El primer
hombre que pisó la Luna
fue una niña. Lo sé porque esa niña fui yo.
Está bien, lo admito: no fui la única. Un tropel de chiquillos pisó la Luna, la ha pisado siempre, la pisa cada dos por tres. ¿O creéis que eso es solo cosa de enamorados, de poetas y de despistados? No, no, este es un asunto serio, es decir, cosa de niños, aunque sean niños poetas, despistados o estén enamorados.
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Marc Chagall, Enamorados
en un cielo azul |
Es asunto que compete también a esos niños que se disfrazan de adultos porque no les queda más remedio que disimular, pero a quienes todos reconocemos desde lejos como los niños que son: el irónico Luciano de Samosata; Cyrano de Bergerac, el de la gran nariz; Julio Verne y H.G. Wells, urdidores de fábulas verdaderas; Georges Méliès, nuestro juguetero favorito, y tantos otros astronautas como ellos, como nosotros. Cada cual sabe cuándo tuvo lugar ese acontecimiento histórico, cómo imprimió su huella, cuál fue su Luna.
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René Magritte, Los
misterios del horizonte |
La mía fue muy modesta: una lunita urbana, un trozo de acera recién asfaltado sobre el cual posé mi pie a los cuatro años, con gran solemnidad. Os aseguro que sentí que estaba en la Luna: no había ya edificios ni coches ni farolas ni semáforos ni ciudad a mi alrededor, sino solo el asombrado silencio del satélite, la huella diminuta de mi pie sobre su superficie.
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Sergii Denysov, Huella
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No era aquella una acera concurrida: era, más bien, una acera marginal, olvidada de Dios y de los hombres, de modo que la huella perduró durante bastante tiempo. Cuando pasaba por allí me gustaba colocar mi pie, de año en año alarmantemente crecido, junto a la pequeña huella y recordar el día que pisé la Luna.
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Paul Klee, Sueño
profundo |
Mucho, muchísimo tiempo antes, un niño mucho mayor de lo que era yo cuando tuvo lugar mi odisea en el espacio, dejó también su huella. El niño tenía unos ocho años. Junto a su huella se aprecia la de un lobo.
Un niño, una niña: da lo mismo. Un niño y un lobo en una cueva. Ay, mi hermano tan lejano, tan próximo. ¿Cuál de los dos? ¿El niño? ¿El lobo? Ambos.
Hemos saltado, desde la Luna, al mundo de los cuentos. Ya tenemos reunidos a dos de sus protagonistas: el niño y el lobo. No importa que quizás miles de años de diferencia distancien la pisada del niño y la del animal: sus huellas los mantienen unidos desde hace veinte mil o treinta mil años.
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Cueva de Chauvet |
¡Veinte mil, treinta mil años! Son muchas lunas, ¿no os parece? Lunas y lunas y más lunas, como las que alumbran poemas, transforman a los hombres en lobo e iluminan, a veces como lunas, a veces como soles, numerosas pinturas.
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Vincent Van Gogh, Noche estrellada, detalle |
¡Comienza el
espectáculo! Estad atentos, porque la
Luna va a aparecer.
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Caspar David Friedrich, Pareja contemplando la salida de la Luna |
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Wassily Kandinsky, Salida de la Luna |
La Luna expande azules, derrama
enamorados. Lunas que son, a veces, los peces de la noche.
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Marc Chagall, Amantes |
Azules, esos azules que identificamos con las noches,
pero también la sorpresa del verde.
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Vincent Van Gogh, Paseo a la luz de la Luna |
La Luna se
refleja en las aguas sobre las que imprime el movimiento. Forman una buena
pareja: es fácil verlas pasear, de la mano, por los cuadros.
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Claude Monet, Reflejos
de la Luna junto
al puente de Charing Cross |
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Edvard Munch, Claro
de Luna |
Se asoma
también a las moradas de los hombres: luz y, a veces, piedra.
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André Poffé, Pareja
en una calle |
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Patrick O’Hare, Luna
llena sobre Nerja |
Cuántos juegos con la
Luna. Hay quien la pide y quien no la pide:
incluso alguno se plantea la posibilidad de tener una luna privada.
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Leonid Tishkov, La
luna privada |
Pobre luna prisionera, ¿verdad? Aunque, como
sabemos, la primera obligación de un prisionero es escapar, así que eso es lo que hace la Luna de Kandinsky. hasta
refugiarse en el azul.
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Wassily Kandinsky, Evasión |
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Wassily Kandinsky, Azul |
Lunas. Un día
os contaré por qué a veces digo que mi camino comenzó allá donde había
terminado el de Georges Méliès. ¿En la
Luna? Bueno, tal vez, aunque ahora no me refería exactamente
a eso.
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Georges Méliès, El
viaje a la Luna |
Bien, amigos.
¿Quién me acompaña a la Luna?
