“Los relatos de amor, Ariadna, deberían contarlos
sólo las mujeres, porque en su corazón está siempre la clave, y en el nuestro
la pasión, que no entiende e imagina. ¡Lo que tú podrías escribir, leído este
cuaderno, y cómo quedaría en claro lo que ahora no lo es! Añadirías nada más
que un par de páginas escuetas, pero explícitas, de las que se podría inferir
que la única razón de que no me hayas amado es que no me has amado, eso tan
simple que yo complico con las galaxias remotas y con el desconocible secreto
de la vida. El mundo recupera el orden alterado cuando el amor del varón halla
correspondencia; ante el no, el mundo se desconcierta, todo queda fuera de
lugar, y una incomprensión general acompaña al sentimiento decepcionado”.
El párrafo que acabáis de leer pertenece a la novela de Gonzalo
Torrente Ballester La isla de los
jacintos cortados. No sé si estáis de acuerdo con lo que afirma el
narrador. A mí siempre me ha desconcertado un poco, pero hay algo que me interesa en ese texto: “Los relatos de amor, Ariadna, deberían
contarlos sólo las mujeres”. Hoy vamos a ocuparnos de relatos, pero, como no
todos van a ser de amor, también podéis contarlos los hombres. Incluso aunque
sean de amor, diga lo que diga don Gonzalo, quien, por cierto, también los contó, y muy bien.
Marc Chagall
¿Os acordáis de lo que nos explicó Maurice Denis? “Recordad que un cuadro,
antes de ser un caballo de batalla, una mujer desnuda o una anécdota
cualquiera, es esencialmente una superficie plana cubierta de colores reunidos
con cierto orden”. Denis tiene toda la razón del mundo. El caballo galopa en el
color, el cuerpo muestra una piel formada por pigmentos, la anécdota es la
propia pintura, al margen de que esta sea o no figurativa. La historia que
cuenta cada pintura es la de la propia pintura.
Paul Klee
Pero hoy voy a hacer trampa. ¿Una trampa? No, claro que no: por lo menos,
dos o tres. Venid, vamos a sentarnos aquí, frente al fuego encendido de la
chimenea, alrededor de la hoguera que hemos prendido en la playa o, si hace
calor, a la sombra de estos árboles. ¿Ya? ¿Estáis cómodos? Muy bien, porque
vais a contarnos una historia. ¿Una historia? ¿Qué historia? La que queráis. Puede
ser solo el comienzo, una sugerencia, una nota suelta o la mera expresión de lo
que os evoca la imagen. Porque, para dar alas a vuestra imaginación, podéis
utilizar cualquiera de las obras que aparecen en esta entrada. Haced lo que
queráis con ellas, pero contadnos una historia. ¡La necesitamos! Os lo digo de verdad: la necesito.
Minoru Nomata
Así que estas son mis dos primeras trampas:
utilizar superficies planas cubiertas de colores como base para la narración y
hacer que hoy seáis vosotros los que trabajáis, mientras yo me siento y me
dispongo a escuchar.
Leonor Fini
Ya os habréis percatado de cuál es la tercera trampa: omitir los títulos de los cuadros para no influir en vuestras historias, porque los títulos, en ocasiones, son demasiado descriptivos. Lo es, por ejemplo, en el caso de esta obra de Piero di Cosimo, de la cual destaco un detalle:
Piero di Cosimo
Un artista cuyos cuadros están llenos de historias, a pesar del
silencio que reina en su pintura, es Edward Hopper. Mirad, por ejemplo, este
conocido cuadro en el que aparecen dos de los habituales solitarios de Hopper.¿Quiénes son? ¿Llegarán a dirigirse la palabra o, por lo menos, a intercambiar una mirada?
Edward Hopper
Si a la calidad narrativa de la pintura de Hopper unimos la idea de un
viaje en tren, el relato estalla en nuestras mentes. Un tren, lo sabemos,
contiene todas las historias. ¿Qué es lo que no nos ha sucedido mientras
viajábamos en ellos? Misterios y aventuras y amor y risas y también terror y encuentros sorprendentes: todo eso y más, mucho más.
Edward
Hopper
Las casas son
también un buen punto de partida para la narración. ¿Quién las construyó, quién
vive en ellas, qué han contemplado sus muros?, nos preguntamos. Las casas
hablan, aunque, a menudo, por discreción, callen sus secretos.
John
Aldridge
Grant Wood
George Bellows
Algunas viviendas nos abren sus puertas para que podamos contemplar a los
personajes de nuestro relato y urdir nuestros érase una vez:
Felix
Vallotton
Caspar
David Friedrich
Albert Bloch, Interior
Caspar David Friedrich
Anna Ancher
Las propias casas deshabitadas son capaces de protagonizar cualquier
historia. Los espacios vacíos desgranan sus fábulas de nostalgias, alivio o esperanza."Se han ido". "¿Volverán?". "No, nunca".
Vilhelm Hammershøi
Gianpaolo
Dulbeco
Salgamos ahora a la calle, donde tantas
voces y tantos silencios nos reclaman. ¿Seguimos a estos caminantes solitarios?
Salvador
Bartolozzi
John
Atkinson Grimshaw
¿Preferís relatarnos un cuento infantil? ¿Un cuento de amistad, risas y
juegos, o uno en el que asome la cara oscura de la infancia, con su cortejo de terrores?
Franz Von Stuck
Don
Kenn
Las preguntas estallan, incontenibles, en
algunas imágenes:
Gertrude Abercrombie
Xavier Gosé
Arnold
Schoenberg
Honoré Daumier
Leonor
Fini
Carl
Spitzweg
Richard Oelze
Me despido hoy con este poema de Clarisse Nicoïdski, una poeta francesa de lengua sefardí, y con un poco de música:
cuéntame la historia
que camina en tus ojos
cuando los abres por la mañana
cuando el sol
entra con su aguja de luz
en tus sueños
Qué sugerentes las pinturas que inducen a escribir historias. Los mismos cuadros podrían ser historias en sí mismas, parece que posean alma y un nutrido corazón, una mente acumulativa, la energía de la conciencia especulativa...Interesante propuesta la que nos haces, me imagino al calor de una hoguera en el salón de casa, maquinando, urdiendo, pensando en mil historias inspiradas por un ambiente proclive. Me gustó mucho el original enfoque que le has dado al post y ni qué decir tiene de las obras pictóricas. Por cierto, he visto una pintura de Arnold Schoenberg, no sabía que también pintase, le conocía como famoso compositor del dodecafonismo. Un placer leerte, como siempre, Carmen. Besos
La mejor manera de empezar este miércoles ha sido dando el paseo que nos has mostrado con tus imágenes. Cierto es que todas, si dejamos volar la imaginación, nos plantean preguntas. Yo, que ahora me estoy motivando con esto de leer más, me pregunto "¿qué libro estará leyendola la chica que viaja en tren?". En realidad no es un libro, parece un mapa. Quizás ha solicitado un nuevo destino en una ciudad que desconoce y a la que que llega poco antes de que amanezca, dejando atrás a esa otra persona que no la ha amado teniendo como única razón "que no la ha amado" Me ha encantado esa imagen, la simpleza de la frase que citas de la novela de Torrente Ballester, pero lo que más tu relato y la manera de encadenar todas las secuencias. ¡Un beso!
