jueves, 4 de agosto de 2016

Rafael Barradas: pintar de cerca





Rafael Barradas (1890-1929)

 
Quienes le conocieron nos hablan de su entusiasmo por el arte, por la amistad, por todo cuanto le rodeaba. Fue breve su vida; fue intensa por la creatividad que la colmó y por su entusiasmo. Vivió, pues. Creó. Sin arredrarse.


Rafael Barradas, Jugadores de cartas

Los padres de Rafael habían emigrado a Uruguay desde España. El padre, Antonio Pérez Barradas, era extremeño; la madre, Santos Jiménez, andaluza.

Rafael Barradas, Los emigrantes

Rafael Barradas, Retrato de la madre del artista

En Montevideo nacieron los tres hijos de la pareja: Carmen, que fue pianista y compositora, Rafael y Antonio, escritor y dibujante que se hizo llamar Antonio de Ignacios.

Rafael Barradas, Retrato de Carmen Barradas

Rafael Barradas, Retrato de Carmen Barradas

Rafael Barradas, Retrato de Antonio de Ignacios

Café Británico, Montevideo
Ya de aquellos años montevideanos arrancan dos actividades que Rafael continuará desarrollando a lo largo de su vida: su trabajo como ilustrador en revistas y diarios y su participación apasionada en las tertulias de los cafés, un espacio que será reflejado en muchas de sus obras. En cafés como el Ateneo, el Británico o Al Polo Bamba, Rafael realiza numerosos apuntes y dibujos del natural. Es inevitable pensar, en este punto, en un gran artista contemporáneo y en sus trabajos dedicados a los cafés de Buenos Aires: Horacio Spinetto, excelente pintor y excelente persona. 


Horacio Spinetto, Café

Rafael Barradas, Personas en el café. Estudio

Alrededor de esos años, el tango, “ese pensamiento triste que se baila”, como lo definió Enrique Santos Discépolo, accede a locales públicos como los cafés.


Rafael Barradas, Tango, emoción de color. Escena de café

Rafael Barradas, Retrato de Alfredo Medici
En 1913, el mismo año en que Rafael pinta la obra que acabamos de ver, su amigo Alfredo Medici obtiene una beca del gobierno para ampliar estudios en el Teatro de la Scala de Milán. “Ven conmigo, Rafael: compartiremos la beca”, le dice, y Rafael va con él. Italia, 1913… Futurismo. Y un hombre, un artista de veinticuatro años, que bebe ávido todo cuanto sus ojos contemplan, no solo en Milán y Génova, sino también en París, ciudad que visita a finales de año.  


Rafael Barradas, El tango, París

Rafael Barradas, Impresión de boulevard

Rafael Barradas, Retrato de Joan Salvat-Papasseit
Barcelona, después, donde conoce a poetas como Joan Salvat-Papasseit y Juan Gutiérrez Gili, con quienes les unió gran amistad. No me resisto a poner aquí un poema de Salvat-Papasseit interpretado por Arianna Savall: “Dame la mano que iremos por la orilla / muy a la vera del mar / palpitando”. 


 

En diciembre de 1914, a Rafael se le ocurrió la peregrina idea de… peregrinar. Es decir, el hombre salió de Barcelona con la idea de llegar a Madrid caminando. Un paseo, vamos. Llegado a Aragón, una familia de campesinos se apiadó del maltrecho caminante, le acogió y cuidó de él hasta que se restableció. La historia acabó en boda: en 1915, Rafael se casó en Zaragoza con Simona Lainez y Saz, la hija de aquella bienhechora familia. A Simona se la conoció siempre como Pilar.


Rafael Barradas, Pilar

Rafael Barradas, Pilar

Rafael Barradas, Barcelona Calle A La 1 Pm
De regreso a Barcelona en 1916, conoce al pintor Joaquín Torres García. Los dos artistas uruguayos exponen de forma conjunta en la galería de Josep Dalmau. Rafael crea hacia esas fechas el vibracionismo, uno de los ismos que tanto le atraían: se trata de una síntesis entre las aportaciones de diversos movimientos de vanguardia, en particular el futurismo y el cubismo. Los temas urbanos y el dinamismo cobran gran relevancia en las obras realizadas por Barradas en esos años.


