...son de cartón.
Me refiero a las representaciones de montes y rocas que aparecen en numerosas pinturas del Trecento y el Quattrocento. Reproducidas de un modo muy esquemático y situadas de forma un tanto arbitraria en el paisaje, estas rocas ofrecen un aspecto muy teatral. ¿Teatral? No, no solo teatral.
Giotto, Escenas de la vida de San Joaquín. Cappella Scrovegni, Padua (1304-1306) |
Hace mucho tiempo, Pierre Francastel indicó el origen de estas rocas: los festejos y ceremoniales públicos, laicos o religiosos, que a menudo resultan inseparables del teatro.
En Siena, en Florencia y en muchas otras ciudades se celebraban fiestas en las que se exhibían estas rocas. Se trataba, a menudo, de rocas-gruta, que se abrían para mostrar en su interior oquedades a modo de gruta: un artificio que tendrá gran desarrollo tanto en los desfiles y procesiones como en las representaciones teatrales renacentistas y, sobre todo, barrocas.
Paolo Uccello, San Jorge y el dragón. National Gallery, Londres (1456 ca.) |
Fijaos en este fresco que Giotto pintó en Asís. Además de la montaña-roca y otros elementos del mundo de las fiestas y el teatro, ofrece una particularidad interesante: el paisaje parece un escenario, dotado de su proscenio. En la parte delantera, se sugiere la presencia de un farallón que separa dos espacios: el de lo cotidiano y el del milagro.
Giotto, Los estigmas, San Francisco, Asís (1297-1300) |
El fraile León, en primer plano, busca respuesta en el misal al milagro al que asiste. Sobre la plataforma rocosa que se configura como escenario, San Francisco recibe los estigmas. Observad también las líneas que parten del cuerpo del serafín y confluyen en las manos y pies del santo, marcando los estigmas.
No puedo terminar esta entrada sin compartir con vosotros este bellísimo detalle de uno de los frescos de la vida de San Joaquín pintados por Giotto en la Cappella Scrovegni de Padua. Rocas y animales minúsculos: una combinación irresistible.
Pues en esto si que no me había dado cuenta, jamás. Pero ahora que lo comentas, es muy fácil verlo. Realmente parecen de cartón piedra, pero hasta ahora no lo había visto.
ResponderEliminarEl tema de las montañas y las grutas es cierto que aparecen en cuadros, novelas y milagros. Siempre supuse que era un tema muy querido en el mundo antiguo. Aparecen en la Biblia y muchos templos parecen montañas, pero nunca me entró la curiosidad del por qué.
En mi opinión, las montañas, la mar, son lugares fascinantes pues parecen inacabables, son indómitos, incluso hoy en día, y por fuerza son muy atractivos, pero lo de las grutas... Quizás su misterio está en que se esconden en la tierra y es difícil saber hasta donde llegan. De ahí que se las coloque, aún sin venir a cuento, en cualquier escenario.
El que parezcan de cartón-piedra, se me escapa.
Espero explicaciones e ideas al respecto.
GRACIAS
Porque los artistas, para pintarlas, no se inspiraban en paisajes naturales, sino en las rocas de cartón piedra que se utilizaban en las fiestas y en el teatro. Veremos otros ejemplos de cómo los pintores reproducían, en sus obras, objetos que formaban parte de la utilería teatral y festiva, es decir, de su entorno inmediato y cotidiano. Echaban mano -maravillosamente- de lo que tenían a su alrededor. La sensibilidad hacia el paisaje tardará aún en despertarse; la idea de pintar un paisaje "del natural" tardará aún más. Sobre las grutas también hay mucho que decir y, poco a poco, lo diremos. Anoto tu frase, Harry: "Quizás su misterio está en que se esconden en la tierra y es difícil saber hasta dónde llegan".
EliminarDe Giotto me fascina el color. Sobre todo el color, pero también las formas de los cuerpos. parecen muy modernas o muy imitadas posteriormente.
ResponderEliminarEs cierto que las rocas parecen de cartón. Quizá por eso resulten más atractivas.
En relación a lo que comenta Harry, coincido con su visión del mar y de la montaña: su vértigo, su vacío, su infinitud. Inmersos en el mar todo es prodigio y temor y deleite. Si no salgo de esta, me haré pececillo. La visión del mar en la poesía es radicalmente distinta según las épocas. No hace falta esforzarse mucho para encontrar ejemplos: a bote pronto pienso en Espronceda y en Jorge Guillén.
En lo de las grutas, disiento. Yo ahí no me meto. Que curioseen otros. No voy a redescubrir Altamira.
Hay algo en la entrada que me llama mucho la atención: las rocas como lugar de representación, como escenario. Me hace pensar en las Rocas del Corpus en Valencia que, al fin y al cabo, son espacio elevado para entremeses religiosos. ¿Por qué ese nombre? ¿Por qué esos carruajes?
Porque en Valencia, como en otros lugares, se utilizaban -y aún siguen utilizándose- esas "rocas": unos escenarios móviles provistos de decorados. Algunas de estos decorados representaban, antiguamente, paisajes accidentados y rocosos que, en algunos casos, se podían abrir. Las rocas (roques) más antiguas de Valencia datan del siglo XVI, aunque a lo largo de los siglos han sido restauradas, reformadas e incluso reconstruidas. En conclusión: ya no hay rocas en las "rocas". Sin embargo, tanto las rocas como todos los festejos del Corpus ofrecen un espectáculo digno de verse.
EliminarQuería decir "las rocas más antiguas que se conservan".
EliminarExcelente entrada.. tema que desde hace tiempo lo tenias en pensamiento... tema del cual me facilitaste mucha información...pero todavía hay mucho que decir...
ResponderEliminarGracias, Suni. Eso es lo bueno: ¡hay tanto que decir de tantos temas! ¡Y tanto que aprender!
EliminarComo a Daniel, me fascinan el color y las formas de Giotto. Me ha gustado lo que cuentas acerca de que los pintores se inspiraron en lo que tenían alrededor, como los elementos que aparecían en las fiestas y en el teatro. ¿Pondrás más ejemplos?
ResponderEliminarSí, Ana María, los pondré.
EliminarCoincido con lo que decís: también me fascina Giotto.