Conocíamos
las historias de un joven que dudaba, de un hombre celoso, de una pareja
desgraciada, pero esas eran historias de mayores. Aquellas que nos abrían el
mundo del “érase una vez” eran otras. Hablo de lo poco que alcanzábamos de
Shakespeare en aquellos años de nuestra infancia.
Francis
Danby, El sueño de una noche de verano,
Oldham Art Gallery, Oldham, 1832
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De mayor,
quería ser Ariel o Puck. Es decir, no quería ser mayor. Creo que aún no quiero.
Me atraen estos dos espíritus traviesos, revoltosos, que no cesan de organizar
líos con sus ocurrencias pero que, en el fondo, no son mala gente. Puck, el “pícaro
y bellaco duendecillo”, como admite ser, se divierte en El sueño de una noche de verano enredando a los enamorados. Ariel,
espíritu del aire opuesto al terrestre Calibán, siembra la confusión entre los
personajes de La tempestad.
David Scott, Puck, National Gallery of Scotland, Edimburgo, 1837 |
Henry Fuseli, Ariel, Folger Shakespeare Library, Washington, D.C., 1800-10 c. |
En La
tempestad, el duque de Milán, Próspero, tras haber sido expulsado por su
hermano, habita junto a su hija Miranda en la isla encantada a la que llegaron
tras un naufragio. Próspero dedica su tiempo al estudio de la magia. Otros dos
personajes viven en la isla: el ligero Ariel, que se ve obligado a obedecer a
Próspero, y el desgraciado Calibán, hijo de la fallecida bruja Sycorax.
Edmund Dulac, La tempestad: Próspero, 1908 |
Henry Fuseli, Próspero, Miranda, Ariel y Calibán, 1797 c.
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Recordaréis que la obra comienza con una
tempestad que, desatada por Próspero, hace naufragar el navío en el que viajan,
entre otros, su traidor hermano Antonio y el joven Fernando, hijo del rey de
Nápoles.
John W. Waterhouse, Miranda contempla el naufragio, 1916
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Ariel adormece a los náufragos y después los distribuye en tres grupos para que todos ellos se busquen, se pierdan y se encuentren en la isla prodigiosa:
Paul Falconer Poole, Una escena de La Tempestad, 1856
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Fernando y Miranda se enamoran.
Mientras se preparan sus bodas y todo tipo de criaturas baila, nuevas
traiciones se fraguan en la isla.
Edmund Dulac, Danzas en La Tempestad, 1908 |
Ariel prepara un banquete
fantasmal, en el que los alimentos desaparecen; cambia de forma y denuncia las
traiciones. Todo se resuelve en el acto final. Próspero perdona a sus enemigos,
Calibán queda a su servicio y el buen Ariel es liberado.
David Scott, Ariel y Calibán, 1837 |
En El sueño de una noche de verano se
despliegan todos los enredos del amor. Teseo e Hipólita van a casarse; Hermia,
que está comprometida con Demetrio, ama a Lisandro, y Elena ama a Demetrio. La
madre de Hermia presiona a Teseo para que obligue a su hija a casarse con
Demetrio. Lisandro y Hermia huyen; Demetrio sigue a Hermia y Elena le sigue a
este. ¿Tenéis ya claro quién sigue a quien?
William Blake, Oberon, Titania y Puck en el baile de las hadas, Tate Gallery, Londres, 1786 c. |
Prófugos,
perseguidos y perseguidores acaban perdidos en el bosque donde habitan Titania
y Oberón, reyes de las hadas, y en el que un grupo de actores aficionados ensaya
la obra que representarán el día de la boda entre Teseo e Hipólita. Puck
convierte en burro a Bottom, uno de los actores.
Henry Fuseli, Titania y Bottom, Tate Gallery, Londres, 1790 c. |
Oberón decide
hechizar a Titania con el jugo de la flor del amor. Vertido sobre los párpados de
una persona dormida, hará que esta se enamore con locura de la primera criatura
que vea al despertar. Y a quien Titania ve es al burro, es decir, al actor
metamorfoseado en burro por las artes de Puck. Este, con el filtro en sus manos,
consigue enredar todavía más lo que ya estaba suficientemente enredado.
Henry Fuseli, Titania acaricia a Bottom, Kunsthaus, Zurich, 1793-94 |
Vale la pena observar
estos detalles del cuadro:
Oberón ordena
a Puck que vierta el filtro en los ojos de Demetrio para que se enamore de
Elena, pero Puck se confunde de persona y es Lisandro quien se enamora de ella.
Oberón, para corregir el error de Puck, vierte unas gotas en los ojos de
Demetrio, de modo que los dos enamorados de Elena se disponen a combatir por la
dama. Amor, amor, siempre amor...
Marc Chagall, Sueño de una noche de verano, Musée de Grenoble, 1939 |
Por orden de
Oberón, Puck reúne a todos y, cuando duermen, vierte en sus ojos el zumo de una
planta que deshace el encanto, de modo que, al despertar, cada cual vuelve a
amar a quien en principio amaba. Al final, Teseo se casa con Hipólita, Lisandro
con Hermia y Demetrio con Elena. Titania y Oberón protegerán a las parejas, que
recordarán sus aventuras en el bosque de las Hadas como el sueño de una noche
de verano.
