Un grito en la noche, una risa ahogada: Georges Rouault
Georges Rouault (1871-1958)
El fuego devora su presa. Imaginamos el resplandor
de una hoguera en la noche, pero todo es mucho más prosaico. La quema se
produce en un taller, a la luz del día, sin fulgores, sin misterio: incluso hay
un notario que toma acta de la destrucción. Un hombre de setenta y siete años
alimenta las llamas. Dentro de ese hombre arde un fuego mucho más intenso.
Georges Rouault, Barcas de pescadores en el crepúsculo
Georges Rouault, Paisaje, colección particular
¿Qué quema ese hombre con sombrero que mira hacia
la cámara? ¿Documentos? ¿Papeles comprometedores? ¿Libros?
Arte. Trescientas
quince obras de arte creadas por él e inconclusas. Acaba de ganar un pleito
contra los herederos del marchante Ambroise Vollard: la sentencia reconoce el
derecho moral del artista sobre estas obras inacabadas, y él las quema. Piensa
que no le queda tiempo para terminarlas. Que el fuego se ocupe de ello.
Georges Rouault, Estudio
“Ardé,
corazón, ardé, que no os puedo yo valer”, escuchamos en un villancico de Juan Vásquez
y Luys de Narváez inspirado en una canción popular. Es lo que piensa
Georges ese día del fuego: “que no os puedo yo valer”.
Georges Rouault, Payaso con su perro
Rouault no es
el único artista que destruye parte de su propia obra. También lo hicieron,
entre otros, Miguel Ángel, Claude Monet, Paul Cézanne, Berthe Morisot, Georgia
O’Keeffe, Willem de Kooning, Francis Bacon y muchos otros, del mismo modo que
hicieron con sus textos algunos escritores.
Georges Rouault, Invierno
“Ardé,
corazón, ardé”. ¿Qué piensa Georges, qué siente cuando, niño aún, descubre de
la mano de su abuelo las obras de Daumier, de Courbet, de Manet? O cuando, a
los catorce años, comienza a trabajar como aprendiz en un taller de restauración
de vidrieras, en París, y a estudiar por las tardes en la Escuela de Artes
Decorativas. O, a partir de 1890, cuando emprende estudios en la Escuela de Bellas Artes. Deslumbramiento
tras deslumbramiento. Fuego.
Georges Rouault, Paisaje con barca, 1906
Del taller se
llevó, es evidente, los contornos negros y la fuerza de los colores. En la Escuela se impregnó de
oficio y de las enseñanzas de Gustave Moreau, su maestro. La huella simbolista de Moreau
se aprecia en obras tempranas como esta:
Georges Rouault, Jesús ante los doctores, Villa Flora, Winterthur, 1893
En 1903, cinco
años después de la muerte de Moreau, se inauguró el museo dedicado al artista,
y Rouault fue nombrado conservador del mismo. Desde el sentimiento de soledad
que le dejó la muerte del amigo, Georges vuelve la mirada hacia el arte moderno
y hacia la religión: la interpretación que a lo largo de su vida hará de ambas
será digna del fuego que arde en el interior de este hombre de
apariencia apacible. El mismo que afirmó: “En la verdadera obra de arte cabe
una confesión ardiente”.
Georges Rouault, Barrio, 1910-14 c.
Georges Rouault, Jesús en el arrabal
Venga, ¿a qué esperamos? Llamemos
a escena a los personajes que pueblan la imaginación de Georges. Mirad, ya acuden: pescadores,
trabajadores, prostitutas, santas mujeres, payasos que son Cristo y Cristos que son
payasos… ¿Se puede pintar aquello que se ama con tanta rabia, con tanta
violencia, con una tristeza tan feroz? Sí, con esta incesante quemazón.
Georges Rouault, Cabeza de Cristo, 1939 c.
Georges Rouault, Payaso, 1920-29 c.
