Albert Camus: “Crecí en el mar y la pobreza me fue fastuosa; luego perdí el mar y entonces todos los lujos me parecieron grises, la miseria intolerable”.

Piero Guccione, Studio per l'autonomia, il muro de mare

Piero Guccione, El mar


Colin Campbell Cooper, Taormina, 1933 c.

No puedo explicar Sicilia: es excesiva. Imaginad, reunidos, templos, teatros y anfiteatros griegos y romanos, edificios medievales en los que lo bizantino, lo musulmán y lo normando se dan la mano, un barroco espléndido… Imaginadlo.

Caspar David Friedrich, Templo de Juno en Agrigento, Museum für Kunst und Kulturgeschichte, Dortmund, 1830
 
John Singer Sargent, Mosaico de la Capilla Palatina de Palermo, Metropolitan Museum of Art, Nueva York, 1897 c.

Rudolf Ritter von Alt, Monreale, Palermo, colección particular

¿Habéis conseguido imaginarlo? Perfecto: ya podéis vivir en Sicilia. “Toda Sicilia –nos advierte Leonardo Sciascia- es una dimensión fantástica. ¿Cómo se puede vivir en ella sin imaginación?”. 

John Singer Sargent, Boceto del mosaico de la Capilla Palatina,  National Gallery of South Africa, Cape Town, 1897 c.

Karoly Patko, Cefalù,  colección particular, 1930

Ferdinando Scianna, Jorge Luis Borges en Villa Palagonia (Villa de los Monstruos), Bagheria, 1984

Andrea Camilleri

Demos un paso más. Andrea Camilleri precisa: “Solo se puede ser siciliano con ironía”. Imaginación e ironía: exacto. Encontraréis ambas en los textos de muchos autores sicilianos, como, por ejemplo, los propios Sciascia y Camilleri, pero también en la mirada de muchos habitantes de la isla. A mí me da la impresión de que los sicilianos hablan poco y hay que leerles los ojos, más que los labios.

Ferdinando Scianna, Leonardo Sciascia en Racalmuto

Se mira mucho, en Sicilia. Nos miran, miramos. No paramos de mirar y de admirar. Se mira el mar, desde la tierra, o la tierra desde el mar.
 
Nikolai Aleksandrovich Yaroshenko, Palermo, Poltava Regional Art Museum, 1897

Max Slevogt, Navegando hacia el puerto de Siracusa

Piero Guccione, Agonía, 1980

Se mira desde terrazas y lugares elevados para ver el paisaje, los tejados de las casas, de nuevo el mar.
 
Francesco Lojacono, Palermo y el monte Pellegrino

John Singer Sargent, Vista de Sicilia, 1901 c.

Renato Guttuso, Tejados de Palermo

Anna Mary Richards Brewster, El Etna desde Taormina


¿Habéis visto? El Etna, a cuya boca de fuego, se cuenta –Holderlin, por ejemplo, nos lo cuenta- se arrojó Empédocles. En mi memoria queda, como junto al cráter, su sandalia.

Joseph Wright of Derby, Vista de Catania y el Etna, Tate Britain, Londres, 1775 c.

Otto Geleng, Taormina, 1872

William Logsdail, Taormina, 1900 c.

 
Francesco Baglieri, Sicilia

Sicilia es, para mí, como la vida. No un cuento de hadas -todo es perfecto, bonito, la gente se quiere y, al final, fueron felices y comieron perdices-. No, nada de eso. Y, sin embargo, ¡qué alegría! Sciascia, cuando recoge mundos de dureza, de miseria, de hipocresía, de violencia o de corrupción, no está lejos de lo que digo, porque, con toda su lucidez, con toda su carga crítica, está lleno de amor, y no de odio. Él habla de  “escribir cosas feroces sin ponerse la máscara de lo ferocidad”. Es lo que hizo. Por mi parte, no sueño con paisajes idílicos, ni con dulces casas de la pradera, con visillos de encaje en las ventanas, sino con la amarilla dureza del terrible verano en el interior de Sicilia. El amor que siento es un amor a pleno sol, con sudor y moscas; un amor de desiertos y de rocas, de horizontes pedregosos. Y el mar.
 
