París contó con alumbrado público
desde el siglo XVI. El uso de reverberos y, sobre todo, la introducción del gas
y posteriormente de la electricidad, contribuyeron a llenar de luz las calles
de nuestras ciudades y pueblos. Antes de la utilización del gas, las luminarias
que revestían los edificios y las arquitecturas efímeras alzadas en ocasiones
festivas suponían un gran acontecimiento. “¡Vamos a ver las luces!”, exclamaba
la gente.
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Francesco Guardi, Procesión nocturna en la
Plaza de San Marcos, Ashmolean Museum, Oxford, 1758 |
En 1807, la luz de gas alumbró,
por vez primera, uno de los lados de la calle Pall Mall de Londres. El cerco
luminoso se extendió, año tras año, hasta que, en la década de los ochenta, el
alumbrado eléctrico comenzó a expandirse. Pero no es de la historia de la
iluminación de lo que quiero tratar en este momento. Tan solo pretendo
invitaros a dar un paseo nocturno por una serie de ciudades. No temáis: están
lo suficientemente alumbradas como para que no se desorienten nuestros pasos.
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John Atkinson Grimshaw, Pall Mall, colección privada, 1880-89 c. |
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John Atkinson Grimshaw, Muelles de Glasgow, colección privada, 1889 c. |
John Atkinson Grimshaw fue un
artista de noches y crepúsculos. La humedad y la niebla invaden sus paisajes
urbanos, sin desdibujar por ello sus formas. En varios de sus cuadros plantea
el mismo esquema: a un lado, los edificios iluminados; al otro, los muelles con
sus barcos.
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John Atkinson Grimshaw, Liverpool desde Wapping, Philadelphia Museum of
Art, 1875 |
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John Atkinson Grimshaw, Muelles de Greenock, colección privada, 1880 c. |
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James Abbott McNeill Whistler, Nocturno, Casa Blanca, Washington, D.C., 1870-77
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El efecto de las luces urbanas
rielando sobre las aguas es reproducido por muchos artistas. Uno de ellos, James
Abbott McNeill Whistler, tenía su estudio en Chelsea, muy cerca del que Grimshaw
tuvo durante la década de los ochenta. Ambos artistas, que compartían el
interés por las vistas nocturnas, se conocieron en esa época.
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James Abbott McNeill
Whistler, Nocturno azul y plata, Tate
Gallery, Londres, 1871 |
Vemos los mismos efectos
luminosos sobre el agua en obras de Monet y Van Gogh:
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Claude Monet, Puerto
del Havre, efecto nocturno, colección particular, 1873 |
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Vincent van Gogh, Noche estrellada sobre el Ródano, Musée
d’Orsay, París, 1888
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La luz de los faroles nos acompaña durante nuestros
tranquilos paseos por las obras de autores como el checo Jakub Schikaneder o los polacos Józef
Pankiewicz y Aleksander Gierymski.
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Jakub Schikaneder, Una calle en invierno, 1910 |
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Jakub Schikaneder, Noche en la Vieja Praga,
1911 |
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Józef Pankiewicz, Plaza del Mercado en Varsovia, Muzeum Narodowe, Poznan, 1892 |
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Aleksander Gierymski, Noche en Ulica, Lviv National
Art Gallery, Aviv, 1890 c.
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¿Demasiado tranquilo y solitario? ¿Preferís la animación de París, ciudad de la luz?
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Camille Pissarro, Boulevard de Montmartre por la noche, National Gallery, Londres, 1897 |
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Konstantin Korovin, Plaza de la Ópera |
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Édouard Leon Cortes, Porte Saint Martin, colección
particular, principios siglo XX
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La iluminación artificial se convierte en un nuevo y frecuente motivo pictórico. Los lienzos se llenan de destellos, de reflejos en las aceras siempre húmedas. Nos atrae la luz, el gran tema del arte.
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Childe Hassan, Nocturno:
cruce ferroviario en Chicago, colección
particular, 1892-93 |
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James Abbott McNeill Whistler, Nocturno
en verde y oro. Nieve en Chelsea,
Fogg Art Museum, Cambridge, Massachussets, 1876 |
No cabe duda de que la iluminación nocturna resulta
grata y reconfortante. Sin embargo, algo hacemos mal cuando las luces de la Tierra no nos permiten ver las estrellas.
No conocía a John Atkinson Grimshaw, es genial!
ResponderEliminarDe todos los géneros que tocó, el que más me gusta es el de las vistas urbanas. Dan ganas de pasear por sus calles, ¿verdad?
ResponderEliminarNi yo. Y me encantaaaaa.
ResponderEliminarEs el tipo de cuadros que me gustan aunque todos tienen algo especial, y no es la falta de luz solar, es la atmósfera, los trazos, como los artistas lo reflejan en sus temas, cada uno en su estilo.
Resulta fascinante, y como bien dices Carmen, algo anda mal cuando la luz artificial no nos permite ver las estrellas y hay que dedicarle un día a la oscuridad. Pero es que, como dice el dicho, "en el término medio está la virtud". El exceso, sea en lo que sea, se convierte en algo negativo.
GRACIAS por los pintores que no conocía y por recordarme a los que sí.
Pues nada, Harry, al anochecer, Mariona, tú y yo nos vamos a pasear por los cuadros de Grimshaw. Si alguien más se apunta, será bienvenido.
