Christopher Pratt (1935) y Kym Greeley (1973)
Este es el
paisaje: una gran extensión de tierra, apenas habitada, y una costa modelada a
dentelladas por el Atlántico. Allá ha tejido acantilados, calas, fiordos, cabos
desafiantes que se adelantan hacia Europa. A principios de mayo puede verse
cómo se deslizan los icebergs; la mejor época para admirar a las ballenas es a
principios de julio. Más allá de las exclamaciones de los turistas y de los
disparos de sus cámaras fotográficas, soñamos con la lentitud y el silencio. “Qué
lento, tú, de torpe deambular”, dice en un poema dedicado al iceberg Herman
Melville, un hombre que tanto nos habló también de las ballenas. Hoy nos
encontramos al nordeste de Canadá, en la isla de Terranova y la península del
Labrador. La
Carretera Transcanadiense, una de las más largas del mundo, nos
permite recorrer esta extensa provincia.
|
Christopher Pratt |
|
Christopher Pratt |
Dos artistas de
generaciones distintas nos acompañan en este viaje: uno de ellos nació en 1935;
el otro, en 1973. Cuando la artista más joven, Kym Greeley, vio los cuadros de autopistas de
Christopher Pratt, percibió la similitud entre la obra de ambos: una semejanza
que, como más tarde veremos, abandona las carreteras para, más allá de ellas, adentrarse
en las casas de los hombres, subir sus escaleras y penetrar en las habitaciones
casi de puntillas, para no romper la quieta atmósfera que reina en los lugares.
Pero no quiero adelantarme: todavía no hemos llegado a casa; aún avanzamos por esta
larga carretera.
|
Kym Greeley |
|
Kym Greeley |
|
Kym Greeley |
Mirad cómo Greeley nos
indica la ruta. Parece ser que tenemos que tomar la salida número 37. ¿Adónde
nos conducirá?
|
Kym Greeley |
|
Kym Greeley |
|
Kym Greeley |
No es extraño que la
nieve nos acompañe en ocasiones durante nuestro recorrido: nieve amontonada en
los lindes de la calzada o, lo que es más peligroso, sobre ella. La nieve,
visitante habitual de aquellas tierras y para mí, que asomo al mundo desde muy
cerca del Mediterráneo, tan desacostumbrada. Aunque también aquí nos alcance a
veces la nieve en las montañas, o hacia el interior, e incluso, en alguna rara
ocasión, a orilla del mar. ¡Qué silencio absorto cuando nos nieva! Todo se
inmoviliza, por un instante, en el asombro de lo blanco. Después, copo a copo y
paso a paso, lentamente, el movimiento se reanuda. Y sonreímos.
|
Kym Greeley |
|
Christopher Pratt |
|
Christopher Pratt |
Christopher Pratt, como otros artistas, llegó a la pintura a través de la
enfermedad. En su caso, convaleciente de una operación de apéndice, su madre le
regaló unas acuarelas y su abuelo un libro del acuarelista Adolf Dehn. Ambos familiares eran aficionados a pintar
acuarelas, y Christopher siguió su ejemplo. En exceso, pensó su madre, quien no
deseaba que el hijo fuese artista. Le instó a estudiar medicina y el chico
empezó la carrera, así como algunos estudios de ingeniería, pero no tardó en
cambiar de dirección para emprender la que en verdad amaba. En Glasgow estudió
Bellas Artes, mientras dedicaba los veranos, de regreso a Terranova, a trabajar
como inspector de la construcción de la base naval americana en Argentia, algo
que le influyó mucho en sus técnicas de dibujo.
|
Christopher Pratt |
|
Christopher Pratt |
|
Kym Greeley |
Pratt nos dice: “mi trabajo es esencialmente autobiográfico”, “mi trabajo
es la respuesta a mi vida”. En una entrevista concedida a NGC Magazine, el artista se refiere a su entorno
geográfico, familiar y social y al papel que juegan en esa pintura suya que es
memoria. La geografía que forma parte de la experiencia y el trabajo de Pratt
es la misma que Kym Greeley quiere capturar desde una mirada que se distancia
de lo pintoresco y de lo local. El lugar donde se sitúa Greeley, nos cuenta
Mireille Eagan, “es Terranova, pero
podría estar en cualquier parte. Las imágenes de
este lugar pueden trascender lo local. Es la
forma de acercarse a la imagen de ese lugar lo que importa”. Sí, siempre es la
forma de acercarse lo que importa, la forma de mirar y de plasmar esa mirada.
|
Kym Greeley |
|
Christopher Pratt |
La mirada, por ejemplo, con la que
Pratt consigue llenar de océano sus ojos y sus pinturas.
|
Christopher Pratt |
|
Christopher Pratt |
|
Christopher Pratt |
El artista se
recrea en la costa, en sus malecones y en esas barcas que constituyen otra de sus
pasiones.
|
Christopher Pratt |
|
Christopher Pratt |
|
Christopher Pratt |
Hace
frío. Tal vez sea hora de regresar a casa. Nos encontramos con esas
construcciones de madera, tan características del gótico rural norteamericano. Todos conocemos el famoso cuadro de Grant Wood titulado precisamente así: Gótico americano. De este modo, Gótico americano o Gótico carpintero, según las versiones, se titula la novela más conocida de William Gaddis, ambientada en una vieja y ruinosa mansión. El mismo título recibe una novela de Robert Bloch.
