martes, 24 de noviembre de 2015

Volver a casa





“El drama contemporáneo yo lo resumiría así. No podemos volver a casa”, afirma Nicholas Ray en una conversación con Wim Wenders. We can't go home again es, precisamente, el título de la película experimental que Ray rodó, a mediados de los setenta, con sus alumnos del Harpur College de Binghampton.

Monica Dixon,  Paisaje

Todos recordamos películas de Ray como Johnny Guitar, con su inolvidable “miénteme”, o Rebelde sin causa. En la Autobiografía de Nicholas Ray, escrita por su última esposa, Susan, se incluye un diálogo en el que se plantea cómo muchos de los personajes de este cineasta son vencidos, ya sea por circunstancias externas o por ellos mismos, porque, de un modo u otro, siempre se colocan en situaciones imposibles, en las que la derrota es la única salida. ¿Por qué?, se le pregunta a Ray. “Así es nuestra sociedad”, responde, lacónico. Y así son sus personajes, añado.

Andrew Wyeth, Manta militar, 1957

¿Tiene razón Nicholas Ray? ¿Es este el drama contemporáneo, que ya no podemos volver a casa? Tal vez fue destruida o tal vez nunca existió y el único lugar al que nos es dado regresar es a un reflejo.

Andrew Wyeth, Brown Swiss, colección particular, 1957


Ralston Crawford, Marina en Sanford

Charles Sheeler, Catástrofe. Wichita Museum of Art

No hace falta ningún desastre como el del cuadro de Sheeler que acabamos de ver: el tiempo y el abandono, sobre todo el abandono, tienen fuerza suficiente para arruinarlo todo. ¿No os habéis encontrado a menudo, durante vuestros paseos por el campo, con alguno de estos tristísimos edificios semiderruidos? Es inevitable pensar en las vidas que transcurrieron entre sus muros, en las personas que se reunieron en torno a la mesa, en sus conversaciones, en todas las ilusiones y los desencantos que albergó la vivienda.

Casa abandonada, fotografía de Daniel Ferrando Colom

No cabe duda. Ésta es mi casa
aquí sucedo, aquí
me engaño inmensamente.
Ésta es mi casa detenida en el tiempo.
...

Pero a mi casa la azotan los rayos
y un día se va a partir en dos.
Y yo no sabré dónde guarecerme
porque todas las puertas dan afuera del mundo.


(Mario Benedetti)


Casa abandonada, fotografía de Daniel Ferrando Colom

No es mi intención ponerme elegíaca, sino ver unos cuantos ejemplos de la importante presencia de las casas en la pintura contemporánea. Este motivo no se halla presente tan solo en ella, por supuesto. Podemos ver numerosas muestras a lo largo de los siglos. Por cierto, observad el aire de familia entre estas imágenes:

Fresco de Villa Fannius Synistor, Boscoreale, Metropolitan Museum of Art, Nueva York, siglo I d.C.  

Fresco de Villa Fannius Synistor, Boscoreale, Metropolitan Museum of Art, Nueva York, siglo I d.C.

Giotto, Expulsión de los demonios de Arezzo, detalle, Asís, 1297-99

Piero della Francesca, Reconocimiento de la verdadera cruz y regreso a Jerusalén, detalle, basílica de San Francisco, Arezzo, 1452-1466


Ron Lawson, Haunn, Eriskay III

No faltan ciudades ni casas, por lo tanto, pero lo que diferencia estas representaciones de las que hoy vemos aquí es el protagonismo que asume la casa en la pintura contemporánea. Ya no se configura como fondo escenográfico, sino como un personaje que goza de personalidad propia y de una expresividad que nada tiene que envidiar a la de los actores de carne y hueso.  

Ralston Crawford, Orange no. 2, 1936-39 c.

George Ault, January Full Moon, 1941

En algunos casos, las construcciones se alzan, solitarias, en parajes desiertos. Casa, horizonte, vacío. El edificio podría ser un grito que nadie escuchará en ese lugar deshabitado.