EliminarEs impresionante ver el mapa de la contaminación lumínica. En la ciudad en la que vivía antes, me habían quitado las estrellas, pero ahora las he recuperado. ¿Vosotros las podéis ver desde donde vivís, o tenéis que salir al campo para cosechar estrellas?
Tengo que salir, pues aunque no vivo en una gran ciudad, ver todas las estrellas es difícil, aunque alguna se ve.
EliminarLo de hacer las ciudades más humanas creo que es posible, aunque sin ruidos y sin luces lo veo muy difícil, pero es verdad que hay que poner voluntad y desde luego dejar a los políticos fuera. Mucho se podría arreglar solamente con educación, pero bueno, es meterse en profundidades que van más allá de la luz.
Cambia mucho la manera de ver el mundo de una generación a otra, pero siempre llegamos al mismo punto: no hay que excederse. Lo decían nuestros mayores y lo repetimos nosotros. Cómo puede cambiar un paisaje, del tipo que sea, solamente por la llegada de la luz. Es lógico que los pintores y los fotógrafos intenten captarla en su obra. Unos aciertan, otros no. La luz, nartural o artificial, distorsiona la percepción en poco minutos o, incluso, segundos. Lo vemos claramente en, por ejemplo, los cuadros que logran transmitirnos esa luz. En cualquier caso yo propondría realizar apagones generales varias veces al año: ni luces artificiales ni, puestos a pedir, ruidos de motores o de aparatos. Sería muy interesante poder caminar por las calles a la luz de la luna, en determinados lugares casi a tientas. Legiones de urbanitas ruidosos se negarían. Estoy seguro. Contaminar es lo suyo. ¿Podremos, alguna vez, ver bien las estrellas desde las ciudades, en silencio? ¿Lograremos entender bien qué somos o dónde estamos? Seguro que no.
ResponderEliminarMe gusta la luz. Pero no tan intensa. Y, desde luego, no me gusta el ruido. No estaría mal que se hiciese un esfuerzo para que las ciudades fuesen más humanas, menos agresivas y contaminantes. Digo que no estaría mal, pero, en realidad, es preciso que se haga ese esfuerzo.
EliminarCuando conocí a Grimshaw, de forma muy casual viendo la tele, descubrí a uno de mis artistas preferidos.
ResponderEliminarEs difícil elegir entre Londres y París, me gustan las dos y cada una tiene su encanto pero creo que me quedo con Londres, me gusta mucho, mucho, mucho.
El rielar de las luces daría para un montón de post, para mí es algo tan inspirador. Un besín y como siempre me encanta perderme por aquí.
¡Qué bien, otra amiga que se apunta a nuestros paseos nocturnos! Vamos a Londres (pero al que pinta Grimshaw).
EliminarTodas las pinturas me han gustado, muy especialmente las de Grimshaw y la de Guardi. También las de Schikaneder, Pankiewicz y Gierymski.
ResponderEliminarLo de hacer las ciudades más humanas es un imposible, Carmen. ¿Por qué? Pues, porque los políticos han de dar el primer paso y no lo darán porque los votantes no se lo piden. La población interpreta como "humano" el "hacer lo que te viene en gana en todo momento", de manera egocéntrica e incívica. Y los políticos lo permiten porque éso les da votos.
Y entonces, quienes no podemos resistirlo más, huimos de las ciudades. Pero estas han vivido épocas muy distintas: también pueden cambiar, en el futuro. Como las personas. Es posible que el cambio sea para peor (peor aún de lo que es, de lo que somos), pero también para mejor. No podemos descartar esa posibilidad, por pequeña que sea.
EliminarMe ha gustado ése comentario de que:"...las ciudades han vivido épocas muy distintas (en el pasado): también pueden cambiar en el futuro". Es un halo de esperanza. No siempre han sido las ciudades como son ahora. Me ha gustado la expresión de Suni Mocholi cuando dice: ..."la luz es compañia y no molestia". Queda bien plasmada ésa sensación en las pinturas de Grimshaw, Guardi, Schikaneder, Pankiewicz y Gierymski
EliminarNada que ver con la iluminación de las grandes ciudades de ahora, las prefiero como antes..cuando llegas a pequeñas ciudades, pueblo en los que la luz es compañía y no molestia, disfruto...con ello no rechazo, en algunos casos, esa iluminación que nos hace ver el patrimonio..
ResponderEliminarComo siempre, gracias Carmen por tan magnificas y singulares entradas
Eso es: cuando la luz "es compañía y no molestia". Lo has expresado muy bien, Suni.
EliminarTu blog es una delicia visual, y muy interesante. En mi blog te he dejado tu Black Wolf Blogger Award. Enhorabuena.
ResponderEliminarEva, muchísimas gracias por tus palabras y por haberte acordado de este blog. Ahora mismo me paso por el tuyo. Ve preparando un abrazo :)
EliminarAmo la luz en medio de la noche, amo las luces de gas, las modernas luces de ciudad, las candilejas, las luces de las estrellas... Todo :)
ResponderEliminarPero sobre todo amo ese pequeño cuadro de Van Gogh
Es un cuadro que por sí mismo ilumina.
EliminarVerlo frente a mí en Orsay es de esas cosas que no se olvidan, como el primer Velázquez :)
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