Carmen se ha dejado la puerta entreabierta. Me cuelo como un
gato curiosón y envanecido.
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Marc Chagall, El gato
y los dos gorriones
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Dice Fernando Lázaro que el canónigo Artero, que así se apellidaba, acudió a un convento de Alba. Indagaba las causas de unos estigmas sangrantes que presentaba una monja. Llegado allí, reunió a la comunidad y, con párvula inocencia, preguntó: “Veamos, hermanas, ¿quién es la santita?”. Una voz sumisa brotó del grupo: “Una servidora”.
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Fernando
Botero, Santa Rosa de Lima
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Viene esto a que una niña,
también quiso ser santa, a su estilo y condición. “Eso no puede ser bueno,
mujer”, comentaban en casa. Sentó cabeza y se dejó llevar por la molicie. Aun
así, de mayorcita, cuando amisté con ella, ambicionó evocar milagros ajenos. Viajando
por geografías italianas y francesas, se expresaba siempre en valenciano. Y la
entendían. Era un prodigio, una emulación del mismísimo san Vicente. Tal cual. Filólogos
hay que hablarían de un continuo dialectal. Pero eso es prosaísmo: desarreglo
de legos.
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Piero della Francesca, Reverso
del díptico del duque de Urbino
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Yo nunca he sabido hacer
milagros. Así me va. De niño participé en un desfile procesional de uno de los
santos Vicentes. No sé muy bien de cuál. Ahí puse mis méritos y mi empeño. Me
encantó llevar una banderita. La meneaba con garbo. Eso no era milagroso. No
pongo la foto porque se me suben los colores. Os sirve otra de unos niños a los
que no conozco de nada.
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Niños vestidos para una
procesión. Fecha indeterminada. Comunidad valenciana, arte y memoria |
Me fascinan las transformaciones. Eso sí: sobre el papel. Caen unos mundos y se levantan otros. Cuando Roma hizo agua se resintieron hasta los acueductos. “Esto ya no es lo que era”, se decían ante la mirada sagaz de los invasores. ¿Quién no ha sentido el vértigo en la resquebrajadura? Hemos vivido otros cambios, algunos esperados: se hizo humo la dictadura, cayó el Muro… Sin embargo, nada hacía pensar en la desaparición de la Ruta del bakalao: hasta los bailongos se desvanecieron. Tras eso, la nada.
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Moebius, El garaje hermético |
En otras músicas pensaba Vicente Ferrer, el santo, cuando percibía que su cosmos medieval se iba al garete. Es la voz de la crisis de ese espíritu. Algo así como un Sinatra bajomedieval. My way canturreaba, pero en valenciano. Y lo entendían por doquier. Quizá por eso milagreó tanto, que no se recordaba nada igual, oye. De frare Vicent como taumaturgo hay mucho escrito. En su ciudad natal, los niños representan sus milagros. Teatro infantil, en suma, tan seriecitos ellos: deliciosamente mejorable. Ahí está el quid, en la representación. Frare Vicent era muy teatrero. Domina los recursos de un buen predicador: trabaja la gestualidad y la voz, se dirige con sencillez a su auditorio, tutea, usa onomatopeyas y explica lo complejo. Acabamos ahítos de esto en cada campaña electoral. Nos sofríen la testa con sus sermones laicos. Imitan las prédicas y se las dan de innovadores... e innovadoras.
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Miracles de sant Vicent
Ferrer. El Pilar |
Ferrer representa en sus
sermones la llegada del Anticristo, la inminencia del fin del mundo, la
relajación de la sociedad. Tal como ahora: o yo o el caos. La gente se
entusiasma, vibra con sus predicaciones. Reincide en el tema de san Jorge y el
dragón. Varía la leyenda a su antojo: en unos casos lo alancea a caballo, en
otros, a pie, como si presintiera la evolución taurómaca del XVIII. Dramatiza
Ferrer: Via a Infern!: Xof, en les
calderes. A ese reclamo vehemente responde el auditorio con fervor y contagio.
Huelen el guisopo. De esas exaltaciones dan fe los asistentes. Ferrer no
escribe los sermones. Se lanza al ruedo y se las compone. Caben
interpretaciones varias. ¿Qué ha dicho? No lo sé. Yo he entendido esto…
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Sandro Botticelli, Mapa del infierno |
Fascina en frare Vicent cómo domina la
comunicación. Sus prédicas arrebatan. Ahí es sublime. Pero lo que encandila a
los más es su milagrería. Por el número de prodigios se encarama en el podio. Dicen
que queda subcampeón. Se comunica en su idioma incluso en regiones de hablas no
románicas: sua valentina ac materna
lingua fuerit semper locutus. Hay conversiones sonadas, como la de un alfaquí. Causa asombro. En tierras
aragonesas, judíos y moros están obligados a asistir al sermón. Una amiga
turolense me asegura que en su tierra apedrearon al dominico. Los maños tienen
su aquel. Y si son de Teruel, su este. Frare
Vicent se marchó mosqueado.
