Los bestiarios medievales nos proporcionan
grandes alegrías. ¡Son tan bellas e imaginativas las criaturas que los habitan!
Animales, en muchos casos, pero también seres híbridos en los que se entrevera
lo humano y lo animal.
Mantícora, Bestiario de Rochester, British Library |
Sirenas y centauros, procedentes
de la mitología griega, se despliegan por capiteles y miniaturas
medievales, mientras los sátiros prestan al diablo cristiano sus cuernos y sus
patas de cabra.
Sirena y centauro, bestiario medieval |
Sátiro, mosaico bizantino de la Basílica oriental, Gaser Líbia, s. V |
Marco Polo y John Mandeville, en
sus libros de maravillas y viajes, nos presentan a criaturas tan fabulosas como
los blemias, acéfalos y con los ojos en el pecho, los cíclopes, con un solo
ojo, y los esciápodos, que se protegen del sol con su único y gran pie.
Blemia, cíclope y esciápodo |
También nos dan a conocer a los
cinocéfalos, con sus cabezas de canes:
Cinocéfalos |
Un caso curioso es el de algunas
representaciones de San Cristóbal con cabeza de perro, en iconos de la iglesia
ortodoxa:
San Cristóbal |
La bellísima portada de la basílica
de Santa Magdalena de Vézelay, todo vibración y movimiento, resuelta con el
estilo caligráfico de las pinturas y miniaturas que es propio de Borgoña, nos
ofrece más ejemplos de estos pueblos quiméricos.
Basílica de Santa María Magdalena, Vézelay |
Vemos en ella a nuestros conocidos
cinocéfalos, a los siameses y a hombres con cabello de fuego:
Hallamos también a los pigmeos, que requieren de una escalera para subir al caballo, y a los fascinantes panocios que, para dormir,
se envuelven en sus grandes orejas:
Estas criaturas, sin duda
extrañas, no se consideran como monstruos, sino como seres humanos distintos, a
quienes también alcanza el mensaje que, en el centro del tímpano, Cristo
transmite a sus apóstoles, haciéndoles zozobrar y tambalearse.
Al margen de interpretaciones
religiosas, que pertenecen al terreno particular de cada persona, al deleite
suscitado por la ejecución artística se suma un concepto que, para mí, es muy
grato: la aceptación, la inclusión de lo distinto. Paz a los hombres con cabeza
de perro o con el cabello en llamas, a los que se arropan en sus orejas, a
quienes utilizan su pie como sombrilla. Los hombres de buena voluntad.
Precioso, Carmen. Gracias.
ResponderEliminar¡Gracias a ti, Ana María!
EliminarLos panocios y los esciápodos me han dejado helada. ¡Desde luego que los aceptaré también! Buenísima entrada y Feliz Navidad para todos.
ResponderEliminarSi te han dejado helada, arrópate con las orejas de los panocios ;) ¡Feliz Navidad, Cevozza!
Eliminar¡Qué buena idea Carmen! los bestiarios siempre me han parecido una preciosidad, pero nunca los vi como una aceptación de lo diferente. Pensé que eran una muestra de lo mágico, lo fantástico y exótico, sobre todo en unos tiempos, donde los viajeros escaseaban y lo más lejos que llegaba la mayoria era a la villa vecina.
ResponderEliminarUna reminiscencia de los cuentos e historias de la Antigüedad.
Supongo que tiene un poco de todo, y que cualquier explicación que se busque es correcta.
Sea como sea, hay que reconocer que la imaginación de algunas personas es envidiable y enorme.
Como la mía es bastante limitada, sólo os puede felicitar a la manera tradicional, pero con un deseo auténtico.
¡¡FELIZ NOCHEBUENA y DÍA DE NAVIDAD!! que las paseis como realmente os gusta y con quienes querais.
Besossssss
Besos, Harry, y felicidad :)
EliminarMuy interesante. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn saludo
¡Gracias, Yolanda! Saludos.
ResponderEliminarUna entrada de lo más interesante!!
ResponderEliminarReflexiono sobre tu ultimo párrafo.. Sobre "la inclusión.."
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