Georges Rouault, Cristo ultrajado, Museum of Modern Art,
Nueva York, 1932
Georges
Rouault, Tres payasos, colección
particular, 1917-20 c.
“En medio de
las masacres, de los incendios y de los espantos –escribe en 1913-, creo haber
conservado en los ojos y el espíritu, desde el sótano en que nací, la materia
fugitiva que el buen fuego fija e incrusta”.
Georges Rouault, Crepúsculo o Île de France
Georges Rouault, Muchachas, 1909
Georges Rouault, Crepúsculo junto al mar
Georges Rouault, Al llegar la noche salió la luna
Rouault,
fauve, expresionista e inspirador de expresionistas, pintor, grabador,
ilustrador, vidriero, volcó en todas sus obras, fuese cual fuese el soporte
utilizado, una mirada llena de compasión y humanidad. Una humanidad que no
alcanza solo a las personas, sino también a la naturaleza. “Un árbol contra el
cielo –escribió- posee el mismo interés, el mismo carácter, la misma expresión
que la figura de un ser humano”. Así es, lo sabemos.
Georges Rouault, Nocturno
Georges Rouault, Paisaje con grandes árboles
Del mismo modo, la figura humana tiene, a veces, algo de árbol, de planta, de flor, de roca o de cualquier otro elemento de la naturaleza. Es así, también lo sabemos.
Georges
Rouault, Acróbata XVI
Georges
Rouault, Figura
Georges
Rouault, La bella Hélène
El dolor con el que se comprometió Georges Rouault, está siempre presente, por desgracia. Tanto, tanto dolor, tanta muerte.
Georges
Rouault, Fugitivos (El Éxodo)
Georges
Rouault, El payaso herido
En muchas de
sus obras, los pasajes bíblicos se entreveran con el orden de las estaciones y
con el paisaje. Es una naturaleza que vibra y tiembla como los cuerpos.
Georges
Rouault, Finales de otoño
Georges
Rouault, Primavera, Musée des
Beaux-Arts de Bâle, 1934
Georges
Rouault, Pescadores, 1939
Georges
Rouault, Pescadores, Musée d’Art
moderne de la Ville
de Paris, 1937
Decidme: ¿no
sentís a veces, no lo habéis sentido con fuerza en estos últimos tiempos, el
deseo de tener un respiro, de cerrar los ojos, de cobijaros en un sueño sin sueños, de olvidar la vida? Georges sintió ese mismo deseo,
pero no la olvidó. Y nosotros tampoco.
Georges
Rouault, Terraza en Versalles, 1940
“Para mí, la
pintura es una forma de olvidar la vida. Es un grito en la noche, una risa
ahogada” (Georges Rouault)
Georges
Rouault, Cabeza de payaso, colección
particular, 1937
Los cuadros, preciosos como siempre y la historia muy triste, pero no me ha quedado claro. ¿Cómo es lo del pleito con los herederos de Vollard? ¿Por qué quema los cuadros? Me resulta todo muy curioso. ¿A qué masacres incendios y espantos se refiere en 1913? Bueno ya paro que esto parece un tercer grado. Hoy lo he pillado antes y me llevo tus cuadros conmigo a la cama. Tendré coloridos y lindos sueños. Gracias.
Se refiere a las masacres y espantos que tan tristemente jalonan toda nuestra historia, y que a Rouault le marcaron desde su nacimiento. Nació en un sótano donde su madre se había refugiado durante el último bombardeo -creo que fue el último- de la Comuna de París.
Lo del pleito se debe a que era un pintor muy lento. En 1917, Ambroise Vollard compró todas sus obras, también las que realizaría posteriormente, con el compromiso de que el artista podría seguir trabajando en ellas y modificándolas cuanto hiciera falta: ¡y a veces tardaba veinte años en dar por concluida una obra!