Gracias, Chelo. Te he "robado" tu historia para ponerla en G+, ya lo has visto. ¿Sabes que sigo pensando en tu chica del tren, en su llegada a esa ciudad desconocida, poco antes del amanecer? Es la magia de la narración... Un abrazo.
Estaba sentado en el único bar del lugar, en la barra, observando a aquella pareja que parloteaba amistosamente con el camarero, un tipo ya entrado en años. Fue él quien me chivó el apartamento donde se escondía Sam Espada. Cinco dólares fueron suficientes, y diez minutos lo serían para quitarle la vida y salir pitando de esta ciudad. Ninguno de los tres se acordaría de su cara. Uno más que llega y se va. Una hora después estaría a mucha distancia de la tristeza de otra ciudad. Otra ciudad, el mismo trabajo.
Edward Hopper, Nighthawks, The Art Institute of Chicago, 1942
Josevi, estás obligado a continuar con el relato: no puedes dejarnos así. No matará a Sam, ¿verdad? También voy a "robarte" tu historia, como he hecho con Chelo. Me encanta. Un abrazo.
Soy lectora asidua de tu blog aunque no suelo dejar comentarios (mea culpa) pero quiero aprovechar esta entrada para agradecerte lo que aprendo contigo sobre arte pictórico. Siempre me he considerado una inculta de la Historia del Arte, apenas recuerdo nada de lo que me enseñaron en el colegio y el instituto porque yo, entonces, tenía la cabeza puesta en otras materias muy diferentes. Ahora me arrepiento porque cuando voy a un museo me veo "coja" de conocimientos. Tú, con tu fabuloso blog, estás poniendo remedio a mis carencias, por eso me veo en la obligación de agradecértelo públicamente. Gracias, Carmen, por enseñarme a "ver" un cuadro.
Gracias a ti por tus palabras, Kirke. Te cuento: he tenido la inmensa suerte de gozar de unos profesores maravillosos. No todos lo eran, desde luego, apenas unos pocos, pero de ellos aprendí lo fundamental, lo que después tuve también la suerte de poder aplicar como profesora. Solo podemos enseñar o, más bien, contagiar, el deseo: el deseo de saber más, de entender más, de ver más, para disfrutar y sentir más aún. Y, desde luego, todos aprendemos juntos. He aprendido de mis profesores y también de mis alumnos, y ahora, desde este blog y desde los vuestros, aprendo de todos vosotros, mis profesores. Felicidad. Un abrazo, Kirke.
(Ella podría serlo todo. Quizás sea la mujer que me salve. Hay algo cercano en ella, su rostro cansado, su mirada perdida. Sabe que la estoy mirando, pero no responde a mi mirada. ¿Qué debo hacer?)
(Otro hombre que me mira. Siempre es lo mismo, la mujer sola en un bar, la conquista fácil, un trofeo más en su lista. No voy a mirarle, no cederé como siempre hago).
(No, sé que no le diré nada, no me arriesgaré a fracasar de nuevo. Además, aunque me atreviese, ¿qué puedo ofrecer? Solo soledad y frustración).
(¿Pero por qué me niego? Un hombre más en mi vida, ¿por qué no? Unos instantes de placer en los que florecerá la esperanza de que esta vez será diferente. Un momento para alejar la soledad).
- Perdone,señorita, ¿nos conocemos de algo? - Tal vez, tal vez... Edward Hopper. Mujer rubia sentada en un bar.
Cerca del lago todo es silencio. Se ha hecho fuerte la oscuridad; se ha hecho fuerte el miedo. Hundidos los corazones; las almas. Shh. Callad. Callad todos porque la luna se marcha. Ha dejado el cielo para reunirse con ellos en el fondo. Como una perla en medio del fango es la luna; como una perla. Cerca del lago todo es tristeza. Se ha ido la magia. Sepultada en el fondo del agua, con la claridad de los amaneceres y los trinos de los pájaros; con su respiración y su último abrazo. Shh. Callad todos porque la luna se ha marchado. Marc Chagall
Eva, copio el microrrelato de Roy: ¡precioso! Te lo voy a "robar" para compartirlo, como estoy haciendo con todas vuestras bellísimas historias. Gracias. Un abrazo, mientras esperamos a que vuelva la luna.
Ay, Lu, no puedes imaginarte lo contenta que estoy, porque entre todos, gracias a las historias que nos regalan nuestros amigos, un post que nació casi como un esbozo se está convirtiendo en una criatura preciosa. Un abrazo, Lu.
Siento no poder escribir una historia como las muchas que los amigos blogueros han escrito (me han gustado especialmente la de Josevi y la de Manuel; ¿será por Hopper? creo que estoy enamorada de este hombre), pero si tuviera imaginación para ello, me dedicaría a la novela. Carezco de imaginación. Por eso disfruto tanto con las historias de otros. Torrente Ballester fue uno de mis novelistas favoritos entre los 18 y los 30 años. "La saga fuga de JB" es de lo mejor que he leído nunca. "La isla de los jacintos cortados" también la leí y otras muchas, pero hace tanto... Otro para releer. ¿Alguien vende vidas? Necesito una bien larga. Un beso y gracias, gracias, gracias.