Monica Dixon, Paisaje

Monica Dixon, Paisaje

Ron Lawson, Cottage

Los árboles atenúan la soledad de la vivienda, la arropan: de algún modo, ayudan a que se enraíce en el suelo.

George Ault, Casa vieja, luna nueva, Smithsonian American Art Museum, Washington D. C., 1943

John Aldridge, Greyfriars, Dunwich, 1946

Ron Lawson, Invierno en las Hébridas, II


La presencia de animales o de ropa tendida son, también, señales de vida. Incluso la insólita presencia de una cabina telefónica permite albergar la esperanza de una comunicación posible, aunque… ¿funcionará el teléfono? Y, si funciona, ¿no habrá al otro lado de la línea tan solo un contestador automático que repita, incesante, su cantinela? 


Charles Sheeler,  Bucks County Barn, 1932
 
Ron Lawson, Paisaje

Ron Lawson, Paisaje

Ron Lawson, La vieja cabina

¿Están menos solas las casas cuando se ven otras en la distancia, o cada una de ellas se encierra en su propio mutismo?

Edward Hopper, Cobb’Barn y casas distantes, 1931

Ron Lawson, Casas


Concebimos la casa como hogar, como refugio. Sin embargo, no conviene confiarse demasiado, como nos recuerda Roland Topor en El quimérico inquilino, la novela llevada al cine por Roman Polanski en 1976: “La casa era una trampa, y la trampa funcionaba”.

Andrew Wyeth, El mundo de Cristina, Museum of Modern Art, Nueva York, 1947

Monica Dixon, Springville, Visible silencio, nº2


La casa tiene un rostro, un cuerpo: el tuyo, el mío, el de cada uno de nosotros. Los niños lo saben cuando dibujan casas como personas: lo que son. ¿Cuál de todas las casas que vemos sois vosotros?

Charles Sheeler, Conference Nº 1, Kemper Museum of Contemporary Art, 1954

Ralston Crawford, Granja Blanca, Albright-Knox Art Gallery, Buffalo, 1936

Edward Hopper, Árbol seco y vista lateral de la casa Lombard, Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid, 1931

Ron Lawson, Casa

Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
(Federico García Lorca)

Ron Lawson, Traigh Mhor Cottage

54 comentarios:

  1. Muy interesante, Carmen.
    Creo que sería la primera casa, o la casa primera de Monica Dixon... ¡Buenas noches!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿La casa roja con tejado oscuro y ventanas blancas? Buena elección, Esther. Un abrazo.

      Eliminar
  2. Que gran descubrimiento, Lawson y Dixon. Yo sin dudarlo sería la casa Lombard de Hopper, solitaria pero no sola, con un gran árbol que, como bien dices, me arrope.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Son dos artistas actuales muy interesantes. Dixon es norteamericana, pero vive en España. Me gusta mucho cómo tratan ambos pintores la luz y los espacios.
      La casa Lombard no está nada mal, amigo. Solitaria pero no sola y con un gran árbol que te arrope. Sea.
      Un abrazo, Josevi.

      Eliminar
    2. No había leído tu comentario cuando escribí el mío, Josevi. Mi favorito también y me acompaña desde hace cerca de veinte años. Un equilibrio genial entre árbol y casa y con unos colores luminosos en los que destaca el rojo del tejado (porque el tejado es rojo)... Una preciosidad.

      Eliminar
  3. Haciendo casas,dibujando casas.....solo pude concebir la mía como un collage de simplicidades que no resultaron nada simples de construir....y me vuelvo vieja y ella no se detiene,me acompaña recordando.e que necesita un urólogo,que animales nocturnos apestan el jardín,que la nueva casa de los vecinos del fondo....tal alta....le impide gozar ma visita de los colibríes para lo cual me obligó a plantar una de sus especies preferidas....y esta enojada.....nació tan pura....como una casa japonesa y se esta llenando de objetos y visitantes inesperados y a veces invasores de su privacidad.....quiere una mudanza interna para apartar de su vista los objetos que ocultan su pureza....y estamos en un dialogo complejo....porque es rebelde y no soporta el ruido del verano......su Generalife se abandona al tiempo y susurra que tomemos desiciones urgentes....sino amenaza con irse......