Vollard murió en 1939 y sus herederos negaron a Rouault el acceso a las obras, ¡a sus propias obras! Así que empezó el juicio, muy largo, que concluyó en 1947 con una sentencia a favor del artista. Recuperó cerca de setecientas obras y quemó la mayor parte de ellas porque sabía que jamás conseguiría terminarlas y no quería que quedasen así, de un modo que a él no le satisfacía. Qué bien, Rosa, porque tus preguntas me han permitido explicar algo más sobre este artista. Gracias y un cálido abrazo.
Gracias Carmen por tus aclaraciones. Qué personaje más interesante!! Siempre me ha parecido que tiene que ser muy difícil deshacerse de un cuadro para un pintor y se ve que éste estaba especialmente sensibilizado. Triste historia.
Niezwykle intrygujący artysta, a historia jego życia skomplikowana i trudna. Lubię taką mocna kolorystykę dzieł i wpływy fowistów. Są bardzo ekspresyjne. W postaciach człowieka Georges Rouault przypomina mi trochę Giorgio de Chirico, pokazuje ludzi jako manekiny czy lalki. To takie odpodmiotowienie. Na pewno zainteresuję się tym malarzem. Pozdrawiam Cię serdecznie!
¡Vaya cruce tan curioso acabamos de tener! Mientras tú escribías la palabra "fuerza" en tu comentario, yo la escribía en un comentario a tu post sobre las mujeres fotógrafas. Me parece que no es una casualidad: fuerza. Un abrazo, fuerte, por supuesto.
Pues estoy a favor en su derecho a hacer con sus obras lo que quisieran. A los espectadores nos puede parecer extremo, pero el autor es él. Él debe elegir lo que hacer con su trabjo. No conocía al pintor y me ha gustado, sobre todo sus colores. Como los mezcla. Los paisajes mas que las personas, y como curiosidad. Sus payasos, no me parecen payasos. Me han parecido reyes, aldeanos, Jesucrito, pero nunca payasos. Supongo que no significa nada, o quizás que la imagen que tengo de los payasos es diferente.
GRACIAS Carmen, por hacer de este domingo, tan triste por estos lares, algo memorable. Besos y ¡feliz domingo a todos!
No te equivocas en ninguna de tus apreciaciones, Harry. El artista tiene derecho a hacer lo que quiera con su obra, aunque nos resulte extremadamente doloroso y agradezcamos, en el caso de que sus últimas voluntades fueran que se destruyese por completo su obra, estas instrucciones no fuesen obedecidas. Los payasos de Rouault, como sus Cristos, son reyes, aldeanos, son Rouault, son cualquier persona, todas las personas que sufren, que están tristes, que son escarnecidas, que sienten el dolor. Así que, una vez más, has visto. Un fuerte abrazo, Harry.
Eso es indiscutible, pero, oye, artista: que nunca se te ocurra destruir ni una sola de tus obras, o tendrás que vértelas con nosotros, tus seguidores. ¿Está claro, amigo? (no me ves ni me oyes, pero intento poner la cara y la voz del villano más villano del cine negro). Un abrazo, Josevi.
Si los motivos de Rouault para destruir sus cuadros fue el que no estaban aún terminados o por cuestiones legales con sus herederos está en su derecho de hacerlo, faltaría más, y tiene una explicación. Pero me llama la atención que hubo otros artistas que también decidieron que su obra fuera destruida y no les sobreviviera. Me viene a la mente Kafka que dejó una carta escrita a un amigo pidiendo que, salvo unos pocos títulos, todos sus escritos fueran destruidos tras su muerte. En este caso el amigo de Kafka no respetó esta última voluntad. Rouault no dejó en manos de terceros sus intenciones, afortunadamente para él y desgraciadamente para los demás. Gracias, Carmen, por presentarme a este pintor del que desconocía ¡todo!
Sí, más que en artistas que destruyeron parte de sus obras, aunque no la totalidad de las mismas, he pensado, como tú, en escritores: Kafka, desde luego; Virgilio, que quería que tras su muerte se destruyese La Eneida; Emily Dickinson... Entran escalofríos, ¿verdad? Un abrazo, Kirke.