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Alfaquí. Miniatura abasí |
Lo representan con frecuencia
con el índice alzado, como una deixis celestial, ostensiva. No diu Virgilium, ne Ovidium, sed
Evangelium, car les doctrines poeticals no salven les ànimes. Tampoco el
Dante ni Aristóteles se salvan de la quema.
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Pompeya. Fresco. Caída de Ícaro |
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Henri Matisse, Ícaro |
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William-Adolphe Bouguereau, Dante y Virgilio en el infierno |
Convence a la gente. De eso se trata. Imaginaos la escena: diez mil personas siguen a un predicador, de una ciudad a otra. No es moco de pavo. Incluso actualmente ese gentío que lo acompañaba sería un espectáculo. Las televisiones harían cola.
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Ambrogio Lorenzetti, Los efectos del buen gobierno en la ciudad |
Pero frare Vicent es de otra época. Mientras
él predica, en Europa se va restaurando el culto hacia los clásicos. El Renacimiento
ajirona el suelo medieval. Debajo está la piedra labrada.
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Sandro Botticelli, Retrato póstumo de Simoneta Vespucci |
Si Ferrer representa el
anochecer del pensamiento medieval, Eiximenis es su culminación. Atrás queda el
inalcanzable genio de Llull. Es punto y aparte. Aun así, la prosa del
gerundense es excelente, cuidadísima. La mejor de la época.
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Miniatura del Terç de Lo crestià, de Francesc Eiximenis |
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Cresques Abraham, Mapamundi |
El valenciano, en cambio, no es literato, sino orador, predicador. A cada cual lo suyo.
Admiramos la prosa de
Francesc Eiximenis, su pericia narrativa
y la claridad de sus diálogos. El franciscano retrata la sociedad que ve, con
la pasión de un crédulo, con la ingenuidad de quien acepta lo inverosímil, con
la ironía de quien observa y desmigaja comportamientos.
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Catedral de Teruel.
Pintores |
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Giotto, San Francisco predicando a los pájaros |
Huele a medieval en su crítica desmedida.
Ahora bien, preconiza una sociedad burguesa y una economía de rasgos
precapitalistas, valora a los mercaderes y defiende la vida urbana. Detesta al
campesino. Lo tilda de bestia, loco, malicioso, egoísta, desagradecido, gritón,
orgulloso, presuntuosos, avaro… No se queda corto. Si además se trata de un
eclesiástico, el vituperio clama a los cielos.
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Miniatura medieval: el
arado |
Tiene ideas chocantes.
Censura que los cristianos se cambien de vestidos. Los sarracenos no lo hacen.
Ni ellos ni ellas. Es una moda funesta de allende los Pirineos. Los cristianos
se tornan pisaverdes, rellenan pecho y espalda con algodones, enseñan muslo y “partes vergonzosas”.
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Maestro de Miraflores, Decapitación de san Juan Bautista (detalle) |
¿Y ellas? ¡El acabose!
Balconean para que las miren, se perfuman, coquetean… Todo viene de fuera y
acabará mal. Que yo os lo digo.
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Dama y unicornio. Tapiz
flamenco del XV |
¿Cómo se diferencia el sexo de un recién nacido? Es fácil: por el primer sonido que emiten cuando lloran. Las niñas lloran con la E de Eva, mientras que los niños lo hacen con la A de Adán. En la próxima ocasión estaremos al loro.
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Escena de parto.
Herbario. Sur de Italia. Siglo XIII |
En Las Baleares y al sur del Xúquer hay un reducto labiodental: pronuncian la uve como en francés o en gran parte de Italia. Son algo así como la mesnada de Asterix frente a la apisonadora del betacismo, de los que no diferencian entre bilabial y labiodental. Las mayorías, como suele ocurrir, hablan de artificio. Están locos estos romanos. Frare Francesc muestra que el betacismo no estaba tan extendido como ahora. Estamos en el siglo XIV, junto al Mediterráneo. Nos dice que quien haya bebido si quiere decir veure dirà beure. Ergo diferenciaba la labiodental.
