“La dignidad del artista reside en su deber de
mantener despierto el sentido de la maravilla del mundo” (Marc Chagall).
¿Existe la
posibilidad de decir algo sobre Chagall que no haya sido dicho ya? No lo creo
o, por lo menos, a mí no se me ocurre nada. Los que me conocéis un poco, ya
sabéis que me aburre mortalmente repetir palabras ya pronunciadas, así que he
pensado: “pásales el embrollo a tus amigos”. Y eso es lo que voy a hacer, os
aviso, así que estad preparados. Pero, antes, revolotearemos un poco por aquí,
para entrenarnos.
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Marc Chagall, El
circo rojo, colección particular, 1956-60 |
“Volar...
Pero ¿quién vuela?”, se preguntaba Miguel Hernández en uno de sus poemas. Mucha
gente. Descartemos a ángeles, demonios y personajes míticos provistos de alas,
porque eso es hacer trampa. Descartemos las alegorías y, también, a las brujas
con sus escobas, a Peter Pan y a Supermán. Pero entonces, ¿quién queda? Por
ejemplo, estos dos simpáticos santos voladores, que no hace mucho visitaron el
blog. Bueno, en realidad, no llegan a santos, se quedan en beatos, pero vuelan
con mucha gracia. Son Agostino Novello y Ranieri Rasini. Del buen Ranieri
conocemos ya sus andanzas, cuando libera a los presos de Florencia:
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Stefano di Giovanni, Sassetta, El beato Ranieri libera a los pobres de una prisión de Florencia,
Musée du Louvre, París, 1437-44 |
Agostino
Novello es mucho más exagerado: no pierde oportunidad alguna, cuando de echarse
a volar se trata.
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Simone Martini, Agostino Novello salva a un
niño que se cae por un balcón, retablo
del beato Agostino Novello, Pinacoteca Nazionale, Siena, 1324 |
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Simone Martini, Agostino Novello rescata a un caballero que se ha caído por un
barranco, retablo del beato
Agostino Novello, Pinacoteca Nazionale, Siena, 1324 |
Se ve que una
de las grandes aficiones en la
Italia del Trecento era dejarse caer por balcones y
barrancos para ser socorridos por el beato volante. Aunque Novello tampoco
fallaba en otros casos, como el de este niño atacado por un perro:
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Simone Martini, Curación
de un niño atacado por un perro, Pinacoteca Nazionale, Siena, 1324 |
Otro
personaje volador muy curioso es esta relojera que aparece en una de las
ilustraciones de la Epístola
de Othea, de Christine de Pisan:
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Christine de Pisan, Epístola
de Othea, Codex Bodmer, Fondation Bodmer, Cologny, 1460 c. |
Ya en
nuestros días, nos encontramos a varios personajes voladores, entre ellos algunos
que parecen plácidamente dormidos en el aire.
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Jude Griebel,
Suspendidos en el sueño
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Otros,
despiertos, revolotean con cierto donaire:
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Angus Macpherson, Volteretas |
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Teresa Irene Barrera
Figueroa, Personaje extraño vuela sobre
el cerro del Chiquihuite, colección particular |
Para seleccionar a nuestros personajes, hemos
descartado alas y escobas. ¿Aceptamos paraguas como instrumento auxiliar de
vuelo, en homenaje a Mary Poppins?
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John Kenn Mortensen,
Ilustración |
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Leah Saulnier, Paraguas |
Como vemos, abundan los personajes voladores en la pintura. Sin embargo, cuando
pensamos en ellos, ¿no acuden de inmediato a vuestra imaginación las obras de Marc
Chagall?
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Marc Chagall, Sobre
la ciudad, Tretyakov Gallery, Moscú, 1914-18 |
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Marc Chagall, Cumpleaños,
Metropolitan Musem of Art, Nueva Yok, 1915 |
Los
enamorados vuelan sobre perfiles urbanos y prodigiosos ramos de flores. Vuelan
y se aman sobre el presente jubiloso –ya pasado- de París con Bella o sobre el
territorio de la infancia, allá en Vitebsk, cuyo recuerdo hace exclamar a Chagall:
“¡Mi ciudad triste y alegre!”.