Francesco Trombadori, Paisaje de Sicilia



Me despido con una canción que seguro que conocéis: Vitti na crozza. Hay muchísimas versiones de esta canción: os dejo una versión escueta y otra, más extensa.  Esta es la letra de la versión más larga:


Hay un jardín en el medio del mar / todo entretejido con naranjos y flores, / todas las aves van allí a cantar, / incluso los peces hacen el amor. // Siente el trueno de Mongibello / que lanza fuego y llamas por todos lados; / Oh, bella madre, madre dolorida, salva mi vida y la de mi amada. // Vi un cráneo en la parte superior de una torre, / Tenía curiosidad y quise preguntar. / Me contestó con gran tristeza: / Morí sin el toque de las campanas. // Si no fuese, si no fuese por mis años, / si no estuviese llorando con gran dolor, / si todavía pudiera, más no querría, / no querría morir más que por amor.



Por si os habéis quedado con ganas de más música, también os dejo este vídeo de un festival celebrado hace dos años. Podéis imaginarme bailando la tarantella: manos en la cintura, mucha risa en la cara, pies que vuelan. Vamos, ¿qué hacéis sentados? ¡Bailemos! Siempre, a pesar de todo, bailemos.


 

36 comentarios:

  1. Muy interesante Carmen, no conocía estos detalles sicilianos que tan bien vas hilvanando. Gracias

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    1. Gracias, Joseme. Lo que no me ha cabido en la entrada son los granizados de café (pura delicia), la cocina siciliana y... ¡bueno, no me ha cabido nada! Sicilia o el exceso. Un abrazo.

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    2. Que más hace falta,que mas se necesita...haber visto,leído y escuchado esta bellísima crónica puedo mirar cualquier cielo e irme feliz....entera...nueva.gracias mil por tanto....con profundo amor y respeto.viccura

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    3. Nos vamos, ¡no nos vamos! Pero, como dices, enteros, nuevos... incluso felices, aunque parezca -aunque tal vez sea- insensato. Cualquier cielo es, creo, el mismo cielo. El de hoy, el de antes, el de siempre. Arropadas por él, nos damos este enorme abrazo, Vic.

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  2. hermosa conduccion por sicilia...gracias carmen

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    1. Gracias, Shom. Una conducción imaginaria por una Sicilia fantástica. Un abrazo.

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  3. Asignatura pendiente. No puede pasar mucho tiempo sin visitarla. Me lo pongo de deberes. Tu descripción me ha animado más si cabe. Gracias, Carmen por este magnífico post.

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    1. Te encantará, Eli. Ya verás cómo te conviertes en otra enamorada. Un abrazo.

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  4. A mí Sicilia siempre me recordará a mi padre, le encantaba y tenía mil anécdotas para contar y a mi madre le gusta también muchísimo. A mi hermana ni te digo, empezando por las catacumbas de Palermo y terminando por el Edna le gusta todo, templos, pueblos(Corleone...), playas, comida...
    Yo he estado en el estrecho de Mesina pero no en Sicilia, supongo que cualquier día de estos me tocará, quizás me invite Salvo Montalvano,jejejeje, nooo, se lo dejo a mi madre que es su serie preferida.
    Maravillosas descripciones, fotos, cuadros y todo, me ha encantado esta entrada, es preciosa.
    Besitos.

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    1. ¡Bien, una familia siciliana! Marigem, ¿no te entró un hambre atroz en el estrecho de Mesina? Si Montalbà os invita a tu madre y a ti, avísame, que me apunto como mascota.
      Un abrazo.

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  5. Conocí Sicilia hace poco más de un año. Recuerdo tantas cosas... El mar visto desde Taormina y la propia ciudad con su teatro romano; la maravilla de los mosaicos (los más bellos que he visto) en la ciudad romana de Casale; las ruinas griegas de Agrigento; Siracusa, Ragusa, Catania... pero sobre todo Palermo. Esa ciudad decadente, desconchada, sucia, pero de una belleza y una plenitud de vida que te encoge el alma, con sus mercados bulliciosos de vida animal, vegetal y humana.
    No, allí no hay verdes praderas, ni casitas color pastel, ni paisajes idílicos. Allí hay dureza, tierra roja, chumberas cenicientas, un sol agresivo, y obligada a repetirme, vida, mucha vida.
    Allí lo único dulce y almibarado son los cannoli, como los que tomaba Toni Soprano en la terraza del Bada Bing.
    ¡Ay! que me enrrollo con tantos recuerdos. Un post magnífico y unas pinturas preciosas, sobre todo las de Guccione, a quien no conocía, y los tejados de Palermo de Guttuso, me han encantado.
    Un abrazo.