¿Careces de imaginación? ¿Oyes mis carcajadas? ¿Acaso te crees que una persona sin imaginación puede escribir como escribes tú, entender y sentir los libros y las películas como los entiendes y los sientes tú, saber contagiar tus impresiones y tus reflexiones como lo haces? A Torrente le vi una vez, le hice una pregunta, me contestó. Pero te lo contaré en privado. Creo que ese asunto de las vidas vamos a tener que resolverlo a base de física cuántica, Rosa. En eso ando, aunque sea profana. Un abrazo, mujer sin imaginación (sigo riéndome).
Gracias por tus ánimos Carmen, pero una cosa en opinar sobre lo que escriben los demás y transmitir el entusiasmo que me producen y otra, inventar una ficción. Esto último me cuesta mucho, aunque no me ha salido tan mal (je, je) Ardo en deseos de saber qué te dijo Torrente. Un beso.
Te ha salido estupenda, Rosa, por lo que te he dicho: esa inquietud, esa ambigüedad que has conseguido plasmar... Y no hablo por hablar, que ya me conoces. Un abrazo, escritora.
Me sumo a las felicitaciones, qué facilidad tienes para implicarnos en tus enseñanzas y en tus relatos. Desde mi ignorancia y con todos mis respetos, mi pequeño relato: Allí, se hallaba, él, como único y glorioso testigo, sentenciado a contemplar indefinidamente el paso de los días. Silencioso, expectante, atisbando, entre la inmensidad del paisaje, las diferentes pinceladas de color que el día le ofrecia. Apoyado, en su humilde y viejo bastón, con voz dormida, se erguía, "el espantapájaros", descendiente orgulloso de ascentros milenarios.
Otra que tal: "ignorancia", dice. ¡Ja, ja! Qué bien que hayas vestido a nuestro espantapájaros con una historia, Inma. Con todos los respetos -con todo mi cariño-, te la "robaré". Un abrazo, Inma.
Sentía la claridad en los párpados, aunque los tenía cerrados, y un calorcillo, agradable, tibio, como si, todavía, estuviese lejos; pero lo más curioso es que no se oía nada. El silencio era tan grande... que le daba algo de miedo abrir los ojos. Mejor se quedaba ahí, esperando, a ver si algo cambiaba, pero era como si estuviese sola en mitad de ninguna parte con la alborada en el horizonte. Ella y su sombra. Rothko
Bello, Harry. Al leerte, me he sentido "ella", con esa tibieza del aire y ese silencio envolviéndome. De verdad que, con vuestra ayuda, estáis convirtiendo un post normalito en una delicia, como dices. Te "robo" tu historia, amiga. Un abrazo.
¡Hola! Me gusta mucho la entrada, y la verdad que me gusta bastante la reseña tan completa. He visto que participas en la iniciativa "Seamos seguidores" (un comentario que dejaste en un blog) quería decirte que yo también participo y que ya te sigo, espero que lo hagas devuelta. Un abrazo ^^
Has puesto a tres de mis preferidos y me ha costado decidirme porque me encanta Chagall, adoro a Hoppler y tengo devoción por Jonh Atkinson Grimshaw así que he dudado pero ahí va el relatito.
Ella atraviesa la solitaria calle con la única compañía de sus pensamientos; el retumbar de sus pasos en los adoquines le indican que está cerca. Si, esos brillantes adoquines que ha lavado la lluvia parecen hablar cuando hay luna llena y le dicen que no se equivoca, que allí, en la única casa con luz encendida alguien la espera. Y la muchacha camina en silencio acompañada tan solo por el repiqueteo de sus pasos sin saber quien es quien espera por ella; solo sabe que el filtro de amor que le vendió el buhonero la otra noche junto al desembarcadero la ha llevado hasta allí. ... Sentado en la ajada silla junto a la ventana cuenta los segundos que faltan para que llegue la muchacha. Las llamas lamen los troncos de la chimenea y en medio de la penumbra sonríe misterioso el buhonero.
Es el cuadro de John Atkinson Grimshaw. Un besito.
¡Ay, qué bueno! También me ha encantado. ¡Qué bien escribís, qué modo de hacernos ver lo que relatáis! Estoy disfrutando muchísimo. Te lo "robo". Un abrazo, Marigem.
Erase una escritora de imágenes que seleccionaba casi mágicamente universos humanos mezclándolos con deseos vivisimos. Mostraba ausencias, poemas coloridos, melodías para el alma, colores imposibles, narraciones embriagantes. No penséis que a este personaje le pasaba algunas desgracia, no. Tampoco diremos que es internacionalmente conocida, bueno quien sabe. Pero podemos asegurar que el arte que corre por sus venas, no es cualquier cosa, ella lo expresa con otras artes. Las reúne cual ramillete de olorosas flores y su fragancia y color nos llega cuidadosamente, sólo porque ella así ha querido regalarnoslo. ¿Sabeis ya de quién hablo? Una pista: su nombre pieza por C y termina por n. Bizet compuso su más famosa ópera con este apasionado nombre.
Espera, déjame pensar... ¡Ya lo sé! Pero el nombre empieza por Y y termina por A. Y la ópera no es de Bizet, sino de Tchaikovsky: Иоланта (pronunciado "Yolanda"). Un abrazo, Yolanda. Muchísimas gracias.
Vivía en Maloula, cerca del Monasterio. Su vida transcurría entre la monotonía y la sorpresa de ver crecer a sus hijos, crecer en el más amplio sentido de la palabra, pues sus ocurrencias le hacían pensar en que esos niños debían tener algún don, algo que les hacía muy especiales. Ella apenas había podido asistir tres o cuatro días a la escuela, pero esos días los recordaba como si fueran ayer. Quizás habían sido los mejores de su vida. Y sin quizás. En pocos días todo cambió. Su esposo llegó una tarde con el rostro mudado, sin contener las lágrimas por el horror que había contemplado. Esa misma noche decidieron que debían marcharse, huir, salir de aquél infierno al que el fanatismo les había condenado. Y tomaron el camino de la incertidumbre, del miedo y de la desesperanza. Sabiendo cuál era el inicio pero sin ni siquiera imaginar cual sería el final.
HOMENAJE A TODAS LAS PERSONAS QUE HUYEN DE SIRIA. Ilustra: Honoré Daumier
Precioso, Elisenda. Estremece. Un bello homenaje a todas las personas que huyen de Siria, a todas las que, en cualquier momento, en cualquier lugar del mundo, tienen que abandonar sus tierras, sus casas, sus recuerdos, su pasado, y lanzarse al camino. Un abrazo, Eli.