Gracias por esta entrada tan sustanciosa. Me gustan mucho tus escritos amenos, explicativos y completos. No conocía la obra de G. Rouault, pero sentí al ver las imágenes de sus obras; la angustia, el desamparo, el dolor que debían acompañarlo a pesar de la presencia de Dios y de los cielos luminosos o coloridos de las estaciones. Al leer tu escrito vinieron a mi mente nombres de autores que quisieron destruir su obra, como F. Kafka y que de haber cumplido su voluntad, nos habría privado de su producción magistral. Por otro lado, está presente la comercialización del arte y la propiedad de la obra que, en mi idealismo es una visión poco objetiva, y no logro entender. Nuevamente gracias por brindarme el placer de leerte.
Se siente su dolor, ¿verdad? Ese amor que quema y, como dices, esa angustia, ese desamparo. Imagino que la empatía de Rouault hacia todas las criaturas que sufren le hizo sentir, a menudo, una enorme sensación de impotencia. Desgarradora. La comercialización del arte, con sus abusos y sus absurdos, también me resulta incomprensible. ¿Cómo puede ser que, en tantos casos, el artista sea el único que no recibe la retribución justa por su trabajo, mientras otros se lucran hasta límites insospechados? Demencial, indignante. María, un abrazo muy fuerte.
¡¡Qué interesante es todo lo que cuentas en la entrada, y lo que le explicas a Rosa Berros. Yo veo justo que el artista tenga derecho a decidir sobre su obra, aunque en algunos casos para el resto sea una pérdida terrible. Pero comprendo que no quisiera dejarlos sin acabar. Un beso, Carmen
Sí, en el caso de Rouault se trató de eso. En los casos de otros artistas, lo que quisieron fue destruir la parte de su obra que les parecía de peor calidad como, por ejemplo, las obras primerizas. Es verdad que es comprensible lo que hicieron, que estaban en su derecho, como dice Josevi y todos admitimos, y también que es una terrible pérdida para nosotros, incluso por lo que podría aclararnos a los historiadores del arte sobre su evolución. Pero, ay, entran en juego también esos intereses comerciales que mencionaba María, y aún se hace más comprensible el hecho de esa destrucción para evitar que obras que el artista consideraba imperfectas pasasen a manos de determinados mercaderes sin escrúpulos. Que no todos los que comercian con el arte son así, conste, pero haberlos, los hay. Un abrazo, Chari.
Hola Carmen!!! Hoy he aprendido muchísimo porque apenas sabía nada de la vida de Rouault, no me gustaba demasiado pero ahora lo veo con otros ojos, a veces, como decía mi tío abuelo que tenía dos hijos ciegos, no saber es casi peor que no ver, y en este caso no me gustaba un autor por desconocimiento. Me ha encantado redescubrirlo y prometo prestarle atención si vuelvo a cruzarme en su camino o él en el mío. Un besito y feliz lunes.
Me quito el sombrero, Carmen. Creo que has puesto tanta pasión, tanta admiración y tanta comprensión en este post que no hemos tenido otro remedio que dejarnos llevar y contagiarnos. Nos das un paseo por la vida y obra de este artista (al que desde la incultura y la sinceridad debo decir que desconocía) haciéndonos entender lo que alimentaba su inspiración, lo que sentía, la forma en que la vida que había tenido le influía a la hora de crear. Como dice Marigem una vez que entendemos podemos mirar con otros ojos nuevos.
Absolutamente genial, es un placer aprender y "pasear" así contigo :)
¡No te lo quites, Julia, que te está muy bien! Por cierto, tengo un sombrero como el tuyo. ¡Me encanta! Rouault tiene mucho de conmovedor, y creo que es porque él mismo se conmueve. Va más allá de la calidez, porque quema. A mí me llaman la atención las constantes referencias que hace al fuego, a lo largo de su vida. El placer para mí es pasear y aprender con todos vosotros. Um fuerte abrazo, Julia.