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Marc Chagall, Ramo
con amantes voladores, Tate Modern, Londres, 1934-37 |
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Marc Chagall, El
artista sobre Vitebsk, 1977 c. |
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Marc Chagall, Los
novios sobre el cielo de París, 1970 |
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Marc Chagall, Los
novios sobre el cielo de Vitebsk, 1969 |
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Marc Chagall, La
noche |
Que vuelen
los enamorados es lo más normal del mundo. Ya lo escribió el porteño Oliveiro
Girondo: “no me es posible ni tan
siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando”. ¿Pero solo vuelan
los amantes? No, claro que no. Ya habéis visto que, con los enamorados o sin
ellos, vuela todo tipo de personas, de animales y objetos.
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Marc Chagall, Gallo rojo en la noche, colección
particular, 1944 |
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Marc Chagall, Vaca
roja sobre cielo amarillo |
Esta es mi
pregunta: ¿por qué vuelan? Podréis encontrar muchas respuestas distintas, si
curioseáis un poco. Pero, ¿por qué pensáis que vuelan? ¿Qué es volar, para
vosotros?
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Marc Chagall, Mesa
puesta con vistas a Saint-Paul de Vence, 1968 |
Entre 1922 y 1923,
cuando Chagall se disponía a abandonar Rusia por segunda vez, escribió el texto
titulado Mi vida. Existe una edición
en español, publicada por Acantilado.
Chagall
escribe: “yo nací muerto”. Y también: “Las calles me pertenecen pero no hay
casas; fueron desde la niñez destruidas. Sus habitantes vagan por el aire en
busca de alojamiento”.
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Marc Chagall, Sobre Vitebsk, Metropolitan Museum of Art, Nueva York, 1915-1920 |
Escribe: “En
nuestra vida hay un solo color, como en la paleta de un artista, que
proporciona el sentido de la vida y el arte. Es el color del amor”.
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Marc Chagall, Aleko
y Zemphira a la luz de la luna, estudio para telón de fondo de la primera
escena del ballet Aleko, 1942 |
Picasso dice
de él: "Cuando Chagall pinta, no se sabe si mientras tanto duerme o sueña.
Debe de tener un ángel en algún lugar de su cabeza".
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Marc Chagall, Los
monstruos de Notre Dame, colección particular, 1953 |
Decidme: ¿por
qué vuelan?
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Marc Chagall, El
gallo rojo, escenografía para el ballet Aleko,
1942 |
¿Por qué vuelan? Según la frase que citas de Chagall, para encontrar un hogar en el aire.
ResponderEliminarSí, a lo mejor es el único lugar habitable.
Eliminar
ResponderEliminarVolar es una manera de sentirse completamente libre. A veces sòlo, a veces acompañado, por suerte hay personas con las que puedes compartir el vuelo, amigos, personas a las que te une una relación especial, personas que quieres..
Gracias por èste viaje, Carmen, me ha encantado.
La libertad del vuelo.
EliminarGracias, Inma.
Pues no sé por qué. Supongo que, en parte, depende de lo que se considera volar, no en su definición exacta, si no en la subjetiva. Y ahí es donde unos vuelan y otros no.
ResponderEliminarYo nunca he sido de esquilarme y dejarme caer como si volara, salvo de pequeña, que con una toalla a modo de capa y un pequeño salto..., pero siempre he volado con la imaginación. Y Chagal, me deja a la altura del barro, porque imaginación no le faltaba
En el arte y en los sueños, el volar implica libertad para ir, venir, hacer lo que se quiera, sin convencionalismos. También una forma superior (más apropiada) de vivir; creo que envidia de las aves, aunque eso nadie lo dice, y una manera realista de abarcarlo todo. Desde el aire se ven más cosas, aunque también más pequeñas.
En Chagal, simplemente parece la única manera lógica de vivir.