Se había despertado tarde en la madrugada, cubierta de sudor y con un terrible presentimiento. No pudo seguir en la cama ni en la casa. Una voz sin identificar la tentaba a salir al bosque y sin pensarlo, saltó al suelo arrastrando el blanquísimo camisón. Caminó por la estrecha carretera sin saber que un kilómetro más allá un conductor adormilado la esperaba en una vuelta del camino. Detrás de ella, una sombra negra, esperaba para recogerla. (Gertrude Abercrombie) Lo intenté.
No lo intentaste: lo lograste, como todos sabíamos. Qué inquietante, Rosa: un conductor adormilado, una sombra... la mujer y el temblor que se intuye en ella. Gracias, Rosa. Otro relato que robo, como el de Eli.
¡¡¡Qué entrada tan entretenida!!! Muy, muy original. Contribuyo con un micro, basado en la pintura de Minoru Nomata, que me ha impresionado. "Se escapaban a través de los arcos, volando como palomas mudas hacia el ocaso. Se asomaban por las ventanas, subían y bajaban las escaleras, de deslizaban por ellas como si fuesen toboganes y volvían a escalarlas. Hacía mucho tiempo que aquella se había convertido en una ciudad fantasma, carente de cualquier atisbo de vida y de alegría; sólo los miedos, que eran ahora sus únicos habitantes, se paseaban por sus calles desiertas, tras haber engullido todos los arco iris y ensombrecido el cielo con sus grises sonrisas. " Espero que te guste. Besos y gracias por una entrada tan especial
Mucho, me gusta mucho. ¿Os dais cuenta de los regalos que me estáis haciendo, y de la entrada tan bonita que, palabra a palabra, historia a historia, estáis construyendo? Claro que esta entrada es especial: vosotros, mis amigos, que sois especiales, hacéis que sea especial. Gracias, Chari. Un abrazo.
El brillo de las húmedas huellas que dejaban rastro en el mostrador me delataban. Bajo aquellos neones amarillos. Había cinco. Cinco huellas. Iba a pedir mi sexto gin de la noche. Una pareja me acompañaba unos asientos mas allá. Se les oía y entendía perfectamente. Seguía, pues , haciéndole el amor a mi gin tonic -Sr. Brown- no ha mirado la hora que és???. Venga Jimy... dame el “soledad”. “El soledad “ era lo que cerraba el día en el tema alcohol...sinónimo de “la última”, que utilizaba con mi gran amigo Billy cuando estábamos de parranda. ”Jimy” era buen chico. El típico que contaba los chistes bien o como estaba siempre atento para darte fuego a la hora de encender un cigarrillo. La pareja de al lado parecía estar ensimismada. Aquello me hizo acordarme de ella. A cientos de kilómetros de distancia...embriagado de amor. Acababa mi gin. De paso recordé, como casi siempre hacía, más tarde, lo duro que debe ser eso. Recordé que mi padre, siempre decía, que no se podía fiar uno de un tipo que bebiese ginebra. Bueno…Mi padre decía muchas cosas... Embriagado de amor. A cientos de kilómetros de distancia. Ya no había música. Jimy se reía mientras recogía. Soledad. Otra vez más. Soledad.
Comparto la opinión de Rosa. Qué bueno, Roy (he estado a punto de llamarte "Hopper"). Decidido: “Los relatos de amor, Ariadna, deberían contarlos también los hombres". Me ha encantado. Sigo con mi rapiña, robando vuestros relatos para compartirlos en G+. Un abrazo.
Gracias Carmen. Me fascinan todas tus entradas. Y aunque soy una asidua lectora de tu blog, no suelo comentar porque soy una novicia en el arte de la pintura. Hoy sin embargo, y con el permiso de todos los que sois escritores, me voy a atrever a contaros una historia.
El silencio del frío invernal se vio recortado por las risas y chillidos de los niños. Me asomé a la ventana. Aparté las rígidas cortinas. Los cristales estaban congelados. Arrasqué con las uñas y el chirrido me hizo parar. Seguí arrascando hasta que los pude divisar. Estaban en mi colina. Esa que separa mi casa del bosque. La habían transformado es un tobogan. Se me encendió el corazón, hacía semanas que no veía ningún ser humano.
Me refiero al cuadro de Franz Von Stuck, Children Sledging. Gracias!!!
Otro regalo precioso, Maite. Lo veo, oigo las voces de los niños y cada uno de los sonidos y de los silencios, siento ese calor que enciende el corazón congelado de quien observa. Además, tu historia tiene un final abierto a todas las interpretaciones. Me ha encantado. Gracias y un abrazo, Maite.
Me atraen los cuadros como los de Hopper. Ahora muestras a Vilhelm Hammershø, a Friedrich, Oelze, ..una gozada. Tienen como Vallotton planos de figuras geométricas de un solo color, definidos en colores armoniosos. Les miro escuchando a Chet Baker. En cada presentación me sorprendes con nuevas manifestaciones del arte empujándome hacia el final con tu gracia y lucidez.
Has elegido muy bien los cuadros si lo que pretendías era suscitar historias en nuestra imaginación, Carmen. De todos ellos salen argumentos a borbotones apenas te detengas a mirar. Yo en más de una ocasión he basado toda una historia en una imagen, porque hay imágenes que se te meten dentro y no te dejan en paz hasta que no salen hechas letras.
Me gusta leerte y mirar lo que nos muestras. Me gusta atender a tus explicaciones y aprender si soy capaz. ¡Gracias por estos estupendos y provechosos ratos que nos haces pasar! :)
Y menudas historias tan buenas y tan bien contadas salen de ti, Julia. Es verdad lo que dices: a veces te golpea una imagen, o una frase empieza a repiquetear en tu cerebro, y no para hasta que consigues plasmarla en la escritura. Un abrazo, Julia, y muchísimas gracias.
Arnoldo lloraba sin contención. No había ni en dónde sentarse. Todo estaba vacío. ¿Por qué el destino nuevamente le jugaba en contra? ya una vez había perdido todo y ahora ¿otra vez la soledad? ¿pero para dónde se fueron? se preguntaba el fantasma, mientras volaba escandalosamente y atravesaba paredes sin lograr siquiera sentir un poco de dolor.