Grant Wood, Gótico americano
|
Christopher Pratt |
Christopher Pratt nos muestra esas viviendas desde muy cerca, tan cerca que vemos tan solo fragmentos de las mismas. De sus ventanas oscurecidas, de sus nítidos perfiles y de los espacios vacíos se desprende un aura de silencio.
|
Christopher Pratt |
|
Christopher Pratt |
|
Christopher Pratt |
Kym y Christopher nos permiten acceder al interior de las casas, subir y bajar por sus escaleras, ver algunos de sus muebles, sus habitaciones casi desnudas, sus ventanas sin vistas, sus puertas cerradas. ¿Son hogares acogedores? No me lo parecen. Aunque estemos en su interior, parece que los contemplemos desde una distancia insalvable. En algunos casos, se habla de los no-lugares en relación con la obra de Greleey, pero este concepto, acuñado por Marc Augé y adecuado a sus representaciones de autopistas –y también a las de Pratt-, ¿podría aplicarse también a estos interiores domésticos señoreados por la impersonalidad y la ausencia?
|
Christopher Pratt |
|
Kym Greeley |
|
Christopher Pratt |
|
Kym Greeley |
|
Christopher Pratt |
Puertas cerradas, he dicho, ventanas sin
vistas.
|
Kym Greeley |
|
Kym Greeley |
|
Christopher Pratt |
|
Kym Greeley |
Necesito
salir de esa casa. Vámonos fuera, por favor. Aunque haga frío. Tomemos el coche
y salgamos de nuevo a la carretera, como hizo Christopher Pratt cuando, en 1992, un incendio
destruyó su estudio. Vámonos con él y con Kym para recorrer Terranova.
|
Christopher Pratt |
|
Kym Greeley |
|
Kym Greeley |
Esperaremos a la primavera para ver cómo los icebergs que se desprenden del Ártico navegan por las aguas del Atlántico, esperaremos al verano para saludar a las ballenas, pero vámonos ya. Ahora.
|
Kym Greeley |
No te parece que la carretera es la senda hacia el horizonte...horizonte es LA PALABRA casi o si,sin duda...SAGRADA...l razón de Ser en el o los mundos....me conmueve toda...es una analogía que sembró mi padre en mi conciencia cuando era muy pequeña....asi me mostraba que la avaricia por ej. por el dinero,es como el horizonte...NUNCA SE ALCANZA...Lo mismo da para las virtudes....amarlas profundamente es solo viajar con destino incierto...te quiero Carmen...si puedo viajar a Alemania a ver mis nietos quizá llegue a abrazarte...como nos hemos comprometido!
ResponderEliminar"A pie y de buen humor tomo el camino abierto,
EliminarSaludable, libre, el mundo ante mí,
Ante mí la extendida senda parda que conduce a dondequiera que yo elija,
No pido de aquí en más buena fortuna, yo mismo soy la buena fortuna".
¿Reconoces estos versos de Walt Whitman, Vic?
Sí, sí, si vas a Alemania es imprescindible que hagas escala en España. ¡Aquí hay abrazos para ti!
Soy el universo...soy el primer hombre
EliminarTe referías a Canto a mi mismo? Carmen querida...
Hojas de hierba, Vic. Que tengo, por cierto, en una edición de hace muchos años, con cubiertas verdes. A gata Yu le gustan los libros con tapas verdes: suele sacarlos de las estanterías, tirarlos al suelo e instalarse encima, feliz.
EliminarMuy geométrico y lineal son estas pinturas. No conocía a estos dos artistas. Me ha encantado el recorrido de tu relato para conocer sus obras. Un abrazo
ResponderEliminarSí, una geometrización que en este caso, me parece, marca ese distanciamiento que ambos pintores buscan. Un abrazo, artista.
EliminarNo conocía a ninguno de los dos artistas, pero me han dejado maravillada. No sé cual me gusta más. Parece Greeley coge las pinturas de Pratt y las caricaturiza infantilizándolas, pero son tan... conmovedoramente sencillas. (Me imagino que todo eso tiene un lenguaje muy técnico que utilizáis los espertos en arte. Yo solo transmito lo que siento).
ResponderEliminarMe encantan esos cuadros en los que predomina un color. Aquí hay cuadros azules, verdes, marrones, amarillos, morados, rojos. Cuando eché un vistazo a las pinturas antes de leer el texto, me parecieron muy americanos y lo eran, pero yo pensaba más bien en Estados Unidos. Cierto que los paisajes son muy semejantes en ambos países. La diferencia está más bien en el carácter de sus habitantes.
Un beso.