¡Qué bonito comentario, Harry! Libertad, ausencia de convencionalismos, una forma superior (más apropiada) de vivir, envidia de las aves, una manera realista de abarcarlo todo... Me encanta. Sobre todo, tu conclusión: en Chagall, "simplemente parece la única manera lógica de vivir". A lo mejor para todos es la única manera lógica de vivir, revoloteando por allá arriba, pero no nos enteramos. O pensamos que no podremos. Qué sé yo.
EliminarHola Carmen,
ResponderEliminarPrecioso al artículo de Chagall y los revoloteos. Me gusta esta vuelta de tuerca. Y por cierto, me ha encantado la pintura de Angus Macpherson.
Un abrazo!!!
¡Hola, Juanan! Macpherson tiene más "revoloteadores" en sus cuadros y muchas nubes que estallan de color. Mira, te enseño una: http://alibi.com/image/pix_id/1705/Shifting-Rain-by-Angus-Macpherson.jpg
EliminarUn abrazo.
Hola Carmen!!!
ResponderEliminarHoy me he levantado con el día muy nostálgico y he puesto Notting Hill, que era una de las pelis preferidas de mi padre y me encanta esa escena en la que Hugh Grant se sorprende porque a Julia Rberts(en la peli William y Anna) le gusta Chagall y ella le dice que la felicidad no es completa sin una cabra tocando el violín.
Esto ha sido telepatía, porque ya ayer estuve pensando mucho en este autor, no sé porqué.
Un besito y un post precioso.
Pero es que tiene toda la razón: la felicidad no es completa sin una cabra tocando el violín.
EliminarUn abrazo grande, Marigem.
Gracias Carmen :) qué post más bonito! <3
ResponderEliminar¡Gracias, Herminia! Mira, te regalo un Chagall ;)
Eliminarhttps://www.artbrokerage.com/art/chagall/_images/chagall_50372_2.jpg
Los enamorados de Chagall suelen volar como cohetes. Incluso rompen la barrera del sonido y organizan un estruendo pavoroso. Y, claro está, todos miramos... y nos lanzamos al vuelo a reencontrar nuestro pasado, nuestras casas perdidas, la memoria, la infancia que solamente recobraremos literariamente, o sea, con letras disueltas en el aire. No es una sopa, no. Son letras etéreas y gráciles, que se desplazan como estrellas fugaces. Entonces topan con las vacas rojas y locas y sagradas y aladas... y con cabras, equinos varios, gallinas, liebres y sombreros. Cada cual busca su espacio desaparecido: establos, corrales, árboles o armarios desvencijados. Entonces suena la música, pero no de violines, que esa solo sirve para románticos atontolinados o para diablillos, sino de violonchelo, que es más gutural y raja corazones.
ResponderEliminarSi digo que la entrada me ha gustado y que me encanta Chagall, ¿qué me vas a regalar?
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Acepto violonchelo, por supuesto que lo acepto. Pero no sé qué tienes contra el violín. Seré diablillo o atontolinada, porque romántica, no. Y ya sabes lo que nos ha recordado Marigem: la felicidad no es completa sin una cabra tocando el violín.
EliminarCon tu comentario te has ganado esto:
http://mediad.publicbroadcasting.net/p/ketr/files/201302/Model%20for%20the%20curtain%20in%20the%20first%20act%20of%20The%20Firebird_Chagall_1.jpg
Volar es ponerse por encima de la realidad y a veces, la realidad nos exilia de sí misma y nos obliga a alejarnos y mirarla desde muy arriba. Chagall consigue que sus personajes se eleven sobre la realidad, pero la realidad que yace bajo sus personajes es tan hermosa, que yo podría aferrarme a ella. Chagall ama en azul y en rojo intenso y hace años que me tiene enamorada.
ResponderEliminarGracias por tan hermoso post.
No, Rosa, gracias a ti por tan hermoso comentario.
EliminarVolar y, a un tiempo, aferrarnos a la realidad. ¿Por qué no? Creo que es lo que hacemos.
Una mujer con sombrero,como un cuadro del viejo Chagal, corrompiéndose al centro del miedo y yo, que no soy bueno, me puse a llorar...
ResponderEliminarIgual es caer en el tópico, pero bueno, ahí ha quedao.
No creo que haga falta identificar nada, ¿verdad?