Cuando vi esa casa vacía de Vilhelm Hammershøi, inmediatamente se me ocurrió ¡un fantasma!! ja!! Muchas gracias por todo este conocimiento y alegría por el conocer. Ya sabes que me encantan los microcuentos, ya me has visto... busco cuadros y poesías... me encanta el ejercicio de escudriñar historias en los cuadros, en los rasgos de las personas... es fascinante!! Ah! muchas gracias por compartir mi último microrelato... buscar la palabra precisa es una verdadera proeza pero también una delicia!! Chao y nos leemos...
Sentada en aquel tren recordaba mis años de conformismo íntimo. Abandonaba familia, aquellos seres extraños que pensaban me conocían. Me imaginaba el traqueteo de un tren antiguo, de cálidos asientos, accesorios hoy obsoletos, olor a madera....A vida!. Alguna como la que yo iba camino de emprender, en otro siglo, pero con la misma ilusión de una muchacha de antaño, con su mejor vestido, su sombrero de los domingos y la esperanza puesta a bordo de aquel tren, que silbaba su próximo destino: LIBERTAD!. (Edward Hopper)
Una divertida e interesante propuesta la tuya Carmen Pinedo. Saludos.
Buena, esperanzadora y arriesgada historia, como es siempre la libertad, Rosario. Lo que vale la pena. Muchísimas gracias: ya sabes que te la "robaré" para compartirla en G+, como las dos que me quedan por publicar, la de Maite y la de Magdalena. No me canso de decir que sois geniales. Un abrazo.
Ya ves, sigo sumergida aquí, aunque no me ves, resulta que me han absorbido dos cuadros; George Bellows y Honoré Daumier, a ver si puedo salir de ellos... Y además Hopper, cuya mano agarra fuerte, y luego vas y aderezas con Chopin el mago...y el infinitamente nostálgico Baker...(me han dado tremendas ganas de ponerme a pintar). Gran entrada, gran trabajo.
Qué sugerentes las pinturas que inducen a escribir historias. Los mismos cuadros podrían ser historias en sí mismas, parece que posean alma y un nutrido corazón, una mente acumulativa, la energía de la conciencia especulativa...Interesante propuesta la que nos haces, me imagino al calor de una hoguera en el salón de casa, maquinando, urdiendo, pensando en mil historias inspiradas por un ambiente proclive.
ResponderEliminarMe gustó mucho el original enfoque que le has dado al post y ni qué decir tiene de las obras pictóricas. Por cierto, he visto una pintura de Arnold Schoenberg, no sabía que también pintase, le conocía como famoso compositor del dodecafonismo.
Un placer leerte, como siempre, Carmen.
Besos
Sí, Schoenberg también pintó y diseñó algunos decorados teatrales. Marisa, eres escritora. ¿Nos cuentas una historia, aunque sea muy breve? Un abrazo.
EliminarLa mejor manera de empezar este miércoles ha sido dando el paseo que nos has mostrado con tus imágenes. Cierto es que todas, si dejamos volar la imaginación, nos plantean preguntas.
ResponderEliminarYo, que ahora me estoy motivando con esto de leer más, me pregunto "¿qué libro estará leyendola la chica que viaja en tren?". En realidad no es un libro, parece un mapa. Quizás ha solicitado un nuevo destino en una ciudad que desconoce y a la que que llega poco antes de que amanezca, dejando atrás a esa otra persona que no la ha amado teniendo como única razón "que no la ha amado"
Me ha encantado esa imagen, la simpleza de la frase que citas de la novela de Torrente Ballester, pero lo que más tu relato y la manera de encadenar todas las secuencias.
¡Un beso!
Gracias, Chelo. Te he "robado" tu historia para ponerla en G+, ya lo has visto. ¿Sabes que sigo pensando en tu chica del tren, en su llegada a esa ciudad desconocida, poco antes del amanecer? Es la magia de la narración... Un abrazo.
EliminarEstaba sentado en el único bar del lugar, en la barra, observando a aquella pareja que parloteaba amistosamente con el camarero, un tipo ya entrado en años. Fue él quien me chivó el apartamento donde se escondía Sam Espada. Cinco dólares fueron suficientes, y diez minutos lo serían para quitarle la vida y salir pitando de esta ciudad. Ninguno de los tres se acordaría de su cara. Uno más que llega y se va. Una hora después estaría a mucha distancia de la tristeza de otra ciudad. Otra ciudad, el mismo trabajo.
ResponderEliminarEdward Hopper, Nighthawks, The Art Institute of Chicago, 1942
Josevi, estás obligado a continuar con el relato: no puedes dejarnos así. No matará a Sam, ¿verdad? También voy a "robarte" tu historia, como he hecho con Chelo. Me encanta. Un abrazo.
EliminarSoy lectora asidua de tu blog aunque no suelo dejar comentarios (mea culpa) pero quiero aprovechar esta entrada para agradecerte lo que aprendo contigo sobre arte pictórico.
ResponderEliminarSiempre me he considerado una inculta de la Historia del Arte, apenas recuerdo nada de lo que me enseñaron en el colegio y el instituto porque yo, entonces, tenía la cabeza puesta en otras materias muy diferentes. Ahora me arrepiento porque cuando voy a un museo me veo "coja" de conocimientos.
Tú, con tu fabuloso blog, estás poniendo remedio a mis carencias, por eso me veo en la obligación de agradecértelo públicamente.
Gracias, Carmen, por enseñarme a "ver" un cuadro.
Gracias a ti por tus palabras, Kirke. Te cuento: he tenido la inmensa suerte de gozar de unos profesores maravillosos. No todos lo eran, desde luego, apenas unos pocos, pero de ellos aprendí lo fundamental, lo que después tuve también la suerte de poder aplicar como profesora. Solo podemos enseñar o, más bien, contagiar, el deseo: el deseo de saber más, de entender más, de ver más, para disfrutar y sentir más aún. Y, desde luego, todos aprendemos juntos. He aprendido de mis profesores y también de mis alumnos, y ahora, desde este blog y desde los vuestros, aprendo de todos vosotros, mis profesores. Felicidad.
EliminarUn abrazo, Kirke.
Precioso!!!
ResponderEliminarGracias, Roy. Lo consideraremos como un microrrelato ;) Un abrazo, amigo.
Eliminar(Ella podría serlo todo. Quizás sea la mujer que me salve. Hay algo cercano en ella, su rostro cansado, su mirada perdida. Sabe que la estoy mirando, pero no responde a mi mirada. ¿Qué debo hacer?)