¿Lenguaje técnico? Sonrío. En mi caso, solo lo utilizo (inevitablemente) cuando tengo que hablar de algunos temas de escenografía o de los dispositivos ópticos. Una vez, una amiga (muy importante en los campos de la historia del arte y de la literatura) me dijo: "lo malo tuyo, Carmen, es que se te entiende". Al recordarlo, mi sonrisa se hace más amplia aún.
EliminarAsí que, Rosa, sí: conmovedoramente sencillas. Has utilizado las palabras adecuadas.
Piensas en Estados Unidos. Mira, Pratt ha comentado alguna vez que la luz de Hopper le impresionó. Así que también por ahí vas bien encaminada :)
Un abrazo, Rosa.
Alguna vez he visto cuadros de Greeley pero desconocía el nombre del artista.De Pratt, no conocía nada de su obra hasta leer y disfrutar tu entrada. Gracias por abrirme los ojos y conseguir que lo desconocido vaya menguando poco a poco.¡Me queda tanto por descubrir todavía! Me inquietan esas casas vacías, tan nórdicas y americanas al mismo tiempo. La obra de Greeley la encuentro muy sencilla, tanto que, aun sin volúmenes por falta de sombras en muchas de ellas, consigue darnos una idea de ellos. Sus paisajes no resultan tan planos como deberían, quizá sea la perspectiva, ese horizonte no muy lejano que aporta profundidad. Chapeau, Carmen!
ResponderEliminarLa representación de casas en la pintura es un tema que me atrae, ya lo sabes. Me llama la atención esa atmósfera de inquietud que se desprende de muchas de esas representaciones. Si la casa es una personificación del hombre, me pregunto si ese vacío, esa extrañeza, es la de los propios hombres.En fin, no son horas de empezar a filosofar ;) O sí.
EliminarUn abrazo grandote, Carmela.
Solo hay que fijarse en la decoración que has escogido como fondo de tu blog para intuir cuánto te atraen las casas, por dentro y por fuera.
Eliminar¡Me has pillado! :))
EliminarSiempre es interesante conocer un artista (nuevo para mi) conducida de tu mano.
ResponderEliminarUn abrazo, Carmen.
Gracias, Yolanda. Iremos viendo a más artistas. De la mano. Un fuerte abrazo.
EliminarLa definición perfecta de vocación "mi trabajo es la respuesta a mi vida". Quienes tienen la suerte de poder dedicar su vida laboral a lo que más les gusta en la vida son personas muy afortunadas. Dedicamos un tercio de nuestra vida a trabajar (ahora con las jornadas abusivas mucho más) así que...
ResponderEliminarTengo que confesarte un secreto. El cuadro de Wood me inspiró un relato hace un tiempo. Una coincidencia que me ha producido un respingo en cuanto lo he visto. Ese cuadro es uno de los culpables del proyecto que tu y yo sabemos. Un beso, princesa.
Un proyecto que me entusiasma, porque sé que estás haciendo algo bueno, muy bueno.
EliminarEs verdad, trabajar en lo que uno ama... ¿se puede llamar trabajo? No lo sé, supongo que sí, pero ahí no importan las horas que se le dedique: siempre son insuficientes para satisfacer la pasión, para saciar el hambre y la sed.
Un gran abrazo, Eli.
Me dejo llevar por tus palabras, y esas carreteras sin fin he descubierto , pintores, sus obras sus colores, una limpieza y geometría en sus obras. He sentido la necesidad de salir de esas casas y volver a ver el paisaje, las carreteras y me dejo llevar... Muchas gracias Carmen
ResponderEliminar¿Vas abrigada? ¿Tienes preparada la cámara? Venga, vámonos. Imagínate cuántas fotografías sacarás. Y yo, entre estornudo y estornudo, asomando una narizota roja por encima de la bufanda, exclamaré: "¡mira!". Gracias, Esperanza Mar. Un abrazo grande, grande.
EliminarMuchas canciones vienen a mi mente leyendo tu estupenda entrada. Voy a dejarte una que es la menos triste. Felicidades.
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=1TD_pSeNelU
Gracias, Francisca.Con sonrisa y abrazo.
EliminarHola a todo el mundo.
ResponderEliminarNo conocía a ninguno de los pintores, y digo ninguno, porque el "gótico americano" estoy harta de verlo pero o sabía de quien era.
Me quedo con Pratt, que en las casas me ha recordado a Hopper y en sus paisajes me ha fascinado. Parece hiperrealismo en algunos casos, pero llega a verse que es pintura.
Los colores de Greeley son densos, a ratos puros y muy intensos; muy apropiados para sus paisajes e indiscutibles, pero me ha gustado más, no sé por qué Pratt me ha llegado sin más. Es lo bueno que tiene el arte, cualquier arte, que puede gustarte aunque no puedas explicarlo.
GRACIAS Detrásdelaestantería. La canción no puede ser más apropiada, aunque como dices, otras muchas pueden venir al recuerdo.
Feliz domingo y mejor viaje.
En general, Pratt ha gustado más. La huella de Hopper se advierte en su obra, como dices. También has descrito muy bien la pintura de Greeley. ¡Esta es mi Harry! Un abrazo muy fuerte y a disfrutar de esta tarde y de toda la semana.
Eliminar