Alicia ve una
fila de puertas. “¿Adónde conduce cada una de ellas?”, pregunta. Le interesa
saber cuál de ellas debe atravesar para llegar al sitio al que quiere ir.
Gertrude Abercrombie, Puertas |
René Magritte, La mejora |
“–Cada
una de ellas podría conducirte a casi cualquier
parte, incluido, desde luego, el Instituto. Pero lo importante es que todas
ellas te llevarán muy probablemente hasta la puerta del Instituto.
–No
entiendo –protestó Alicia, con un sentimiento ya demasiado familiar de
creciente confusión-. ¿Cuál es la diferencia? Si cada una de ellas puede
conducir a casi cualquier parte, es lo mismo decir que todas ellas podrían
conducir a casi cualquier parte.
– ¡No, absolutamente no! Es algo completamente
diferente. Si atravesaras una cualquiera de las puertas, bueno, entonces
acabarías casi en cualquier parte, pero si las atraviesas todas a la vez
acabarás muy probablemente donde deseas estar”.
Gertrude Abercrombie, Puertas |
Quint
Buchholz, Puerta
|
Alicia se
siente confusa. Su interlocutor le explica: “Si es posible hacer varias cosas,
no se hace simplemente una de ellas, han de hacerse todas. De esa manera uno se
ahorra tener que tomar resoluciones con mucha frecuencia. Así que adelante,
simplemente sal a través de todas las puertas y, cuando lo hayas hecho, toma
todas las direcciones a la vez. Verás que no tiene ninguna dificultad y
enseguida te hallarás en el lugar deseado”.
Gian Paolo Dulbecco, Laberinto |
Estas palabras
proceden del libro Alicia en el País de
los Cuantos, del físico Robert Gilmore. La suma del personaje de Alicia, el
mundo cuántico y las puertas resulta demasiado tentadora para mí, así que no he
podido evitar que todos ellos abriesen hoy la puerta de este lugar donde nos
encontramos.
Wally Gilbert, Puertas |
John Tenniel, Alicia en el País de las Maravillas |
¿Recordáis los
problemas de la otra Alicia, la que visitó el País de las Maravillas, en la
sala de las puertas? “Había puertas alrededor de todo el vestíbulo, pero todas estaban cerradas con llave, y cuando Alicia hubo dado la vuelta, bajando por un lado y subiendo por el otro, probando puerta a puerta, se dirigió tristemente al centro de la habitación, y se preguntó cómo se las arreglaría para salir de allí”, escribe Lewis Carroll.
Charles Blackman, Alicia en el País de las Maravillas |
Alicia encuentra sobre la mesa una diminuta llave de oro y la prueba con todas las puertas, pero “¡ay!, o las cerraduras eran demasiado grandes, o la llave era demasiado pequeña”.
Walt Disney, Alicia en el País de las Maravillas |
Descubre, tras una cortina, una puerta “de unos dos palmos de altura. Probó la llave de oro en la cerradura, y vio con alegría que ajustaba bien”. Pero, entonces, es ella la que es demasiado grande para poder atravesarla. Ahí comienzan los cambios de tamaño de Alicia: comer, beber, crecer, decrecer…
Brigitte Szenczi, En la madriguera del conejo
|
Alicia encontrará también, en ese país que
todos hemos recorrido, una puerta en el tronco de un árbol. “¡Qué extraño!
-pensó-. Pero todo es extraño hoy. Creo que lo mejor será que entre enseguida. Y
entró en el árbol”. De este modo, accedió de nuevo al vestíbulo de las puertas.
René Magritte, La vida de familia |
René Magritte, La victoria |
Sobre puertas he
escrito en libros y revistas. La mirada que dirigí hacia ellas, en esas
ocasiones, fue la del terror: la del género del terror en la literatura, el
teatro, el cine, el arte, quiero decir. Ahora nos acercamos a las puertas de
otro modo. Con la curiosidad de Alicia. Con su estupor. Con el gozoso asombro
que nos suscitan, por ejemplo, las puertas de Magritte.
