Una interesante aplicación de la linterna mágica y la fantasmagoría es la de conferir visualidad a lo
impalpable. En numerosos cuadros y dibujos se manifiesta este aspecto
fantasmagórico de representación de espectros y seres diabólicos.
|
Francisco de Goya, El sueño de la razón produce monstruos, Los Caprichos, 1799 |
|
Eugenio Lucas Velázquez, La avaricia, Museo Lázaro Galdiano, Madrid, 1852 |
Estos monstruitos acosan, desde
antiguo, a santos y a penitentes:
|
David Teniers el Joven, Tentación de San Antonio, Museum Mayer van den Bergh, Amberes,
1640-50 c |
|
José Benlliure Gil, Tentación, La vida de San
Francisco, 1926 |
Surgen, a menudo, de entre las
páginas de los libros:
|
Théodor von Holst, Fantasy Based on Goethe's Faust, Tate
Gallery, Londres, 1834 |
|
Théodor Von Holst, A Dream after Reading Goethe’s, 1832 c. |
Asaltan a personajes de ficción,
como Don Quijote:
|
Francisco de Goya, Don Quijote acosado por monstruos, 1812-20 c. |
|
Gustave Doré, Don
Quijote leyendo en su biblioteca, 1864-67 |
Y, por supuesto, nacen de los
pensamientos y ensoñaciones de los artistas:
|
Franz Von Lenbach, Goethe |
|
Federico de Madrazo, El sueño del artista, 1866 |
|
Robert William Buss, Dickens’s Dream, 1870 |
Como vemos, estas imágenes se
utilizan para plasmar los pensamientos, visiones y sueños de los personajes, a
través del procedimiento del “cuadro dentro del cuadro” y la estructuración
espacial en abismo.
Las proyecciones de linterna y
las fantasmagorías también se introdujeron en el teatro para representar este
tipo de visiones, en combinación con la representación sobre el escenario. El
mismo recurso se emplea en el cine, en películas como Histoire d’un crîme
(Ferdinand Zecca, 1901), Les hallutinations du baron de Münchausen
(Georges Méliès, 1911) y The Life of
an American Fireman (Edwin S. Porter, 1903).
|
Les hallutinations du baron de Münchausen, Georges Méliès, 1911 |
En una de las escenas de esta
última película, mientras el bombero protagonista descansa, soñador, en una
silla, aparece en fundido abierto un círculo donde se muestran las figuras de
su esposa y su hija.
|
The Life of an American
Fireman, Edwin S. Porter, 1903 |
Hallamos un ejemplo de esta representación
onírica en la serie de placas para linterna pintadas a mano en 1860 y
atribuidas a William Robert Hill, que lleva el título, precisamente, de El
sueño del soldado.
En la primera placa aparece el soldado adormecido junto
al fuego de campamento; otra placa, situada en una segunda linterna, representa
su sueño de una casa feliz, que va apareciendo entre el humo que surge de la hoguera:
al final, la imagen se transforma en un campo de batalla y la victoria final.
Durante todo el tiempo, la primera placa, con la imagen del soldado durmiente,
se mantiene en pantalla, colocada en la primera linterna, mientras los otros
motivos se sitúan en la segunda y tercera linternas. Francisco Javier Frutos
Esteban escribe sobre William Robert Hill en sus obras Artilugios para
fascinar. Colección Basilio Martín Patino (Salamanca, 1999) y Los ecos de una lámpara maravillosa (Salamanca,
2011).
|
William Robert Hill, Soldier's Dream, 1860 |
Duermes???. Magnifica entrada Carmen..
ResponderEliminarEn mis sueños me veo en otros lugares, no sé que hago allí, estoy en mi pasado, presente o futuro?
Estás en plena fantasmagoría ;)
EliminarNo os lo vais a creer, pero cuando leí la entrada sobre la fantasmagoría me acordé de El sueño de la razón. ¿Goya conoció la fantasmagoría, verdad?
ResponderEliminarSeguro. Fantasmagorías, linternas mágicas, cosmoramas, sombras chinescas y todo tipo de espectáculos y entretenimientos populares, a los que era muy aficionado. Además, tuvo mucha relación con los duques de Osuna, cuyos salones albergaron espectáculos de esta índole, por los que estaban fascinados. Por otra parte, si comparas las palabras con las que Robertson anuncia en 1796 la fantasmagoría y las que se publican en 1799 sobre los Caprichos, te asombra su parecido.
EliminarLas experiencias fantasmagóricas, escribe Robertson, no “tienen nada de espantoso. Excitan la curiosidad del filósofo y son a propósito para divertir a toda clase de personas. Su efecto puede ser muy útil para fortificar las imaginaciones débiles y destruir las preocupaciones y terrores producidos por una mala educación y que deshonran la inteligencia de la razón humana”.
En el anuncio de los Caprichos de Goya se afirma que estos han sido realizados con el objeto de censurar “los errores y vicios humanos”, para lo cual el autor había escogido sus asuntos “entre la multitud de extravagancias y desaciertos que son comunes en toda sociedad civil, y entre las preocupaciones y embustes vulgares, autorizados por la costumbre, la ignorancia o el interés”, exponiendo “a los ojos formas y actitudes que sólo han existido hasta ahora en la mente humana, obscurecida y confusa por la falta de ilustración o acalorada con el desenfreno de las pasiones” (Diario de Madrid, 6 de febrero de 1799).
¡Qué curioso! Hoy hace muchos años nació Anna Freud la dama del psicoanálisis infantil. Y hablando de la psique y los sueños...
ResponderEliminarComo Ana María también recordé a Goya, aunque no pensé que pudiese conocer la fantasmagoría. En cualquier caso, creo que la representación de los sueños, pesadillas, todo lo que no es físico pero real, lleva a la fantasmagoría, a los cuadros dentro del cuadro, puesto que constan de dos realidades. La física y la psíquica y de otra forma no se podrían plasmar.
Pero lo que si es particular de cada artista es su manera de plasmar los demonios, en muchos casos, me parece, son imágenes de la tradición popular, de épocas antiguas y que pintan según su estilo pero siguiendo un patrón antiguo. El cambio de color, de intensidad, para diferenciar ambas realidades es ingenioso y muy gráfico.
En la literatura es más complejo, pero un buen escritor puede lograr hacernos pasar del soñador al soñado sin problema alguno, como un equivalente a la "narración dentro de la narración".
Me parecen temas difíciles de explicar, pero fascinantes, pues el sueño es tan importante para el ser humano como la vigilia; no me extraña que los artistas lo utilicen tanto.
Como siempre, excelente comentario, Harry. Me gusta lo que sugieres acerca de la "narración dentro de la narración". Muñecas rusas, estructura en abismo.
EliminarLas pinturas negras de Goya, desde luego, son el mejor ejemplo de la retórica del mundo onírico y la alucinación en sí. Genial entrada :)
ResponderEliminarGrandísimo Goya, grandísimas y vertiginosas pinturas negras. Gracias, Alex.
Eliminar