John Anster Fitzgerald, Las bodas de Oberon y Titania, 1860 c. |
La tempestad ha inspirado películas tan
diferentes como Cielo amarillo (Yellow Sky), un western dirigido
en 1948 por William A. Wellman, y Planeta
prohibido (Forbidden Planet),
película de ciencia ficción dirigida por Fred M. Wilcox en 1956. Podemos encontrar versiones
actualizadas en La tempestad, de Paul
Mazursky, rodada en 1982, y Viaje a
Melonia (Resan till Melonia), un
film de animación dirigido por Per Åhlin en 1989. Adaptaciones de la obra de
Shakespeare son La tempestad, de Derek
Jarman, en 1979; Prospero's Books, rodada por Peter Greenaway en 1991 y la
versión en dibujos animados dirigida por Stanislav Sokolov en 1992.
Derek Jarman,
La tempestad, 1979
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Peter Greenaway, Prospero's Books, 1991 |
El sueño
de una noche de verano ha sido
llevado en más ocasiones aún al cine. En 1935, William Dieterle y Max Reinhardt
rodaron una película que es una auténtica fiesta visual, y a la que volveremos
en otro momento.
William Dieterle y Max Reinhardt, El sueño de una noche de verano, 1935 |
William Dieterle y Max Reinhardt, El sueño de una noche de verano, 1935 |
En 1955, Ingmar Bergman trasladó la obra a un verano sueco de
1900; Howard Sackler y Jirí Trnka rodaron en 1959 una versión con dibujos
animados y marionetas. Hay una versión en ballet clásico dirigida por George
Balanchine y Dan Eriksen en 1966; otra, interpretada por actores de The Royal
Shakespeare Company, que dirigió Adrian Noble en 1996, y otra, dirigida en 2001
por Christine Edzard, en la que todos los actores son niños. Entre las
adaptaciones de la obra podemos recordar las de Peter Hall en 1968 y Michael
Hoffman en 1999.
Michael Hoffman, El sueño de una noche de verano, 1999 |
Bien, ¿qué decís? ¿Quién preferís ser: Ariel o Puck?
Me gustan mucho las imágenes que has puesto, Carmen. Gracias por compartir ese mundo mágico.
ResponderEliminarGracias a ti, Ana María, por leerlo y comentarlo. Un abrazo.
EliminarHola!!!! Con 15 años vi la peli El club de los poetas muertos, y en una parte representaban El sueño de una noche de verano. Ese mismo día cogí el libro que mi madre me había recomendado mil veces y lo leí del tirón, ainnnns, cuanto me gustó!!!!!
ResponderEliminarHas puesto unas imágenes preciosas, todas son maravillosas.
Y creo que quiero ser Puck, como bien dices espíritus revoltosos que no crecen.
Como siempre has hecho un artículo precioso. Un besín.
Gracias, Marigem-Puck. ¡Ya sabía yo que también eras un espíritu revoltoso! ;)
EliminarYo también prefiero ser Puck y eso que vivir en una isla me resulta muy atractivo.
ResponderEliminarAl primer Puck que conocí fue al de Kipling y después lo he visto en cine. Reconozco que no he leído a Shakespeare, pero prometo hacerlo, no me riñais.
Sabía de su aparición en cuadros y películas, pero no pensé que en tantas obras y de diferente época, claro que no tiene nada de raro pues son unos personajes que dan mucho de sí y que por sus características resultan muy visuales. Además su carácter fantástico les hace muy maleables y casi se pueden representar de cualquier manera sin perder su personalidad.
Bonito tema Carmen y de una actualidad intemporal. Nunca podrán dejar de interesar.
¡Otro espíritu revoltoso, Harry-Puck!
EliminarMira, pues yo no he leído el libro de Kipling, y me apetece.
Veo que me va a tocar ser Ariel... lo cual tampoco me disgusta.
Bueno, no sé quién prefiero ser, pero me sorprendes de nuevo, duende.
ResponderEliminar¿Duende? No, hemos quedado en que los duendecillos son Marigem y Harry. Yo me conformo con ser un espíritu del aire. Por cierto, ¿hay algún candidato al papel de Calibán o a los otros papeles?
EliminarYo con las historias de mitología siempre me pierdo y tengo que volver de vez en cuando al principio para saber quién es quién. La verdad es que es un despliegue de fantasía e imaginación,.Los grabados y pinturas que has escogido son increíbles.
ResponderEliminarAdemás, en el mundo de Shakespeare hay tantos personajes, que no es extraño perderse de vez en cuando... en una isla encantada o en el bosque de las hadas, ¡claro! ;)
EliminarSiempre me ha atraido Puck,siempre; un niño eterno. Como siempre me encanta la obra de Chagall,y todas las imágenes me trasladan a un mundo onírico,mágico. Una maravilla. Un abrazo
ResponderEliminarUn abrazo mágico, Eva-Puck :)
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