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René Magritte, La
ventana de Melusina |
¡¡Qué tendrá la luna!! Cuando está enorme en el cielo nocturno, nos impide dormir en plenitud, hace subir las mareas, nos vuelve... lunáticos. Ha conseguido convertirse en el escenario más romántico, el que estimula el amor, el que preside la conversión del hombre en lobo. No concibo belleza mayor que la luna llena en la montaña, las noches de verano, cuando, al volver a la ciudad ya algo tarde, mis amigos apagaban las luces del coche y sólo su luz recortaba árboles, cumbres y el silencio sobrecogido, casi religioso que se apoderaba de nosotros, por lo demás seres rientes, parlantes y alborotantes (teníamos veinte años).
ResponderEliminarUn enorme beso.
Nos hace soñar. La miramos, decimos que nos mira. Y es verdad, cuando está enorme, enorme, se mete en la habitación y todo es luna: ¡imposible dormir! ¿Pero cómo podríamos cerrar persianas y renunciar a ella? Un beso, Rosa.
Eliminar¡Qué maravilla, Carmen!
ResponderEliminarJL
Gracias, José Luis. Son cosas de... lunática. Un abrazo.
EliminarYa de mayor, estaba en la Universidad de Santiago, me gustaba salir a ver la luna llena. En Santiago llueve , es sabido, y las calles son losas de piedra. Iba buscando charcos como una niña para poner los pies en la luna, muy despacito para que no se revolviera el agua y perder el reflejo.
ResponderEliminarAy, la luna en los charcos. Qué bonita imagen esa de pisar despacito la luna en el agua. ¿Sabes que te estoy viendo en las noches de Santiago, y que escucho el silencio? Para que no se despierte la luna... Un abrazo, Merche.
EliminarOtro para ti, Carmen, y ten por seguro que me sigue gustando la luna, pero en la hierba no hay reflejos.
EliminarSin embargo, mi terraza está orientada a levante y es increíble lo guapa que está cuando sube adornada por los álamos que fotografía Manolo.
¡Yo te acompaño a la luna!
ResponderEliminar¡Vamos, Araceli! ¡Vamos!
EliminarLa luna vino a la fragua
ResponderEliminarcon su polisón de nardos.
El niño la mira mira.
El niño la está mirando.
Huye luna, luna, luna.
que ya siento los caballos.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.
Por el cielo va la luna
con el niño de la mano.
Ay, Federico...
EliminarGracias, Galefod,por este recuerdo tan bello como oportuno. Un abrazo.
Me uno a este hermoso viaje querida Carmen!!!!!
ResponderEliminarCómo siempre...Gracias!!!
Un cariñoso abrazo!!! Disfruta del fin de semana ;)
Vamos, Nines, viajera, a disfrutar de este fin de semana en la Luna. Un fuerte abrazo.
EliminarMuy bonito como acostumbras, esos cuadros y tus palabras acompañándolos haciendo que soñemos cada uno con nuestra luna. Preciosa luna, mágica, enigmática, desconocida, hacedora de sueños y de perennes insomnios ...¿qué tiene la luna que tanto nos fascina?
ResponderEliminarUn saludo
Eso, eso, ¿qué tiene la luna, compañera?
EliminarUn abrazo, Conxita lunera.
https://youtu.be/b6uCh0y7Y3w
ResponderEliminarGracias por el viaje, Carmen. Abrazos y besos para ti.
¡Qué bonito! ¡Gracias, Inma! Un abrazo de la Luna a la Tierra y más, y más.
EliminarSi los atardeceres en el lago de L'Albufera son preciosos, más me cautiva la luna llena en la playa de El Saler, asomando su rostro entre los pinos. La pintura de Munch me ha recordado ese espectáculo único. Muchas gracias, Carmen, por esta selénica entrada. Un besazo.
ResponderEliminarEs un lugar mágico, entre el agua dulce de la Albufera y la salada del Mediterráneo, entre todos sus tonos de azul, el verde oscuro de los pinos... Y más, como dices, cuando soles y lunas se recrean en ese lugar. Un gran abrazo, Carmela.
EliminarMe encanta la primera frase con la que comienzas esta entrada.Has escogido un tema de flujos y reflujos donde perderse como niños o como adultos soñadores. Me has convencido: voy a pintar mi luna!
ResponderEliminarUn abrazo
¡Píntala! Píntala en el cielo, para que podamos decir: "mira, ¿ves esa luna junto a la luna? ¡Es la luna de Yolanda!".
EliminarUn abrazo de luna.
Yo no os acompaño. Vivo en ella, desde muy niña, aquí os espero.
ResponderEliminarLo de la luna es todo un tema; y de los importantes. Va unida al sol y hay cuentos, antiguos y modernos, estudios científicos, poéticos y de de cualquier índole, porque, ¿qué haríamos sin la luna?
Algunos pueblos no tendrían calendario, y los agricultores se encontrarían perdidos; también algunos, que se cortan el pelo según la luna que luzca. Y los hombres-lobo, los pescadores, los astronautas, los..... Los pintores.
En fin, que la luna es importantísima, un buen lugar para vivir, doy fe de ello, con un atractivo particular e irresistible.