Las obras eran suyas y, las hizo más suyas todavía porque decidió borrarlas. Sus pinturas me transmiten tristeza; un alma agujereada... Una obra inacabada quizá... Una maravilla de entrada, como siempre. Muchos besos, Carmen.
Un alma agujereada y cómo hacer más propio lo propio destruyéndolo... Eva, siempre encuentras las expresiones exactas y las ideas más sugerentes. Me dejas pensando. Un fuerte abrazo.
Los cuadros, preciosos como siempre y la historia muy triste, pero no me ha quedado claro. ¿Cómo es lo del pleito con los herederos de Vollard? ¿Por qué quema los cuadros? Me resulta todo muy curioso. ¿A qué masacres incendios y espantos se refiere en 1913? Bueno ya paro que esto parece un tercer grado.
ResponderEliminarHoy lo he pillado antes y me llevo tus cuadros conmigo a la cama. Tendré coloridos y lindos sueños. Gracias.
Se refiere a las masacres y espantos que tan tristemente jalonan toda nuestra historia, y que a Rouault le marcaron desde su nacimiento. Nació en un sótano donde su madre se había refugiado durante el último bombardeo -creo que fue el último- de la Comuna de París.
EliminarLo del pleito se debe a que era un pintor muy lento. En 1917, Ambroise Vollard compró todas sus obras, también las que realizaría posteriormente, con el compromiso de que el artista podría seguir trabajando en ellas y modificándolas cuanto hiciera falta: ¡y a veces tardaba veinte años en dar por concluida una obra!
Vollard murió en 1939 y sus herederos negaron a Rouault el acceso a las obras, ¡a sus propias obras! Así que empezó el juicio, muy largo, que concluyó en 1947 con una sentencia a favor del artista. Recuperó cerca de setecientas obras y quemó la mayor parte de ellas porque sabía que jamás conseguiría terminarlas y no quería que quedasen así, de un modo que a él no le satisfacía.
Qué bien, Rosa, porque tus preguntas me han permitido explicar algo más sobre este artista. Gracias y un cálido abrazo.
Gracias Carmen por tus aclaraciones. Qué personaje más interesante!! Siempre me ha parecido que tiene que ser muy difícil deshacerse de un cuadro para un pintor y se ve que éste estaba especialmente sensibilizado. Triste historia.
EliminarNiezwykle intrygujący artysta, a historia jego życia skomplikowana i trudna. Lubię taką mocna kolorystykę dzieł i wpływy fowistów. Są bardzo ekspresyjne. W postaciach człowieka Georges Rouault przypomina mi trochę Giorgio de Chirico, pokazuje ludzi jako manekiny czy lalki. To takie odpodmiotowienie. Na pewno zainteresuję się tym malarzem. Pozdrawiam Cię serdecznie!
ResponderEliminarW postaciach człowieka pojawić się drewnianych lalek. Rouault jest to bardzo interesujące.
EliminarNo me imaginaba así a Georges Rouault. Y qué historia, y qué fuerza.
ResponderEliminarSaludos, Carmen.
¡Vaya cruce tan curioso acabamos de tener! Mientras tú escribías la palabra "fuerza" en tu comentario, yo la escribía en un comentario a tu post sobre las mujeres fotógrafas. Me parece que no es una casualidad: fuerza. Un abrazo, fuerte, por supuesto.
EliminarPues estoy a favor en su derecho a hacer con sus obras lo que quisieran. A los espectadores nos puede parecer extremo, pero el autor es él. Él debe elegir lo que hacer con su trabjo.
ResponderEliminarNo conocía al pintor y me ha gustado, sobre todo sus colores. Como los mezcla. Los paisajes mas que las personas, y como curiosidad. Sus payasos, no me parecen payasos. Me han parecido reyes, aldeanos, Jesucrito, pero nunca payasos. Supongo que no significa nada, o quizás que la imagen que tengo de los payasos es diferente.