ResponderEliminar(Otro hombre que me mira. Siempre es lo mismo, la mujer sola en un bar, la conquista fácil, un trofeo más en su lista. No voy a mirarle, no cederé como siempre hago).
(No, sé que no le diré nada, no me arriesgaré a fracasar de nuevo. Además, aunque me atreviese, ¿qué puedo ofrecer? Solo soledad y frustración).
(¿Pero por qué me niego? Un hombre más en mi vida, ¿por qué no? Unos instantes de placer en los que florecerá la esperanza de que esta vez será diferente. Un momento para alejar la soledad).
- Perdone,señorita, ¿nos conocemos de algo?
- Tal vez, tal vez...
Edward Hopper. Mujer rubia sentada en un bar.
Cerca del lago todo es silencio.
ResponderEliminarSe ha hecho fuerte la oscuridad; se ha hecho fuerte el miedo. Hundidos los corazones; las almas.
Shh. Callad. Callad todos porque la luna se marcha.
Ha dejado el cielo para reunirse con ellos en el fondo. Como una perla en medio del fango es la luna; como una perla.
Cerca del lago todo es tristeza.
Se ha ido la magia. Sepultada en el fondo del agua, con la claridad de los amaneceres y los trinos de los pájaros; con su respiración y su último abrazo.
Shh. Callad todos porque la luna se ha marchado.
Marc Chagall
Eva, copio el microrrelato de Roy: ¡precioso! Te lo voy a "robar" para compartirlo, como estoy haciendo con todas vuestras bellísimas historias. Gracias. Un abrazo, mientras esperamos a que vuelva la luna.
EliminarHermoso, muchas gracias por extasiarme con tanto arte. Un post completo: texto, imágenes y música. Un abrazo.
ResponderEliminarAy, Lu, no puedes imaginarte lo contenta que estoy, porque entre todos, gracias a las historias que nos regalan nuestros amigos, un post que nació casi como un esbozo se está convirtiendo en una criatura preciosa. Un abrazo, Lu.
EliminarSiento no poder escribir una historia como las muchas que los amigos blogueros han escrito (me han gustado especialmente la de Josevi y la de Manuel; ¿será por Hopper? creo que estoy enamorada de este hombre), pero si tuviera imaginación para ello, me dedicaría a la novela. Carezco de imaginación. Por eso disfruto tanto con las historias de otros.
ResponderEliminarTorrente Ballester fue uno de mis novelistas favoritos entre los 18 y los 30 años. "La saga fuga de JB" es de lo mejor que he leído nunca. "La isla de los jacintos cortados" también la leí y otras muchas, pero hace tanto... Otro para releer. ¿Alguien vende vidas? Necesito una bien larga.
Un beso y gracias, gracias, gracias.
¿Careces de imaginación? ¿Oyes mis carcajadas? ¿Acaso te crees que una persona sin imaginación puede escribir como escribes tú, entender y sentir los libros y las películas como los entiendes y los sientes tú, saber contagiar tus impresiones y tus reflexiones como lo haces?
EliminarA Torrente le vi una vez, le hice una pregunta, me contestó. Pero te lo contaré en privado.
Creo que ese asunto de las vidas vamos a tener que resolverlo a base de física cuántica, Rosa. En eso ando, aunque sea profana.
Un abrazo, mujer sin imaginación (sigo riéndome).
Gracias por tus ánimos Carmen, pero una cosa en opinar sobre lo que escriben los demás y transmitir el entusiasmo que me producen y otra, inventar una ficción. Esto último me cuesta mucho, aunque no me ha salido tan mal (je, je)
EliminarArdo en deseos de saber qué te dijo Torrente.
Un beso.
Te ha salido estupenda, Rosa, por lo que te he dicho: esa inquietud, esa ambigüedad que has conseguido plasmar... Y no hablo por hablar, que ya me conoces. Un abrazo, escritora.
EliminarMe sumo a las felicitaciones, qué facilidad tienes para implicarnos en tus enseñanzas y en tus relatos.
ResponderEliminarDesde mi ignorancia y con todos mis respetos, mi pequeño relato:
Allí, se hallaba, él, como único y glorioso testigo, sentenciado a contemplar indefinidamente el paso de los días.
Silencioso, expectante, atisbando, entre la inmensidad del paisaje, las diferentes pinceladas de color que el día le ofrecia.
Apoyado, en su humilde y viejo bastón, con voz dormida, se erguía, "el espantapájaros", descendiente orgulloso de ascentros milenarios.
Carl Spitzweg
Gracias, Carmen. Buen día para todos.
Otra que tal: "ignorancia", dice. ¡Ja, ja! Qué bien que hayas vestido a nuestro espantapájaros con una historia, Inma. Con todos los respetos -con todo mi cariño-, te la "robaré".
EliminarUn abrazo, Inma.
Sentía la claridad en los párpados, aunque los tenía cerrados, y un calorcillo, agradable, tibio, como si, todavía, estuviese lejos; pero lo más curioso es que no se oía nada. El silencio era tan grande... que le daba algo de miedo abrir los ojos.
ResponderEliminarMejor se quedaba ahí, esperando, a ver si algo cambiaba, pero era como si estuviese sola en mitad de ninguna parte con la alborada en el horizonte.
Ella y su sombra.
Rothko
GRACIAS Carmen, un post delicioso.
Besos
Bello, Harry. Al leerte, me he sentido "ella", con esa tibieza del aire y ese silencio envolviéndome. De verdad que, con vuestra ayuda, estáis convirtiendo un post normalito en una delicia, como dices. Te "robo" tu historia, amiga. Un abrazo.
Eliminar¡Hola!
ResponderEliminarMe gusta mucho la entrada, y la verdad que me gusta bastante la reseña tan completa.
He visto que participas en la iniciativa "Seamos seguidores" (un comentario que dejaste en un blog) quería decirte que yo también participo y que ya te sigo, espero que lo hagas devuelta.
Un abrazo ^^
¿Participo? Como soy tan despistada, no lo sé... Me pasaré a verlo. Saludos.
EliminarHas puesto a tres de mis preferidos y me ha costado decidirme porque me encanta Chagall, adoro a Hoppler y tengo devoción por Jonh Atkinson Grimshaw así que he dudado pero ahí va el relatito.
ResponderEliminarElla atraviesa la solitaria calle con la única compañía de sus pensamientos; el retumbar de sus pasos en los adoquines le indican que está cerca.