GRACIAS Carmen, por todas estas lunas de diferentes formas y colores y por recordarnos tan buenos momentos en los que la luna nos ha acompañado
Cuando Amstrong descendió del Eagle se quedó perplejo. De inmediato, chistó a su compañero para que descendiese del módulo.
Eliminar— ¡Eh, Buzz, dime si estás viendo lo mismo que yo!
— ¡Dios! ¿Eso es lo que parece ser?
— No tengo ni idea.
— ¿Crees que puede ser… peligroso?
— ¿Peligroso? ¡Es solo una niña!
— Una niña en la Luna.
Esa niña, que ni siquiera había nacido aún y, sin embargo, ya vivía en la Luna, se acercó a los astronautas con una gran sonrisa y les dio la bienvenida.
— Habla una lengua extraña –dijo Aldrin.
Ambos estaban preocupados: no sabían cómo explicar lo que sucedía cuando conectasen con Houston. En ese momento, Amstrong sonrió y dijo:
— Esto lo hemos resuelto siempre del mismo modo.
Y entonces ofreció a la niña chocolatinas, caramelos y chicles. Y Harry comió golosinas en la Luna.
¡Un abrazo, Harry!
Siempre la Luna 🌛 ha tenido un simbolismo. Pero ya hay muchas lunas en los planetas de nuestro sistema solar. Bellas exposición. 🌠
ResponderEliminarEs verdad, cuántas lunas, qué maravilla es perderse por el universo... Gracias, Alston. Un saludo.
EliminarPues nos vamos ahora mismo, Carmen... :-)
ResponderEliminarMaravillosamente creativa, y simbólica, tu entrada, enhorabuena. ¡ Saludos !
¡Gracias, Esther! Vamos, que Harry nos espera ya en la Luna... Un abrazo.
EliminarYoooooo, yo te acompaño!!!!!
ResponderEliminarEs que has hecho una selección de sobresaliente, no hay uno, ni uno solo de estos artistas que no me entusiasme, no es que me gusten, es que me encantan, especialmente Chagall, Magritte y Van Gogh, pero todos, absolutamente todos son sublimes y como siempre el texto es inmejorable, me has transportado.
Un besito.
Corre, corre, Marigem. Yo creo que por allá vamos a encontrarnos con Chagall, Magritte, Van Gogh y todos los demás, pintando lunas. ¿Te imaginas? Besos de luna.
EliminarImagínate lo que supone para una Cáncer como yo este post. Mi planeta, el que me tiene presa en sus formas y su resplandor. No alcanzo a imaginar mi vida sin ella, ni tampoco podría justificar sin su presencia mis cambios de humor, mi nostalgia y mis pasiones.
ResponderEliminarGracias Carmen por traernos la luna desde Valencia!
Nos regalamos un beso de lunáticas?
Un beso de lunáticas está garantizado, Eli. ¡Un beso de muchas lunas!
Eliminarhola! espectacular reseña. nos has hecho soñar y gozar con los pintoresy dibujos.... y tus palabras son mejor que un cohete. si salis de viaje ala luna, sumanos!
ResponderEliminarBueno, los seres alados tenéis ventaja para alcanzar la Luna, pero, como el viaje es largo, venga, al cohete, que es más rápido. Un beso.
EliminarUn fragmento del poema Luna de Jaime Sabines. Ha inspirado tanto
ResponderEliminar"La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía.
Un pedazo de luna en el bolsillo
es mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que lo sepa nadie
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir..."
Una hermosa selección de 'arte lunar'
Muy, muy hermosa. Gracias por el regalo, Establo Pegaso.
EliminarLeyendo tu entrada me ha pasado algo con lo que no contaba. Apenas me he fijado en los cuadros que reproduces. Y la culpa está en la palabra, en tus palabras. Son tan poéticas, tan literarias, que relegan a las imágenes a un segundo plano...
ResponderEliminarAy, no, las imágenes antes. Muchísimas gracias, Juan Manuel. Un abrazo selenita ;)
EliminarEncantada te acompaño a la luna, Carmen, y mucho más si es siguiendo este magnífico recorrido pictórico que has preparado para nosotros. Una entrada para convertirse en lunática con todas las de la ley (y tan felices).
ResponderEliminar¡Un fuerte abrazo!
Bueno, Julia, pero no disimules, porque tú lunática ya eres: ¡la de veces que nos habremos visto por allá arriba! Un abrazo, Julia.
Eliminar¿Todavía hay cupo para el viaje? Seguramente sí y yo feliz de acompañarte, con este magnífico post sobre este astro tan ensoñador se despiertan las ganas de visitar esta argentada vieja patria de donde según dicen los ocultistas nos tocó ser los hermanos menores y experimentar nuestro mundo emocional.
ResponderEliminarMuchas gracias por tan linda entrada. Besos.
¡Vamos, vamos a la luna! El viaje se renueva cada noche, Lú. ¡Incluso cuando hay luna nueva y no podemos verla desde nuestro rinconcito! ¿Y si se acepta la propuesta que ha hecho un grupo de científicos y la luna "asciende" a la categoría de planeta? En fin, sea satélite o planeta, allá vamos.
EliminarUn abrazo, Lú.