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La casa viva que se hace, se deshace para rehacerse, crece y decrece, se atesta y se vacía. Así es la casa, así somos. No se irá, no puede irse: solo seguir cambiando, día a día. Un abrazo, Vic.

      Eliminar
    2. hacemos nuestra casa a imagen y semejanza de nuestra mente, y de nuestra alma, como la babosa va contruyendo el caracol con la propia esencia de su cuerpo.

      Eliminar
    3. Exacto, Alma. Lo que comentas nos lleva a un libro en el que vale la pena habitar, como si fuese una casa (en realidad, los buenos libros son casas, son hogares): La poética del espacio, de Gaston Bachelard.
      Gracias.

      Eliminar
  4. Decisiones.....se mueve la casa....no le gusta que cuente intimidades.....una zancada c......o........sme recuerda que no recuerdo.....no se alegra.....

    ResponderEliminar
  5. Carmen; como siempre, Excelente! Yo que vivo en un Pueblo, en la provincia, como dicen por aca, conozco ese Sentimiento por las Casas Viejas. Me gusto Mucho el cuadrito de Andrew Wyeth, 'El Mundo de Cristina'; tiene un Hermoso Aire Bucolico. Felicitaciones!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Las casas viejas tienen problemas, cuesta mucho esfuerzo mantenerlas vivas, pero, al mismo tiempo, ofrecen algo que para mí, que desde hace cinco años vivo en una de ellas, es muy importante: la compañía de todos aquellos que habitaron antes la casa. Te sitúa en el tiempo: comprendes que eres un eslabón más entre los que vivieron aquí y los que -ojalá sea así- vivirán después. Comprendes que eso no se refiere solo a la casa, sino al mundo entero. Que no posees, que todo aquello de lo que gozas es solo un préstamo, un regalo que después llegará a otros, y, sabes, sientes una gran proximidad no solo con los que son, sino con los que fueron y los que serán. Como si fueses contemporáneo de todos ellos, más allá de los siglos. Un abrazo, Julián.

      Eliminar
  6. Hola Carmen, siempre me he metido en casas viejas, abandonadas, porque de alguna forma, siempre queda una señal de la gente que vivió en ella.Como tú bien dices. Quedan marcas de manos y pies invisibles por el polvo, el aliento está en sus paredes, se oye el sonido hueco de la chimenea aún negra por el hollín,. Hogares que una vez albergaron la vida y la muerte. Son entrañables. Gracias por tu inspiración, he disfrutado mucho con ella. Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A veces, incluso encuentras una anotación casi desdibujada, en un papel, o una carta, y te preguntas si tienes derecho a leerla. Reconozco que, en esos casos, me vence la curiosidad. En esas casas abandonadas se siente lo fuerte que puede ser la presencia de los ausentes. Gracias, Joseme. Un abrazo.

      Eliminar
  7. "Pero a mi casa la azotan los rayos
    y un día se va a partir en dos.
    Y yo no sabré dónde guarecerme
    porque todas las puertas dan afuera del mundo".

    Carmen, me encanta este trocito de Benedetti.
    Aunque no tenga que ver con el significado de casa que encierra tu post, lo primero que me ha venido a la mente en un día como hoy es que hay mujeres que no pueden decir eso de "volver a casa".
    Volviendo a tu post, me ha inspirado que la casa lo es todo, y que si cada persona es un mundo,cada casa es un universo.
    Sabe de primera mano todo lo que nos sucede. La adecentamos a diario (y de vez en cuando hasta le damos una capita de pintura para que luzca mejor) porque es la espectadora de lujo de la película de nuestras vidas.

    ¡Gracias por acogernos tan bien en este agradable 'hogar' tuyo!

    Un abrazo muy fuerte

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, he pensado también en esas mujeres que no pueden volver a casa, porque es un infierno, y en todas las personas -niños, mujeres, hombres-, que tampoco pueden volver a casa porque su ciudad, su pueblo, el país entero, se ha convertido en un infierno. Es estremecedor.