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    1. ¡La tienes reciente! Fíjate, yo no pude llegar a Palermo, por falta de tiempo, así que, en realidad, tengo pendiente no solo un viaje, sino una buena estancia en Sicilia, lo más larga posible (por soñar, que no quede). La viste, la viviste y la amaste como yo, por las mismas razones, Rosa. Sicilia no es bonita: es desgarradoramente bella.
      T'abbrazzu forti.

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  6. Intuyo que Sicilia ocupa más de uno de esos bolsillos de cálido afecto que siempre van contigo. Hermoso homenaje a esta isla tan bonita y a sus moradores.

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    1. Intuyes bien, Carmela. La amo porque me duele, y eso ocupa varios bolsillos.
      Un abrazo.

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  7. No conozco Sicilia y sé que es una gran falta por mi parte no haber ido pero con tu post has hecho que viajase a sus tierras. Magnífico y detallista como siempre.

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    1. Te impondré un castigo terrible, por tu falta: visitar Sicilia cuanto antes. Creo que yo también me voy a portar mal, a ver si tengo la suerte de que me castiguen del mismo modo ;) Un abrazo, Francisca.

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  8. Me entusiasma viajar contigo, Carmen, transmites tanta pasión que es imposible no dejarse llevar. No conocía, Sicilia, y ha sido todo un descubrimiento y por cierto, el acompañamiento musical estupendo, pero, esas marionetas.. Mmm:)) Gracias.

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    1. Inma, pues como compañera de viaje soy insoportable, porque me paso el tiempo gritando entusiasmada, como una cría: "¡mira, mira!". Menos mal que a veces me pierdo y dejo respirar a los pobres sufridores que viajan conmigo ;)
      Los pupi, ¿verdad?
      Un abrazo. Apunta, conductora: nos vamos a Sicilia.

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  9. Maravillosa Sicilia!
    Aunque es la primera vez que comento, te sigo desde hace tiempo, gracias a nuestra amiga común Rosa Berros.
    Gracias por estas crónicas tan atractivas, que nos llenan de belleza, emoción y recuerdos entrañables.
    Un abrazo

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    1. ¡Gracias, Pilar! En este caso, y con Rosa por medio, sí que rige eso de "los amigos de mis amigos son mis amigos". Un fuerte abrazo.

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  10. Quiero verte, con las manos en la cintura, bailando una tarantela, en Sicilia. Pero ya. Y comer, en siciliano, con Camillé. Y ver la misma foto de Sciacia. La misma. Y tocar el mar. Así, que ya sabes: a bailar con la música del último vídeo.
    No hace falta decir que me ha encantado esta entrada.

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    1. Bueno, de momento la bailaré en España. ¿Quién se apunta?
      Tenemos que convencer a Inma para que nos lleve a Sicilia. Es que ella es la conductora del autocar, ¿sabes?
      Un abrazo, Daniel.

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  11. Para no poder explicar Sicilia lo haces de maravilla, con una poesía continua que ha conseguido que me entren ganas de visitarla. Una entrada deliciosa, por lo que cuentas, lo que muestras y las referencias a autores tan conocidos y queridos (me encanta Andrea Camilleri)- Un beso enorme

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    1. ¡Pero si me he quedado en la primera sílaba! Solo he dicho: "Si", me falta "cilia". Ah, otra forofa de Camilleri. Es genial: no solo en la serie de Montalbano, que es buenísima, sino en sus otras novelas y ensayos. Un abrazote, Chari.

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  12. El año pasado visité Italia por primera vez, pero no estuve en Sicilia. Leyéndote estoy convencida de que debo volver y no dejar de disfrutar de tantas y tantas cosas deliciosas e interesantes como nos cuentas de este lugar y sus hijos.

    Una entrade de lujo, Carmen. Muchas gracias!!

    Un abrazo.

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    1. Apunta, Julia: para la próxima primavera, tienes una cita en Sicilia. Digo primavera porque, en esos momentos, la isla está preciosa. Anula todos tus compromisos... ¡y a Sicilia! Muchísimas gracias por compartir esta pequeña excursión virtual. Un abrazo.