Si, esos brillantes adoquines que ha lavado la lluvia parecen hablar cuando hay luna llena y le dicen que no se equivoca, que allí, en la única casa con luz encendida alguien la espera.
Y la muchacha camina en silencio acompañada tan solo por el repiqueteo de sus pasos sin saber quien es quien espera por ella; solo sabe que el filtro de amor que le vendió el buhonero la otra noche junto al desembarcadero la ha llevado hasta allí.
...
Sentado en la ajada silla junto a la ventana cuenta los segundos que faltan para que llegue la muchacha. Las llamas lamen los troncos de la chimenea y en medio de la penumbra sonríe misterioso el buhonero.
Es el cuadro de John Atkinson Grimshaw. Un besito.
¡Ay, qué bueno! También me ha encantado. ¡Qué bien escribís, qué modo de hacernos ver lo que relatáis! Estoy disfrutando muchísimo. Te lo "robo". Un abrazo, Marigem.
EliminarErase una escritora de imágenes que seleccionaba casi mágicamente universos humanos mezclándolos con deseos vivisimos. Mostraba ausencias, poemas coloridos, melodías para el alma, colores imposibles, narraciones embriagantes. No penséis que a este personaje le pasaba algunas desgracia, no. Tampoco diremos que es internacionalmente conocida, bueno quien sabe. Pero podemos asegurar que el arte que corre por sus venas, no es cualquier cosa, ella lo expresa con otras artes. Las reúne cual ramillete de olorosas flores y su fragancia y color nos llega cuidadosamente, sólo porque ella así ha querido regalarnoslo.
ResponderEliminar¿Sabeis ya de quién hablo? Una pista: su nombre pieza por C y termina por n.
Bizet compuso su más famosa ópera con este apasionado nombre.
Espera, déjame pensar...
Eliminar¡Ya lo sé! Pero el nombre empieza por Y y termina por A. Y la ópera no es de Bizet, sino de Tchaikovsky: Иоланта (pronunciado "Yolanda").
Un abrazo, Yolanda. Muchísimas gracias.
Vivía en Maloula, cerca del Monasterio. Su vida transcurría entre la monotonía y la sorpresa de ver crecer a sus hijos, crecer en el más amplio sentido de la palabra, pues sus ocurrencias le hacían pensar en que esos niños debían tener algún don, algo que les hacía muy especiales. Ella apenas había podido asistir tres o cuatro días a la escuela, pero esos días los recordaba como si fueran ayer. Quizás habían sido los mejores de su vida. Y sin quizás.
ResponderEliminarEn pocos días todo cambió. Su esposo llegó una tarde con el rostro mudado, sin contener las lágrimas por el horror que había contemplado. Esa misma noche decidieron que debían marcharse, huir, salir de aquél infierno al que el fanatismo les había condenado.
Y tomaron el camino de la incertidumbre, del miedo y de la desesperanza. Sabiendo cuál era el inicio pero sin ni siquiera imaginar cual sería el final.
HOMENAJE A TODAS LAS PERSONAS QUE HUYEN DE SIRIA. Ilustra: Honoré Daumier
Gracias Carmen por hacerme pensar.
Precioso, Elisenda. Estremece. Un bello homenaje a todas las personas que huyen de Siria, a todas las que, en cualquier momento, en cualquier lugar del mundo, tienen que abandonar sus tierras, sus casas, sus recuerdos, su pasado, y lanzarse al camino. Un abrazo, Eli.
EliminarSe había despertado tarde en la madrugada, cubierta de sudor y con un terrible presentimiento. No pudo seguir en la cama ni en la casa. Una voz sin identificar la tentaba a salir al bosque y sin pensarlo, saltó al suelo arrastrando el blanquísimo camisón. Caminó por la estrecha carretera sin saber que un kilómetro más allá un conductor adormilado la esperaba en una vuelta del camino. Detrás de ella, una sombra negra, esperaba para recogerla. (Gertrude Abercrombie)
ResponderEliminarLo intenté.
No lo intentaste: lo lograste, como todos sabíamos. Qué inquietante, Rosa: un conductor adormilado, una sombra... la mujer y el temblor que se intuye en ella. Gracias, Rosa. Otro relato que robo, como el de Eli.
Eliminar¡¡¡Qué entrada tan entretenida!!! Muy, muy original. Contribuyo con un micro, basado en la pintura de Minoru Nomata, que me ha impresionado.
ResponderEliminar"Se escapaban a través de los arcos, volando como palomas mudas hacia el ocaso. Se asomaban por las ventanas, subían y bajaban las escaleras, de deslizaban por ellas como si fuesen toboganes y volvían a escalarlas. Hacía mucho tiempo que aquella se había convertido en una ciudad fantasma, carente de cualquier atisbo de vida y de alegría; sólo los miedos, que eran ahora sus únicos habitantes, se paseaban por sus calles desiertas, tras haber engullido todos los arco iris y ensombrecido el cielo con sus grises sonrisas. "
Espero que te guste. Besos y gracias por una entrada tan especial
Mucho, me gusta mucho. ¿Os dais cuenta de los regalos que me estáis haciendo, y de la entrada tan bonita que, palabra a palabra, historia a historia, estáis construyendo? Claro que esta entrada es especial: vosotros, mis amigos, que sois especiales, hacéis que sea especial. Gracias, Chari. Un abrazo.
EliminarAqui va la mia Cármen.
ResponderEliminarEl brillo de las húmedas huellas que dejaban rastro en el mostrador me delataban.
Bajo aquellos neones amarillos.
Había cinco. Cinco huellas.
Iba a pedir mi sexto gin de la noche.
Una pareja me acompañaba unos asientos mas allá. Se les oía y entendía perfectamente.
Seguía, pues , haciéndole el amor a mi gin tonic
-Sr. Brown- no ha mirado la hora que és???.
Venga Jimy... dame el “soledad”.
“El soledad “ era lo que cerraba el día en el tema alcohol...sinónimo de “la última”, que utilizaba con mi gran amigo Billy cuando estábamos de parranda.
”Jimy” era buen chico. El típico que contaba los chistes bien o como estaba siempre atento para darte fuego a la hora de encender un cigarrillo.
La pareja de al lado parecía estar ensimismada.
Aquello me hizo acordarme de ella.
A cientos de kilómetros de distancia...embriagado de amor.