      Este es el poema completo de Benedetti:

      No cabe duda. Ésta es mi casa
      aquí sucedo, aquí
      me engaño inmensamente.
      Ésta es mi casa detenida en el tiempo.

      Llega el otoño y me defiende,
      la primavera y me condena.
      Tengo millones de huéspedes
      que ríen y comen,
      copulan y duermen,
      juegan y piensan,
      millones de huéspedes que se aburren
      y tienen pesadillas y ataques de nervios.

      No cabe duda. Ésta es mi casa.
      Todos los perros y campanarios
      pasan frente a ella.
      Pero a mi casa la azotan los rayos
      y un día se va a partir en dos.

      Y yo no sabré dónde guarecerme
      porque todas las puertas dan afuera del mundo.

      Un fuerte abrazo, Chelo.

      Eliminar
  8. Se me había pasado, Carmen, esta entrada tan maravillosa, con tantas casas preciosas y la sorpresa que me he llevado al ver ese insuperable "Árbol seco y costado de la casa Lombard", de mi Hooper querido. Una lámina de ese cuadro, comprada en un museo, estuvo en mi salón sobre la chimenea durante un montón de años. Ahora está sobre mi cama de mi casa de León.
    Horrible tiene que ser no tener una casa a la que volver (que no tiene por que ser una casa material, puede ser una familia, o cualquiera que te quiere).
    Muy emocionante y bello.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cuando vayas a tu casa de León y veas que no está esa lámina, recuerda que te la he quitado yo para ponerla aquí ;)
      Tiene que ser horrible, como dices, no poder volver, no tener una Ítaca a la que regresar o, por lo menos, a la que sabes que algún día podrás regresar. Una Ítaca física o hecha de afectos, como señalas.
      Gracias, Rosa. Un abrazo.

      Eliminar
  9. Si que debe de ser horrible no tener una casa a la que volver. Yo ahora, en mi minúsculo apartamento, me siento muy a gusto, pero también tenía una casa, una casa grande en las afueras, donde pasé mi infancia. Tuvimos que venderla hace ya unos años, y no puedo pasar cerca de ella porque me duele, me duele el corazón ver cómo la han dejado los nuevos propietarios, que no la cuidan como nosotros. Es triste ver casas abandonadas, a mi me pone melancólica, y también me suscita un montón de preguntas. Alguna vez me he colado en alguna, sobre todo de niña, pues siempre han llamado mi atención. Si tuviera que elegir una de todas las que nos ofreces sería la de
    John Aldridge, Greyfriars, Dunwich. Me gusta porque, como tú dices, se ve arropada por los árboles. Si tienes árboles cerca nunca hay sensación de soledad, es curioso.
    Me encanta esta entrada, Carmen, Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los árboles acompañan muchísimo. A mí siempre me han arropado y hablado en esos momentos tristones que todos tenemos a veces.
      Seguro que aún sueñas con tu casa de la infancia (aparte de otros sueños, y no digo nada ;) ).
      Un abrazo, Chari.

      Eliminar
  10. Todo ejercicio de sinceridad, requiere cierto acto de valentía..porque es complicado reconocerse uno mismo. Yo creo, que no sólo somos nuestros actos, estos a veces, no son más que el resultado de las circunstancias que en un momento determinado estamos viviendo, nuestro estado de ánimo, el entorno, todo puede influir en ello, porque somos seres humanos y somos vulnerables.Qué complejo, verdad?.
    Pienso que por encima de todo, somos lo que sentimos, lo que pensamos, somos nuestras emociones, eso que nos hace especiales y únicos.
    Francamente, no me veo identificada en ninguna de estas casas, pero si que hay algo de ellas en mi, sino ahora, en algún momento de mi vida..
    Te puedo decir, que en todo caso, puedo ver reflejado mi estado de ánimo actual, la segunda casa de Dixon, paisaje; casa pequeña, lejana, pero que a pesar de todo, a pesar de este complicado aprendizaje que es la vida, sigue estando en pie.
    Muchas gracias, Carmen.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Vulnerables y cambiantes, como las propias casas. Ay, Inma, te digo que también soy ahora un casa pequeñita, remota, perdida en un espacio deshabitado y clamando por un árbol, ¡un árbol! Dices: "a pesar de todo, a pesar de este complicado aprendizaje que es la vida, sigue estando en pie". Así es. Mira, vamos a abrazarnos como dos casas chiquititas o como dos árboles, ¿quieres?