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Sirena en el Hortus salutatis |
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Marc Chagall, Arcángel Gabriel |
Lo Chrestià es una magna obra. Pero Eiximenis también escribió un tratado de angelología, muy llano, muy clarito, como le gustaba expresarse. Tuvo difusión: un best seller sobre ángeles. Casi nada. Ofrece etimologías curiosas. Por lo que se ve, woman procede de woe man. Esto es: en inglés la mujer es “dolor de hombre”. La idea no es suya, que la copió. Fue llamado a capítulo por el rey Juan I. No por ese tema, que al monarca se la traería sin cuidado, sino porque leyó en los astros que antes de finalizar el siglo habrían desaparecido todas las casas reales cristianas salvo la francesa. Eso, claro está, no le gustó al rey y tuvieron unas palabritas. Frare Francesc cambió de parecer. Se le fundieron las alas.
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Marc Chagall, La caída del ángel |
Corría el año 1387 cuando vio que una muchedumbre vociferante seguía a Vicente Ferrer. Frare Vicent, qué fa la bufa?, le espetó. Las lenguas dicen que el dominico contestó que la vanidad no se detenía, sino que iba y venía. La ciudad recibía con embeleso al predicador. A más de uno no le gustó. ¿Vanidades o envidias?
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Moebius, Arzak |
El hecho es que el Renacimiento llamaba a la puerta. El aporreador fue Bernat Metge, que admiraba a Ovidio. Más bajito tocó Antonio Canals: este era fraile, pero de otra mirada.
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Apolo y Dafne |
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Joachim Patinir, Las tentaciones de san Antonio |
Al pasar la meseta, allá por Finisterre, nos encontramos con Rodríguez del Padrón, un gallego que se hizo franciscano por despecho de amores. Al hábito se llega de distintas maneras. Era poeta, pero de formas viejas, de esas gallegoportuguesas. Escribió El triunfo de las donas, una respuesta contundente al antifeminismo literario del momento, y una novelilla inconexa: El siervo libre de amor. Aquí el paisaje adquiere valor: no hay quimera, sino memoria. Es real y reconocible. En nuestras literaturas últimas no se recordaba algo así. Al fondo de la tabla ya se ve el arbolado. Parece una descripción de un lienzo de Patinir. Las dimensiones están hechas a la medida del hombre when the times there are a changin. El Humanismo está ahí.
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Joachim Patinir, Caronte atravesando la laguna Estigia |
Como veis, esta semana tengo fiesta, como cuando vino Carmela (¡quien espero que vuelva pronto a visitarnos!). Os dejo con Daniel. ¡Me encanta tener invitados a quienes ceder el blog y la palabra!
ResponderEliminarUn placer la entrada sobre personajes destacados de la historia valenciana y además contada de manera amena. Esas oraciones breves, pero contundentes, hacen honor a "lo bueno y breve, dos veces bueno". Me he quedado con ganas de más. Siento curiosidad por descubrir tu visión humanística, Daniel. La selección de pinturas es también muy acertada.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado, Carmela. A mí me encantó la tuya. Sobre la importancia del Humanismo hay mucho escrito y todos lo conocemos. Los cambios son espectaculares. Si nos centramos en tendencias literarias, lo que más me fascina es siempre esa transformación, ese momento de formas viejas y nuevas que se entremezclan. Además, no tienes por qué inclinarte por unas o por otras. Cada cual tiene sus características. Si comparamos la obra de Garcilaso con la de Cristóbal de Castillejo, compruebas el valor de ambas, pero la sustancia es muy distinta en cada platillo de la balanza: berenjenas o ninfas, a elegir. En serio, lo fascinante es el proceso, el atisbo de novedades que podemos ver en un mismo escritor. Un modelo sería Ausias March.
EliminarMe atrapó con el gato "curiosón y envanecido" y me fascinó con su forma de escribir y las cosas que cuenta. Porque yo también quise ser santa. Menos mal que me duró muy poco el capricho.
ResponderEliminarDanie, me ha encantado tu texto y las pinturas; Carmen, de vez en cuando, está muy bien que dejes colarse invitados a tu blog. Sobre todo si son como Daniel. Pero vuelve siempre, por favor.
Un beso.
Me has hecho sonreír con ese efímero capricho de santidad, Rosa, que compartes con otra amiga mía. Creo que a mí nunca me dio por ahí, sobre todo porque a los cuatro años una niña me dijo que yo iba a ir al infierno, así que ¿para qué esforzarse
EliminarBueno, ya veremos quién me da la alegría de ser el próximo invitado, y qué nos regala.
Un abrazo grandote.