Acababa mi gin. De paso recordé, como casi siempre hacía, más tarde, lo duro que debe ser eso.
Recordé que mi padre, siempre decía, que no se podía fiar uno de un tipo que bebiese ginebra. Bueno…Mi padre decía muchas cosas...
Embriagado de amor.
A cientos de kilómetros de distancia.
Ya no había música.
Jimy se reía mientras recogía.
Soledad.
Otra vez más.
Soledad.
Puro Hopper, Roy. Muy bueno.
EliminarComparto la opinión de Rosa. Qué bueno, Roy (he estado a punto de llamarte "Hopper"). Decidido: “Los relatos de amor, Ariadna, deberían contarlos también los hombres". Me ha encantado. Sigo con mi rapiña, robando vuestros relatos para compartirlos en G+. Un abrazo.
EliminarGracias Carmen. Me fascinan todas tus entradas. Y aunque soy una asidua lectora de tu blog, no suelo comentar porque soy una novicia en el arte de la pintura. Hoy sin embargo, y con el permiso de todos los que sois escritores, me voy a atrever a contaros una historia.
ResponderEliminarEl silencio del frío invernal se vio recortado por las risas y chillidos de los niños. Me asomé a la ventana. Aparté las rígidas cortinas. Los cristales estaban congelados. Arrasqué con las uñas y el chirrido me hizo parar. Seguí arrascando hasta que los pude divisar. Estaban en mi colina. Esa que separa mi casa del bosque. La habían transformado es un tobogan. Se me encendió el corazón, hacía semanas que no veía ningún ser humano.
Me refiero al cuadro de Franz Von Stuck, Children Sledging. Gracias!!!
Otro regalo precioso, Maite. Lo veo, oigo las voces de los niños y cada uno de los sonidos y de los silencios, siento ese calor que enciende el corazón congelado de quien observa. Además, tu historia tiene un final abierto a todas las interpretaciones. Me ha encantado. Gracias y un abrazo, Maite.
EliminarMe atraen los cuadros como los de Hopper. Ahora muestras a Vilhelm Hammershø, a Friedrich, Oelze, ..una gozada. Tienen como Vallotton planos de figuras geométricas de un solo color, definidos en colores armoniosos. Les miro escuchando a Chet Baker. En cada presentación me sorprendes con nuevas manifestaciones del arte empujándome hacia el final con tu gracia y lucidez.
ResponderEliminarQué bien ves la apuesta por la geometría y el juego de los colores, Galefod. Muchísimas gracias por tu comentario. Un abrazo.
EliminarHas elegido muy bien los cuadros si lo que pretendías era suscitar historias en nuestra imaginación, Carmen. De todos ellos salen argumentos a borbotones apenas te detengas a mirar. Yo en más de una ocasión he basado toda una historia en una imagen, porque hay imágenes que se te meten dentro y no te dejan en paz hasta que no salen hechas letras.
ResponderEliminarMe gusta leerte y mirar lo que nos muestras. Me gusta atender a tus explicaciones y aprender si soy capaz. ¡Gracias por estos estupendos y provechosos ratos que nos haces pasar! :)
Un beso y feliz tarde.
Y menudas historias tan buenas y tan bien contadas salen de ti, Julia. Es verdad lo que dices: a veces te golpea una imagen, o una frase empieza a repiquetear en tu cerebro, y no para hasta que consigues plasmarla en la escritura. Un abrazo, Julia, y muchísimas gracias.
EliminarSpitzweg.
ResponderEliminarMe has dejado plantado y te has jamado el bocata. Criarás cuervos, malhadado.
Micro castizo, Daniel ;)
EliminarUn abrazo.
Arnoldo lloraba sin contención. No había ni en dónde sentarse. Todo estaba vacío. ¿Por qué el destino nuevamente le jugaba en contra? ya una vez había perdido todo y ahora ¿otra vez la soledad? ¿pero para dónde se fueron? se preguntaba el fantasma, mientras volaba escandalosamente y atravesaba paredes sin lograr siquiera sentir un poco de dolor.
ResponderEliminarCuando vi esa casa vacía de Vilhelm Hammershøi, inmediatamente se me ocurrió ¡un fantasma!! ja!!
Muchas gracias por todo este conocimiento y alegría por el conocer. Ya sabes que me encantan los microcuentos, ya me has visto... busco cuadros y poesías... me encanta el ejercicio de escudriñar historias en los cuadros, en los rasgos de las personas... es fascinante!!
Ah! muchas gracias por compartir mi último microrelato... buscar la palabra precisa es una verdadera proeza pero también una delicia!!
Chao y nos leemos...
¿Y si la propia casa es el fantasma?
EliminarMe ha gustado mucho, Magda (¡me encantan las historias de fantasmas!). Muchísimas gracias, escritora. Un abrazo.
Sentada en aquel tren recordaba mis años de conformismo íntimo.
ResponderEliminarAbandonaba familia, aquellos seres extraños que pensaban me conocían.
Me imaginaba el traqueteo de un tren antiguo, de cálidos asientos, accesorios hoy obsoletos, olor a madera....A vida!.
Alguna como la que yo iba camino de emprender, en otro siglo, pero con la misma ilusión de una muchacha de antaño, con su mejor vestido, su sombrero de los domingos y la esperanza puesta a bordo de aquel tren, que silbaba su próximo destino: LIBERTAD!.
(Edward Hopper)
Una divertida e interesante propuesta la tuya Carmen Pinedo.
Saludos.
Buena, esperanzadora y arriesgada historia, como es siempre la libertad, Rosario. Lo que vale la pena. Muchísimas gracias: ya sabes que te la "robaré" para compartirla en G+, como las dos que me quedan por publicar, la de Maite y la de Magdalena. No me canso de decir que sois geniales. Un abrazo.
EliminarGracias a ti.
ResponderEliminarMe encantará verla en Google +.
Seguiré contando historias, me parece una buena iniciativa.
Un beso Carmen.
Esta tarde la verás; Rosario. Un beso.
EliminarYa ves, sigo sumergida aquí, aunque no me ves, resulta que me han absorbido dos cuadros; George Bellows y Honoré Daumier, a ver si puedo salir de ellos...
ResponderEliminarY además Hopper, cuya mano agarra fuerte, y luego vas y aderezas con Chopin el mago...y el infinitamente nostálgico Baker...(me han dado tremendas ganas de ponerme a pintar).
Gran entrada, gran trabajo.