      Eliminar
    2. Por supuesto que sí.Un abrazo, enorme, Carmen.

      Eliminar
  11. Me quedo con tu elección como fondo de tu blog: Piero della Francesca. Existen tantas casas como personas y mundos privados. Me gustan apiñadas, juntas, superpuestas. Una piña. Aunque a veces añoro tener una casa perdida en el último rincón del mundo para escucharme por dentro, sin testigos y saber que sigo viva.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Piero: mi pasión.
      Carmela, cómo te entiendo. Por una parte, la gente, las personas a las que quieres, una piña. Por otra, esa necesidad de soledad para escucharte y saberte viva. Eres las dos casas. No me equivoco, ¿verdad?
      Un abrazo.

      Eliminar
    2. Para lo bueno y para lo malo, así soy. No sé si esta dualidad tendrá también algo que ver con ser géminis.

      Eliminar
    3. ¿De qué día? Yo del 9 de junio.

      Eliminar
  12. La casa de uno se encuentra donde su corazón.
    Pero es cierto que necesitamos referencias de nuestro origen, donde dimos nuestros primeros pasos y aprendimos a ver el mundo desde una ventana.
    Me gustan las casas luminosas y llenas de vida, no las tristes y solitarias que aparecen en los cuadros, con su presencia icónica de monolito sedente.
    Naturalmente si hablamos de casas de campo elijo las rodeadas de árboles y plantas que la acompañen.y con alguna otra al lado que es símbolo de vecindad, si hablamos de casas de ciudad, una buena terraza o balcón se hacen imprescindibles para llenarlos de plantas, casas sin muchos pisos por encima y yo en el último como atalaya que domino el incierto horizonte.
    Si he de elegir entre las que nos presentas me decanto por "Las casas distantes" de Hopper donde se puede intuir también la presencia de algún animal de compañía.
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Otro que tal, Francisco: como Carmela, como yo, imagino que como todos. Dentro (la vivienda) y fuera (la naturaleza o la terraza llena de plantas). Tu intimidad (la propia casa, es decir, tú; si se trata de un edificio, el ático) y la compañía de otras personas (la presencia de otras casas, pero también la compañía de árboles, plantas, animales).
      "La casa de uno se encuentra donde su corazón", escribes. ¡Cuánta verdad hay en eso! Hablas también de la memoria. Imagino que es por eso por lo que siguen dentro de nosotros todas las casas, habitásemos en ellas o no, donde en algún momento fuimos felices o desdichados. Fíjate, nos crecen ciudades dentro.
      Un fuerte abrazo.

      Eliminar
  13. ¡Ainsss! me gustan todas, pero me quedo con las de Lawson. Soy de planta baja, con ventanas medianas y tejado a dos aguas. Eso sí, la rodearía de árboles, de hoja perenne y le añadiría un porche.
    Las casas nos son tan queridas, porque salvo algunas personas que tienen otros intereses, las llenamos, las pintamos y remozamos (dependiendo de la economía, claro), tal como nos gusta que estén. Son una parte de nosotros, nuestro refugio cuando hace frío y cuando hace calor. Donde guardamos nuestros tesoros, donde podemos ser como somos, sintiéndonos protegidos.

    Me encantan las casas en la pintura, y en el cine, en la fotografía, en todo. Me hacen sentir bien.
    GRACIAS Carmen, por darme a conocer a unos cuantos pintores que desconocía, para no variar. ¡ummm!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me gusta, Harry. Coges las casas de Lawson y empiezas a hacer obras (el porche: imprescindible, estamos de acuerdo) y, lo mejor, a plantar árboles. Las casas son parte de nosotros, nosotros somos parte de las casas. Porque yo creo que no nos olvidan, como nosotros no las olvidamos a ellas. Este verano, nos vemos en un porche y tomamos limonada helada o té helado, como toman a menudo en muchas novelas norteamericanas: porque para eso sirve un porche, claro. Un fuerte abrazo.