Rafael Barradas, El circo más lindo del mundo

Rafael Barradas, Muñeca
Pero no solo pinta: también realiza ilustraciones para libros y revistas y, establecido ya en Madrid, diseña juguetes. Y aquí me interrumpo un momento a mí misma para deciros que acabo de comprender por qué de niña los Reyes Magos me traían muñecas, aunque sabían que no me gustaban y que les hacía todo tipo de tropelías, como cortarles los dedos uno a uno con la poco creíble excusa de que “estaban malitas y he tenido que operarlas”. Mi madre nunca tuvo una muñeca. Fue su sueño, además del de convertirse en Tarzán. Por eso, año tras año, llegaba a mis manos asesinas una muñeca. Aunque la “operase” de inmediato. Por cierto, Susana, si lees esto, recuerda que estamos deseando que nos hables sobre juguetes, cuando quieras.


Rafael Barradas, La niña de la muñeca

Rafael Barradas, Caballo y muñeca

Rafael Barradas, Rey Mago

Rafael Barradas, Gabriel García Maroto y Federico García Lorca
Rafael sigue siendo un tertuliano entusiasta, hasta el punto de organizar su propia tertulia en el café Oriente. Si os digo los nombres de algunos de sus compañeros de charla seguro que pensáis que también os habría gustado sentaros en torno a alguna de esas mesas de café: Jorge Luis Borges, Federico García Lorca, Ramón Gómez de la Serna, Luis Buñuel…  

En una de esas tertulias conoció a Gregorio Martínez Sierra, ese empresario teatral y dramaturgo que tenía la fea costumbre de firmar como suyas las obras escritas por su mujer, María Lejárraga. Martínez Sierra contrató a Barradas como diseñador de escenografías y vestuarios del Teatro Eslava e ilustrador de los libros de la Editorial Estrella. 


Rafael Barradas, Catalina Bárcena

Tras una prolongada estancia en Luco de Jiloca, donde pinta su serie de Magníficos, personajes populares aragoneses, Rafael participa en la primera exposición de Artistas Ibéricos de 1925, gana el Grand Prix en la categoría de teatro en la Exposición de Arte Decorativo de París, viaja a San Juan de Luz, rompe con Martínez Sierra y se instala en Hospitalet de Llobregat. ¡Sin un respiro! En estos años sigue retratando a personajes sentados en tabernas o cafés. “Barradas siempre pintaba lo que tenía cerca. Cerca en el pleno sentido del término”, nos cuenta Eugenio Carmona.


Rafael Barradas, Hombre en la taberna

Rafael Barradas, Hombre en el café

Se acaba el tiempo. Rafael, muy enfermo, regresa a Montevideo en noviembre de 1928. Fallece en febrero de 1929. Pero yo no quiero terminar con este adiós a Rafael Barradas, así que me despido con el retrato del pianista Bernabé Michelena y con la canción que Joan Manuel Serrat dedicó a Joan Salvat-Papasseit. ¿Y esto último por qué?, os preguntaréis. Porque me apetece. Me apetece mucho. Y porque pienso que a Rafael también le habría gustado. 


Rafael Barradas, Retrato de Bernabé Michelena

Ya no quiero alistarme
bajo ninguna bandera.

De la divina ACRACIA

seré ahora el glosador,

de la ACRACIA imposible

en la vida de los hombres
que no sienten deseos de una era mejor.
Y lo que piensen de mí,
no me interesa nada,
no me interesa nada,
no me interesa nada...




 

17 comentarios:

  1. No conocía a este pintor. Magnificas obras y u buen relato para conocer su andadura. Un abrazo

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    1. Gracias, Mari Carmen, madrugadora. Y enhorabuena por tus próximas exposiciones. Un abrazo de mañana de agosto.