GRACIAS Carmen, por hacer de este domingo, tan triste por estos lares, algo memorable.
Besos y ¡feliz domingo a todos!
No te equivocas en ninguna de tus apreciaciones, Harry. El artista tiene derecho a hacer lo que quiera con su obra, aunque nos resulte extremadamente doloroso y agradezcamos, en el caso de que sus últimas voluntades fueran que se destruyese por completo su obra, estas instrucciones no fuesen obedecidas.
EliminarLos payasos de Rouault, como sus Cristos, son reyes, aldeanos, son Rouault, son cualquier persona, todas las personas que sufren, que están tristes, que son escarnecidas, que sienten el dolor. Así que, una vez más, has visto.
Un fuerte abrazo, Harry.
Gracias, gracias, gracias !!
ResponderEliminarMe encanta aprender y contigo, créeme, aprendo.
Te sonrío con el Alma.
Gracias, DesdMiVentana H. Nos encantan tus sonrisas. Un abrazo.
EliminarMe parece de justicia reconocer que un artista es siempre dueño de sus obras.
ResponderEliminarEso es indiscutible, pero, oye, artista: que nunca se te ocurra destruir ni una sola de tus obras, o tendrás que vértelas con nosotros, tus seguidores. ¿Está claro, amigo? (no me ves ni me oyes, pero intento poner la cara y la voz del villano más villano del cine negro). Un abrazo, Josevi.
EliminarSi los motivos de Rouault para destruir sus cuadros fue el que no estaban aún terminados o por cuestiones legales con sus herederos está en su derecho de hacerlo, faltaría más, y tiene una explicación.
ResponderEliminarPero me llama la atención que hubo otros artistas que también decidieron que su obra fuera destruida y no les sobreviviera. Me viene a la mente Kafka que dejó una carta escrita a un amigo pidiendo que, salvo unos pocos títulos, todos sus escritos fueran destruidos tras su muerte. En este caso el amigo de Kafka no respetó esta última voluntad.
Rouault no dejó en manos de terceros sus intenciones, afortunadamente para él y desgraciadamente para los demás.
Gracias, Carmen, por presentarme a este pintor del que desconocía ¡todo!
Sí, más que en artistas que destruyeron parte de sus obras, aunque no la totalidad de las mismas, he pensado, como tú, en escritores: Kafka, desde luego; Virgilio, que quería que tras su muerte se destruyese La Eneida; Emily Dickinson... Entran escalofríos, ¿verdad?
EliminarUn abrazo, Kirke.
Gracias por esta entrada tan sustanciosa. Me gustan mucho tus escritos amenos, explicativos y completos. No conocía la obra de G. Rouault, pero sentí al ver las imágenes de sus obras; la angustia, el desamparo, el dolor que debían acompañarlo a pesar de la presencia de Dios y de los cielos luminosos o coloridos de las estaciones. Al leer tu escrito vinieron a mi mente nombres de autores que quisieron destruir su obra, como F. Kafka y que de haber cumplido su voluntad, nos habría privado de su producción magistral. Por otro lado, está presente la comercialización del arte y la propiedad de la obra que, en mi idealismo es una visión poco objetiva, y no logro entender. Nuevamente gracias por brindarme el placer de leerte.
ResponderEliminarSe siente su dolor, ¿verdad? Ese amor que quema y, como dices, esa angustia, ese desamparo. Imagino que la empatía de Rouault hacia todas las criaturas que sufren le hizo sentir, a menudo, una enorme sensación de impotencia. Desgarradora.
EliminarLa comercialización del arte, con sus abusos y sus absurdos, también me resulta incomprensible. ¿Cómo puede ser que, en tantos casos, el artista sea el único que no recibe la retribución justa por su trabajo, mientras otros se lucran hasta límites insospechados? Demencial, indignante.
