Babilonia
formó parte, desde fechas tempranas, del imaginario exótico que, tras alcanzar
su apogeo en el siglo XVIII, evolucionó
durante el XIX en dos direcciones: una, enraizada en lo pintoresco y más
apegada a la fantasía y la imaginación, y otra que se vincula con el nacimiento
y desarrollo de ciencias como la arqueología, la etnología y la lingüística,
así como con la instancia de realismo que, derivada de los espectáculos
ópticos, influyó sobre la escenografía teatral.
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Caída de Babilonia, Tapiz del Apocalipsis de Angers, Castillo de Angers, siglo XIV |
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Charles LeBrun, Entrada
de Alejandro en Babilonia, Museo del Louvre, París, 1664 c. | |
Los elementos
babilónicos fueron muy frecuentes en el teatro y en los espectáculos de vistas.
Compositores como Rossini, Meyerbeer y Verdi ambientaron en la ciudad
mesopotámica algunas de sus óperas, tales como Ciro in Babilonia, Semiramide,
Semiramide riconosciuta y Nabucco.
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Antonio Basoli, Palacio
real de Babilonia, decorado para Semiramide
riconosciuta, de Giacomo Meyerbeer,
1820 |
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Antonio Basoli, Jardines
colgantes, decorado para Semiramide
riconosciuta, de Giacomo Meyerbeer,
1820 |
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Alessandro Sanquirico, decorado para Semiramide, de Gioachino Rossini, 1824 |
John Martin
se ocupó de Babilonia en dos obras: La caída de Babilonia, de 1819, de
la que existe un grabado datado en 1831, y El banquete de Baltasar, de
1821, obras que ejercieron su influencia en las posteriores representaciones
vinculadas con esta civilización.
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John Martin, La caída de Babilonia, 1819 |
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John Martin, El
banquete de Baltasar, Yale Center
for British Art, New Haven,
Connecticut, 1820 |
Que las
reproducciones de estos ámbitos babilónicos no fueran muy fidedignas halla
cierta justificación en el hecho de que hasta 1848 no comenzaran las primeras
excavaciones arqueológicas que descubrieron monumentos auténticos: hasta
entonces, la imaginación suplía, en gran parte, la ausencia de conocimientos
más precisos, forjando una imagen ecléctica, nacida de la fusión de elementos
egipcios, hindúes, etc.
Babilonia
también accedió de forma temprana al cine a través de películas como La
vergine di Babilonia, de Luigi
Maggi (1911); The Wanderer, de Raoul Walsh (1925) o, por supuesto, el
episodio babilónico de Intolerance, de David W. Griffith (1916).
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David W. Griffith, Intolerancia,
1916 |
Los espectaculares
decorados que para la película de Griffith realizó Walter L. Hall recogieron,
entre otras, la influencia de las obras antes citadas de John Martin, de los
decorados realizados en 1816 por Karl Friedrich Schinkel para La flauta
mágica, de Mozart, y de los grabados de Gustave Doré sobre la historia de
Daniel.
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Karl Friedrich Schinkel,
decorado para La flauta mágica, de Wolfang Amadeus Mozart, 1816 |
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Gustave Doré, Daniel
interpreta el escrito en el muro, 1868 |
Una gran influencia ejerció también el
péplum Cabiria, rodado en 1914 por Giovanni Pastrone.
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Giovanni Pastrone, Cabiria,
1914 |
Se hallan presentes en la película de
Pastrone, como en la de Griffith y los grabados de Doré, unos elefantes de
carácter más hindú que mesopotámico:
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Giovanni Pastrone, Cabiria,
1914 |
También encontramos en Cabiria
una espléndida "boca del infierno", de aire precolombino, que
se retoma en la puesta en escena, en 2012, del Ciro in Babilonia de
Rossini en Pesaro:
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Giovanni Pastrone, Cabiria,
1914 |
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Gioachino Rossini, Ciro in Babilonia, Pesaro, 2012 |
Si los
decorados de Cabiria resultan impresionantes, aún son más imponentes los
de Intolerancia. El set de Babilonia, que abarcaba trece
kilómetros cuadrados, fue el más grande construido hasta ese momento. Las
murallas medían casi setenta metros y cada uno de los elefantes de alabastro,
cincuenta.
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David
W. Griffith, Intolerancia, 1916 |
Impresionante, ¿verdad? Pero es que las
cosas de Babilonia son así. Observémosla, si os parece, junto a Semíramis:
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Edgar Degas, Semíramis contempla
la construcción de Babilonia, Museo de Orsay, París, 1860-62 |
fascinante, y qué selección más hermosa, lo que hace la imaginación, gracias por tus aportes
ResponderEliminarMe gusta mucho cómo relacionas la historia, el arte, el teatro, el cine y todos los espectáculos en general, Carmen.
ResponderEliminarEs una entrada magnífica. Me encanta cómo se desata la imaginación en torno a esa Babilonia perdida que luego reaparece por medio de la investigación arqueológica. Me hace pensar en ciudades romanas que todavía no sabemos, con exactitud, dónde se ubican, aunque esté perfectamente documentada su existencia.
ResponderEliminarEl tapiz de Angers es una auténtica joya.
Jamás habría acertado que la pintura sobre Semíramis era de Degas. Todavía tengo que aprender mucho sobre pintura.
Cierto Carmen:
ResponderEliminaruna representación de Babilonia completa y muy bien argumentada. Para mí, Babilonia es un tema más del mundo antiguo y del que el arte siempre ha echado mano.
Por eso resulta tan fascinante su carácter específico, como se ha representado a lo largo de los años, independientemente que esa imagen sea acertada o no.
Me ha gustado mucho y he aprendido muchas cosas.
Mariona, Ana María, Daniel y Harry, gracias por vuestros amables comentarios. Me alegra que os haya gustado esta "babilónica confusión".
ResponderEliminarQué pena que de aquella Persia y esa Babilonia ya no quede nada. El ser humano a lo suyo: lobo para el hombre. Un beso, Carmen.
ResponderEliminarQuedan ruinas... y sueños. Un beso, Alex.
EliminarMi primer puzzle fue una torre de babel como esta:
ResponderEliminarhttp://www.gettyimages.es/detail/fotograf%C3%ADa-de-noticias/circa-1423-the-building-of-the-tower-of-babel-fotograf%C3%ADa-de-noticias/51240551
A partir de ahí empecé a leer más sobre historia y arte, Babilonia siempre me ha parecido apasionante.
¡Es un puzzle precioso, Anabel! ¿Qué edad tenías?
EliminarQué delicia de puzzle, Anabelee. Prepárate, que también hay una entrada reservada para la torre de Babel. ¡No puede faltar!
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