Vivo en el campo, de modo que, a veces, es difícil mantener
a raya a la fauna e, incluso, a la flora. Os cuento esto porque ayer descubrí
una telaraña y exclamé: “¡esta casa parece el castillo del conde Drácula!”,
afirmación que, aún no sé por qué, hizo reír mucho a mi marido.
Mientras él retiraba la telaraña, yo me puse a pensar en las
películas de terror y en la “pistola de telarañas” con la que Bob Martin,
miembro del departamento de electricidad de la Warner y, en cierto modo, precursor de
Spiderman, engalanaba los decorados que así lo requerían. Recordé, sobre todo,
a Charles D. Hall, director artístico de la Universal y “padre” de
las primeras y más famosas telarañas cinematográficas.
Las telarañas visten el decorado, lo envejecen y dotan de un
determinado carácter expresivo. Son frontera entre mundos y seña de identidad:
como nos recuerda Jean-Louis Leutrat, en el Drácula
de Tod Browning (1931) el conde atraviesa la telaraña sin romperla, mientras
que su acompañante tiene que desgarrarla con su bastón. La telaraña es también
metáfora de la situación de los personajes atrapados por el terror.
Como vemos, son muchas las funciones que cumplen las
telarañas. De todos modos, prefiero verlas en las películas o, si acaso, prendidas
entre las ramas de un árbol y resplandecientes por las gotas del rocío, a
primera hora de la mañana.
Este tema es desconocido para mi. Ando mal en el cine y tampoco distingo una araña de otra aunque todas me disgustan, las pobres.
ResponderEliminarPero es cierto que son muy bonitas cuando están bañadas por el rocío y que su simbología da para mucho, casi siempre expresan algo negativo; prisión, miedo, trampa, además de todo lo dicho.
En fin, son parte del mundo, y de lo que no cabe duda es de lo magistralmente que estan hechas.
A mí los arácnidos, qué queréis que os diga, no me seducen. En absoluto. Creo que vuestras manifestaciones son extremadamente poéticas: que si la simbología, las gotas de rocío, la prisión... La verdad es que no me gusta encontrármelas entre árboles, por mucho rocío que tengan o muy fotogénicas que resulten. Si hay telaraña, hay animalejo adjunto con ojazos y, a veces, pelos de jipi. No me componen el cuerpo a primera hora de la mañana. Ni a segunda.
ResponderEliminarLo más preocupante es el papel del marido. "Marido: hay una telaraña por ahí ". Hay que... tomar higos.
Daniel, yo habría retirado la telaraña si no me hubiese asaltado el recuerdo de Charles D. Hall. Tienes que admitir que es un recuerdo poderoso, si piensas en las películas en las que intervino como director artístico: El fantasma de la ópera (1925), Drácula (1931), Frankenstein (1931), La novia de Frankenstein (1935) y muchas otras. Me quedé atrapada por su recuerdo... como en una tela de araña.
EliminarEstoy con Daniel, las arañas no son nada poéticas, y en el cine... bueno solo las de spiderman que es más mono
ResponderEliminarTengo la sensación o el recuerdo muy muy vago que hace unas décadas había una serie de suspenso (inglesa o estadounidense) en la que se iba tejiendo una tela de araña; se presentaba así. Todo en blanco y negro (por lo menos mi recuerdo...).
ResponderEliminarDesde que hiciste este comentario, Cevozza, ando rebuscando en mi mala memoria porque me suena lo que dices, pero... no encuentro la serie. ¿A nadie más le suena?
Eliminar¡Ah, las telarañas! nos sitúan en el tiempo pasado sin que pie alguno haya hollado el lugar donde reposan, En el cine o el teatro dan verosimilitud a las escenas tristes, de soledad o misterio, miedo... suspense.
ResponderEliminar¿Qué credulidad iba a tener un tenebroso castillo sin telarañas ? O una cabaña abandonada en el bosque, donde extrañamente hay rescoldos en la rústica chimenea, y, sin embargo todo apunta a que no hay un alma en kilómetros a la redonda ... ¿o será algún espíritu o fantasma que no sabe que ha muerto? ¿Cómo conseguir el ambiente inquietante sin telerañas, sin velas apagadas que chorreron en su tiempo, sin un crujido del pavimento... y todo en glorioso blanco y negro?
Confieso que me atrae el cine de suspense, misterio, cosas inexplicables que dejan el desenlace a la imaginación del espectador... es aún más inquietante, si te dan un final previsible ya no tiene gracia ni te deja pensar en otros desenlaces imposibles...
Como anécdota: Hay un bar, tipo tasca en Bermeo (Vizcaya) llemo, pero lleno de telarañas de verdad. Todos lo llaman las telarañas. Se escancia vino en jarras que ya no se ven, viandas en platos de barro cocido... Y puedo decir que no vi una sola araña. ¿Abandonan la tela una vez que no quedan presas? No me dan miedo, pero tampoco me gustan. Me aterran escenas de cementerios con tumbas pobladas de telarañas... la imaginación trabaja en contra de la cordura. Me ha gustado, Carmen, que hayas traído un asunto tan interesante, ¡gracias!
Gracias a ti, Yolanda, por tu excelente y sugerente comentario. Suscribo, entre otras cosas, lo del "glorioso blanco y negro".
EliminarHe de reconocer la bella estampa de una telaraña con gotas de rocío suspendidas como joyas efímeras, al sol del amanecer, No hay espectáculo más bello que el que nos regala la Naturaleza; el mejor florista nunca podrá remedar la armonía dela copa de un árbol, o un macizo de flores... si nos fijamos es un espectáculo armonioso, variado e irrepetible; incluidas esas lindas telarañas. ;)
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