María, un abrazo muy fuerte.
Me parece de justicia reconocer que un artista es siempre dueño de sus obras.
ResponderEliminarPero eso es evidente. ¡Aunque me ponga mi máscara de James Cagney para decirte que no toques ni una sola de las tuyas! Un abrazo, Josevi.
Eliminar¡¡Qué interesante es todo lo que cuentas en la entrada, y lo que le explicas a Rosa Berros. Yo veo justo que el artista tenga derecho a decidir sobre su obra, aunque en algunos casos para el resto sea una pérdida terrible. Pero comprendo que no quisiera dejarlos sin acabar. Un beso, Carmen
ResponderEliminarSí, en el caso de Rouault se trató de eso. En los casos de otros artistas, lo que quisieron fue destruir la parte de su obra que les parecía de peor calidad como, por ejemplo, las obras primerizas. Es verdad que es comprensible lo que hicieron, que estaban en su derecho, como dice Josevi y todos admitimos, y también que es una terrible pérdida para nosotros, incluso por lo que podría aclararnos a los historiadores del arte sobre su evolución. Pero, ay, entran en juego también esos intereses comerciales que mencionaba María, y aún se hace más comprensible el hecho de esa destrucción para evitar que obras que el artista consideraba imperfectas pasasen a manos de determinados mercaderes sin escrúpulos. Que no todos los que comercian con el arte son así, conste, pero haberlos, los hay. Un abrazo, Chari.
EliminarPara mi todo un descubrimiento, otra vez más, gracias Carmen.
ResponderEliminarGracias a ti, Roy. Y de aquí no te vas sin tu abrazo.
EliminarHola Carmen!!! Hoy he aprendido muchísimo porque apenas sabía nada de la vida de Rouault, no me gustaba demasiado pero ahora lo veo con otros ojos, a veces, como decía mi tío abuelo que tenía dos hijos ciegos, no saber es casi peor que no ver, y en este caso no me gustaba un autor por desconocimiento.
ResponderEliminarMe ha encantado redescubrirlo y prometo prestarle atención si vuelvo a cruzarme en su camino o él en el mío.
Un besito y feliz lunes.
Es buen compañero para momentos algo tristones, así que casi mejor que no te cruces demasiado a menudo en su camino. Gracias y un abrazo, Marigem.
EliminarMe quito el sombrero, Carmen. Creo que has puesto tanta pasión, tanta admiración y tanta comprensión en este post que no hemos tenido otro remedio que dejarnos llevar y contagiarnos. Nos das un paseo por la vida y obra de este artista (al que desde la incultura y la sinceridad debo decir que desconocía) haciéndonos entender lo que alimentaba su inspiración, lo que sentía, la forma en que la vida que había tenido le influía a la hora de crear. Como dice Marigem una vez que entendemos podemos mirar con otros ojos nuevos.
ResponderEliminarAbsolutamente genial, es un placer aprender y "pasear" así contigo :)
Un gran abrazo y feliz martes!!
¡No te lo quites, Julia, que te está muy bien! Por cierto, tengo un sombrero como el tuyo. ¡Me encanta!
EliminarRouault tiene mucho de conmovedor, y creo que es porque él mismo se conmueve. Va más allá de la calidez, porque quema. A mí me llaman la atención las constantes referencias que hace al fuego, a lo largo de su vida.
El placer para mí es pasear y aprender con todos vosotros. Um fuerte abrazo, Julia.
Las obras eran suyas y, las hizo más suyas todavía porque decidió borrarlas.
ResponderEliminarSus pinturas me transmiten tristeza; un alma agujereada... Una obra inacabada quizá...
Una maravilla de entrada, como siempre. Muchos besos, Carmen.
Un alma agujereada y cómo hacer más propio lo propio destruyéndolo... Eva, siempre encuentras las expresiones exactas y las ideas más sugerentes. Me dejas pensando.
EliminarUn fuerte abrazo.