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  13. ¡Ay! no conozco Sicilia, pero, ¡por favor! no me castigues. La falta de tiempo y la economía ajustada no me lo han permitido hasta ahora y, por el momento, hasta después. Apuntar apunto, pero no prometo nada, pues ¡me queda tanto por visitar!
    He de decir, que cuando preguntaste por Sicilia, sólo pensé en la Mafia. Lo sé, me dejo llevar por las noticias, pero desconocía el resto y te agradezco esta nueva visión de una región fascinante.
    Los cuadros... me han gustado todos, al igual que las fotos pero, como todo en la vida, da una visión de otra persona, por muy real que sea. Está claro que me gustaría compararla con la mía propia, ejejeje. De momento, lo tengo complicado, pero al menos sé, que cuando vaya (como bien dices soñar es gratis) ya sé que buscar y, además, que cosas nuevas descubrir.
    GRACIAS Carmen, como siempre da gusto pasar por aquí.

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    1. Te castigo, claro que te castigo, como a Francisca. Mira, ponte de acuerdo con Julia, a quien acabo de decir que la próxima primavera visite Sicilia, y vais juntas. ¡Lo que vais a disfrutar! Luego, a la vuelta, nos contáis vuestras visiones de Sicilia.
      Gracias, Harry, y un abrazo.

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  14. Hola Carmen, como la mayoría de las islas, Sicilia tiene mucho de micromundo, no me extraña que sea excesiva y contradictoria. Magnífica la imagen de ella que has transmitido.
    A mi me ha recordado mucho a mi adolescencia, en el instituto hacíamos fichas de personajes importantes en la historia de la humanidad y siempre recordaré aquella que decía:

    Arquímedes nació en Siracusa, Sicilia, en el año 287 a.C....

    Soy friki, lo se :-)

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    1. ¡Arquímedes! ¡Siracusa! Seré (soy) friki también, pero siento una debilidad especial por Siracusa y todo lo que tenga que ver con ella: por ejemplo, Arquímedes. Eso sí: no recuerdo absolutamente nada de lo que estudié en la adolescencia. ¡No como tú!
      Gracias y un abrazo, Juanan.

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  15. Estuve en Palermo hace unos años. Cómo disfruté.
    Ahora al leer tu blog y recordar los escritos de los escritores que citas, Unido al disfrute de los cuadros y las canciones que incluyes en la entrada me quedo estupefacto ante tu escrito. Qué bien lo haces, amiga. Cada día disfruto más con tu blog.
    Un beso

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    1. ¡Palermo! Aún no he estado en Palermo y sueño la ciudad, sueño todas las ciudades y pueblos de Sicilia, todos sus paisajes. Bueno, creo que se nota que estoy enamorada de Sicilia.
      No podía contestarte porque estaba bailando, Juan Carlos. Esa es otra: soy incapaz de quedarme quieta cuando escucho ese tipo de música. Allá donde esté, salto a bailar.
      Paro en uno de mis brincos y giros para darte un abrazo, Juan Carlos.

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  16. Siracusa, la ciudad de Arquímedes, el Etna, herrería de armas míticas y cuna de Dionisos, sabios, literatos y dioses encadenados en los cabellos de la Trinacria, un lugar con tantas, tantas referencias que la cabeza trema, como la tierra. Maravilloso recorrido.

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    1. ¡Exacto: la cabeza trema! Crecen volcanes en ella, entran en erupción... Tantas ideas, tantas imágenes, tantas sensaciones, tantas emociones, ¡tantas preguntas! Y estos límites... Por eso te decía, en otro sitio, que Sicilia es Sicilia y mucho más que Sicilia, en su desbordamiento.

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  17. Uno de mis pendientes. Me llama como las sirenas a los marineros, con voz armoniosa y constante, insistente. Ya me he hecho mayor y ahora toca Europa, así que, seguro que en casi un suspiro, iré, veré, oleré y sentiré Sicilia en todo su esplendor. Gracias, Carmen por la magnífica entrada que me ha situado mi deseo en un estadio superior. Un beso.

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    1. Te llama, te espera. Eres para ella, Eli, para que se te meta dentro y no haya forma de dejarla. Un beso con abrazo (o abrazo con beso).

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