      Eliminar
    2. Y no te olvides del balancín. Mi tía tenía uno, aunque sin porche, pero estaba rodeado de plantas. Que buenos recuerdos tengo de ese adelante, hacia atrás, en muchas tardes soleadas.

      Eliminar
    3. De acuerdo, balancín. Y yo me pido una mecedora para sentarme en ella con un Winchester.

      Eliminar
  14. Hablando de casas yo siempre he sentido que "mi casa es mi castillo", el lugar donde debo y quiero sentirme segura, donde puedo elegir a quién veo y quién queda fuera de mi mundo, donde hago lo que me place porque sus muros son mi garantía de privacidad. Pero no me gusta sentirme sola, por eso mi casa sería la de Edward Hopper. Tengo la sensación de que en cualquier momento alguien se acercará a ella montando en bicicleta y silbando alegremente...

    Una entrada interesantísima, Carmen. Siempre nos haces pensar en cosas que no nos habíamos planteado antes :)

    Un fuerte abrazo!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Julia, me has dado la idea de mi casa ideal. Algo así como un zigurat circular: la base, muy amplia, está dedicada a la sociabilidad. En ella acogemos a quienes nos visitan, cocinamos y comemos juntos, hay una biblioteca abierta a todos, una sala para jugar, disfrazarnos, bailar, habitaciones para quienes quieran quedarse a dormir e incluso un espacio donde poder jugar a hacer teatro y ver películas. ¡Y una mesa de ping-pong, claro! La planta superior, rodeada por la gran terraza circular que sirve de cubierta a la inferior, es donde hacemos vida privada, y aún hay una planta superior más reducida, que es donde nos refugiamos cuando queremos estar completamente solos. ¿Te gusta la idea?
      Un abrazo, Julia.

      Eliminar
    2. Ya lo creo que me gusta la idea, me parece perfecta!! Si en otra vida soy millonaria me la construiré :))

      Besos y feliz finde, Carmen!!

      Eliminar
  15. De todo este maravilloso post (¡cuánto aprendo contigo, Carmen!) hay dos cosas que me han llamado la atención porque en mí despiertan los mismos sentimientos.
    La primera es la tristeza que siento cuando veo una casa abandonada, normalmente en zonas rurales, porque pienso que ahí alguien fue feliz y/o triste, se refugió del frío y/o del calor y cuando ya nadie habita ese lugar la casa se presenta abandonada con todo el significado de la palabra; después de haber dado cobijo y ser el escenario de la vida de alguien la dejan sola frente a su propia demolición.
    Por otra parte el ver ropa tendida en una casa, ya sea en un balcón, o en el jardín, da esa sensación de vida que comentas. Una sensación de acogida. Por eso las construcciones de viviendas nuevas donde o no hay tendederos o están ocultos en la parte interior, me resultan tan fríos e inhóspitos.
    ¡Cuánto simbolismo hay en la imagen de una casa!
    Gracias, Carmen, por esta ilustrativa entrada. Me ha encantado y a partir de hoy creo que soy fan de Monica Dixon (esas casas en medio de la nada y con esos colores me han impactado)
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Te imaginas lo maravilloso que sería que la gente rehabilitase esas casas y las habitase, en lugar de abandonarlas? Porque, además, suelen ser casas preciosas.
      Monica Dixon ha sido todo un descubrimiento, también para mí. Conocía a Ron Lawson, que también me gusta mucho, pero encontrarla a ella ha sido una alegría. Mirad, os dejo el enlace a su web, para que veais más obras: http://www.monicadixongallery.com/
      Un fuerte abrazo, Kirke.