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    2. No madrugo estos días llego de trabajar y me quedo un rato a mirar algo en este lugar hasta que me da el sueño. Un abrazo

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  2. Maravilloso post, como siempre, Carmen.
    Me ha sorprendido mucho que una persona que ama tanto el arte tenga ese "instinto asesino" con los dedos frágiles de sus muñecas, pero tus excusas bien valen la comprensión. Si estaban malitas.... Nada que ver conmigo que las mimaba hasta tal punto que tras años de juegos cómplices, estaban mejor que el primer día. Olían a colonia de bebés, tenían más vestidos confeccionados con cualquier retal de los que le sobraban a mi madre de sus costuras y además, creo que incluso habían engordado por los copiosos platos de papillas que habían tomado.
    Comparto contigo mi pasión por el poema de Joan Salvat Papasseit. Serrat lo cantó de maravilla.
    Va entrar en el món per la porta de servei,
    duia un gran bagul, i un pedaç al cul,
    era un bagul de paper que va omplir el temps,
    les dones i el joc, l'amor i la mort
    era un bagul que s'endreçava por a poc
    i esdevenia un vers cada record....
    Todavía la recuerdo de memoria. Bendita memoria que me permite disfrutar de esas palabras con sólo removerla un poquito.
    Un beso, Carmen. Por supuesto, con tu permiso, lo comparto

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    1. ¡Es que no me gustaban las muñecas, Eli, y los Reyes Magos no me hacían caso! De todos modos, ya os contaré un día cómo, tijeras en ristre (de esas con la punta redondeada, excepto si conseguía "cazar" unas de las de verdad), era un auténtico terror. ¡Menudas broncas recibí! Bien, lo admito: fui muy, muy traviesa.
      Me gusta Salvat-Papasseit. Y esa canción de Serrat, que a veces canto.
      Un gran abrazo, Eli.

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  3. Preciosa entrada, Carmen, siempre me descubres cosas bonitas que no conocía.

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  4. Preciosa descripción de una vida y una obra. Te dejo una pieza que seguro que conocerás de Carmen Barradas. https://www.youtube.com/watch?v=BXGRnk3w5XE

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  5. Pues para haber vivido 39 años, le cundió mucho. Y no es por tu forma de contarlo (que es muy buena), sino que ahí están todas sus pinturas para demostrarlo.
    Una entrada deliciosa. Gracias, Carmen.

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    1. Una vida breve pero aprovechada, es cierto. Gracias, Rosa. Un beso.

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  6. Una obra y una vida llena de fuerza y creatividad. Gracias por el post. Feliz domingo!

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  7. GRACIAS Carmen, no conocía a este pintor y, a medida que he ido pasando sus cuadros más me iba gustando. Cierto que murió joven, lo que es una pena, pero, como bien decís, supo sacarle mucho partido.

    Me gusta el color y el uso geométrico redondeado de sus figuras. Pensé que era cubismo, pero no. Un estilo peculiar de retratar, con cuatro trazos, poco detallistas pero muy claros. Mejor para apreciarlos de lejos y admirarlos de cerca.
    GRACIAS por la historia de su vida y por J. M. Serrat. Qué joven se le ve.
    Saludos a todos y feliz domingo

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    1. Sí, Rafael hablaba de cubismo, pero en su caso, como en el de otros muchos artistas, lo que se produjo es esa síntesis, esa reelaboración de las propuestas de distintos movimientos de vanguardia, como el cubismo o el futurismo. Lo mismo que hicieron, por ejemplo, Goncharova, Macke... todos los artistas con voz propia, capaces de escuchar, acoger y transformar las voces de otros para enriquecer la suya, nunca para ahogarla.
      Qué jovencito Serrat, sí...
      Feliz domingo y feliz semana, Harry. Un fuerte abrazo.

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  8. No me extraña nada que se me haya pasado por alto la lectura de esta entrada tuya, pues por entonces estaba de viaje por otro continente. Me encantan las pinturas de Barradas con muñecas y me llama la atención, sobre todo, la falta de ojos en todas sus figuras, incluso en los retratos de su mujer Pilar. Me resulta inquietante intuir un vacío negro y profundo en el rostro o con ojos maquillados, inexistentes, con las cuencas vacías como si fueran ciegos. Cosas mías, Carmen.jajaja

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    1. Como algunas de las figuras de Modigliani, ¿verdad? Un abrazo, Carmela.

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