Brillantes vuestros conocimientos Daniel y Carmen!!! de esos que invitan, a espectadores como yo, a dar un paso atrás para seguir observando y aprendiendo. Felicito a Daniel por su acertada exposición, entremezclando lo viejo con lo nuevo, como dice gustarle, celebro todas las formas creativas que aportan valor. A menudo me pregunto gente de vuestra valía como soportáis vivir en un mundo tan lleno de basura y vulgaridad ¡que poco fácil debe ser para vosotros que os lleguen estímulos externos!
ResponderEliminarOs mando en un vuelo un gran abrazo a los dos, envuelto del espíritu poético de Marc Chagall y, si me permitís, os dejo una frase de una poeta que acabo de conocer Begoña Abad y que dice "Nací para aprender y saberlo me mantiene humildemente feliz y eternamente asombrada"
Muchas gracias
Elena
¡Elena, a mí no me metas, que yo solo dejé la puerta abierta y entró Daniel con todos sus conocimientos! Me ha gustado mucho la frase de Begoña Abad que citas: la hago mía, porque ese asombro, esa alegría de saber todo lo que aún no sé ni llegaré a saber, aunque querré saberlo... ¡ay, es eso, es eso!
EliminarUn mundo lleno de basura y vulgaridad, dices. Sí, pero también lleno de belleza y de personas cálidas, sensibles, que nos enriquecen día tras día. Personas como tú.
Un abrazo enorme, Elena.
¡Hala, exageradas!¡Nada de dar un paso atrás!¡Adelante, siempre adelante!Me gusta lo del abrazo chagalliano y la cita de Begoña Abad. Acerca de este tema, recuerdo cuando intentaba convencer a un joven sobre lo maravilloso que resultaba aprender constantemente, hasta el final de la vida, observando día a día la realidad, estudiando, leyendo, investigando... Le decía que no importaba equivocarse, que había que volver a empezar y que debíamos comernos el mundo con los ojos del niño que llevábamos dentro. Pero no. No coló ni por aproximación. Me miraba con unos ojos recién lavados y vacíos. Me di cuenta, ya tarde, de que estaba fracasando en ese intento. Cejé en mi empeño. Tal vez no era el momento adecuado.
ResponderEliminarGracias Daniel.
ResponderEliminarTexto políglota y ameno de las peripecias de frare Vicent, cuya vida fue pródiga en experiencias, tantas como las pinturas que lo acompañan. Hay de todo y para todos, lo que es más que un lujo.
Y el mundo sigue, igual que fue. No hemos cambiado tanto, aunque así nos pueda parecer
Saludossss
Gracias, Harry.
ResponderEliminarComo bien dices, hemos cambiado poco. Los siglos pasan, eso sí; pero los comportamientos se reiteran. Un saludo.
Hola Daniel, un gusto conocer estas letras!!! hola Carmen, ¡qué sorpresa de entrada! tengo que decir que son dos las vueltas que di con esa barca de J.Patinir que he tenido que dar por este relato, harto en descubrimientos por una y otra orilla de los tiempos ¡pardiez, cuánta ignorancia posee una!las anécdotas de Frare Vincent casi me remontan a esta realidad de ahora ¿o hay mucho de autor en esto? Qué interesantes los escenarios de este erudito medieval, este valenciano orador, con esas acotaciones lingüistas. Lo único que siento es que piense así de los campesinos, que en esta España nuestra, sobre todo, en esta nuestra Andalucía, han sido explotados, abrumados, envilecidos con el yugo en el pescuezo y nunca han sido desagradecidos porque para ello trabajan la tierra, para agradecer. Pero como se comenta por aquí, hay comportamientos que aun se reiteran, que de arrebatar y egoístas andamos bien servidos y de destruir lo bueno no andamos tampoco escasos. Un relato que se engrandece con dos veces leído. Gracias. Un abrazo
ResponderEliminarHola, Emerencia Joseme. Es verdad lo que comentas sobre la importancia de Vicente Ferrer, el santo, o frare Vicent o como queramos llamarlo. Encontramos opiniones diversas sobre su figura. Es lógico que sea así por la trascendencia que tuvo en la época. Lo que no se discute es su capacidad oratoria. Labia, dirían otros. Pero convencía y movía a mucha gente y era el representante de un mundo que se estaba desmoronando. Ahora bien, Ferrer era un orador, no un escritor. En cambio, Eiximenis fue un gran escritor, modelo en su época. Llama la atención su concepción burguesa del mundo y la crítica desmesurada hacia el campesino. Sorprende en él. No acaba de cuadrar. Te hace pensar que había algo más que no nos ha llegado. Sea como fuere, lo que fascina, a mi entender, es cómo se empieza a esbozar el tránsito hacia unas nuevas ideas. Un saludo.
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