      Eliminar
    2. Me gusta más Ron Lawson. Mónica Dixon me resulta un poco fría. No es que no me guste, pero Lawson es más cálido. he entrado en la página de Dixon que pones y sus interiores son impresionantes. Es hiperrealismo. Bueno si me dices que son fotos, me lo creo. Me quedo con la duda realmente.
      Por cierto, Carmen, cuando vaya a León el viernes, quiero mi Hooper encima de mi cama. A Hooper ni me lo toques.
      Besitos a las dos.

      Eliminar
    3. Lo siento, Rosa, pero ya no tengo "tu Hopper". Se lo ha llevado Josevi, alegando que Hopper es suyo. Y ya sabes cómo es él, con todo ese asunto de la novela negra, así que no me atrevo ni a chistarle. Ya os arreglaréis entre vosotros ;)

      Eliminar
  16. Hola!!!! Nosotros somos muy aficionados a las casas abandonadas, tyengo bastantes fotos y a veces nos metemos en ellas.
    Me ha encantado la entrada, me gusta el poema de Benedetti, los cuadros, la mención a la peli de Polansky que me encanta, como siempre un post buenísimo y completo. Un besito y muy feliz finde.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tal como somos, cualquier día nos encontramos todos en una casa abandonada, haciendo fotos y curioseando por todas partes... Qué inquietante la película, ¿verdad? Y la novela de Topor.
      Un abrazo de feliz fin de semana, Marigem.

      Eliminar
  17. Gracias, Carmen, por traernos estos cuadros. Y más todavía, por tus comentarios, que ayudan a ver, a pensar.Verdaderamente, el día que Rosa me dio la dirección de tu blog me hizo un gran favor.
    Un cordial saludo
    Juan Manuel Freire

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nos hizo un gran favor, Juan Manuel, porque a mí me encanta lo que nos cuentas en tu blog, Nuevos escenarios. Y eso que aún no he podido ahondar en las entradas más antiguas: es algo que tengo en la lista de pendientes-urgentes. Así que: Rosa, muchísimas gracias. Y gracias a ti, Juan Manuel. Un abrazo.

      Eliminar
    2. Me alegro de haberos puesto en contacto.
      Un beso a los dos.

      Eliminar
  18. La imagen inquietante de la casa vacía y solitaria se agranda con la casa deshabitada. La fotografía de lo que parece ser una masía deshabitada me ha recordado mi infancia, cuando visitaba a una familiar que vivía en una que, hace muchos años, anda abandonada. Magnífica selección como siempre que nos hace volver a pensar en nosostros mismos y sacar de nuestro interior relatos, hace tiempo leídos, como los de Cortázar. Enhorabuena como siempre Carmen.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué tristeza la de las casas abandonadas, Francisca. Su desmoronamiento físico arrastra consigo los recuerdos, las vidas de quienes en distintas generaciones las habitaron.
      Gracias, Francisca. Un abrazo muy fuerte.

      Eliminar
  19. Mira cómo está mi casa, desarmada.
    Hoja por hoja mi casa, de pies a cabeza.
    Y mi huerto, forado permanente
    Y mis libros cómo mi huerto,
    Hojeado hasta el deshilache
    Sin dar con la palabra. (Stella Díaz Varín)
    Fantástica entrada, en algún momento me ha llevado a recordar el poema de Stella "La palabra" del que he recuperado este fragmento.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me gusta mucho, no lo conocía. Qué buen regalo para habitar con palabras estas casas. Gracias, Elena.

      Eliminar
    2. Si no conoces a esta poeta, no te la pierdas.Un personaje inclasificable. "La Colorina", documental sobre su vida. Te paso el enlace https://vimeo.com/33263409

      Eliminar
  20. A mi me ha gustado la casa de Georges Ault. Pero lo que me ha gustado mucho es descubrir -no lo sabía- que el fondo de tu blog es de Piero della Francesca, ¡qué bonito!
    Una entrada preciosa, como es norma en ti.
    Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, Juan Carlos, Piero es una de mis mayores pasiones pictóricas. Por eso acoge en su ciudad este blog, como una de sus casas.
      Gracias. Un abrazo fuerte.

      Eliminar