“Parece ser que el mundo es más extraño de lo
que imaginamos, y quizás más extraño de lo que podamos imaginar”, escribe
Gilmore. Y nosotros nos regocijamos en su extrañeza.
Juan Antonio Mañas, Alicia, la liebre y el libro |
El arte -como todo-
es una puerta a menudo lleno de puertas. Tendremos que atravesarlas todas y
tomar todas las direcciones a la vez para encontrarnos en el lugar deseado.
Quint
Buchholz, Casa junto al mar
|
Imaginad ahora las puertas. Os pregunto: ¿qué hay detrás de cada una de ellas? Y si, de paso, alguien me puede explicar todo este asunto de las puertas, se lo agradeceré. No creáis que lo tengo claro.
Gian Paolo
Dulbecco, Nocturno
|
Hola, he leído la entrada y me ha gustado mucho el recorrido que realizan las dos Alicias a través de las puertas. En mi caso me gusta abrir puertas. Quizá por eso las de cristal que dejan ver sombras y movimientos en el interior me llevan a fantasear con el mundo que encierran. Como siempre, muy bellas imágenes las que acompañan el post. Besos y feliz domingo
ResponderEliminarGracias, María. No sé muy bien cómo contestarte porque en estos momentos estoy conmocionada, como todos, por la noticia del asesinato del pequeño Gabriel. Un abrazo muy fuerte.
EliminarCuanto lo siento, es muy duro ser niño en esta realidad que tanto los maltrata. Me conmueve hasta el llanto.
EliminarPreciosa entrada en las que Alicia nos ha visitado. Ya se abrió una nueva puerta en el cielo a este niño que le gustaban los pececitos y ya que le han cortado la vida por lo menos que sea feliz el firmamento con las estrellas. Un abrazo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Mamen.
EliminarBelleza en tus imágenes y crueldad y barbarie en la vida real. Terrible, una se queda sin palabras
ResponderEliminarUn beso enorme Carmen
Sí, Conxita. Hoy recordábamos -como siempre hacemos- el horror y el dolor de aquel 11 de marzo y nos hemos encontrado con esta nueva prueba de la incesante crueldad de los ¿humanos?. Un abrazo muy fuerte.
EliminarDetrás de una puerta cerrada puede haber cualquier cosa mientras no la abramos. detrás de muchas puertas cerradas se encuentra el problema de elegir por cuál tiramos y la fatalidad de renunciar al resto porque sea como sea, no se puede entrar por todas a la vez. Prefiero el drama de la libertad y la renuncia a la ilusión engañosa de poder tenerlo todo.
ResponderEliminarUn beso.
Tu primera frase suena cuántica, Rosa.
EliminarLa libertad, sí. Un drama que merece la pena.
Un abrazo muy fuerte.
Yo también la prefiero, quien mucho abarca poco aprieta.
EliminarSupongo que se trata, como siempre, de establecer prioridades. A veces no es fácil porque, ya lo sabéis -¡nos pasa lo mismo!-, nos interesan tantos temas y son tantas las cosas que queremos hacer, aparte de las que tenemos que hacer, que no nos llega el tiempo. Pero, sí, es eso: hasta donde lleguemos, y atendiendo siempre primero a lo más importante. Porque eso sí que lo sabemos: qué es lo importante.
EliminarBesos.
Una puerta puede ser tantas cosas, Carmen. Un límite, una frontera. Una invitación, una promesa. Un objeto respecto al cual podemos estar detrás de, o delante de, y cómo cambia la perspectiva según la posición, claro. Hermoso texto y no menos hermosas imágenes (cuánto me gusta Magritte y cuánto lamento no conocer un poquito mejor su obra...). Un fuerte abrazo, y, pese a todo el dolor y la rabia, buena semana.
ResponderEliminar¡Las vueltas que habremos dado a las puertas, su función, sus significados, en el arte, la literatura, el cine! Y aún así, siempre quedan puertas por abrir.
EliminarMagritte, dices. Qué mundo el suyo. O qué mundos. ¡Cómo nos hace soñar!
Soñar. A lo mejor, soñar con mundos donde no sucedan estas cosas: donde ningún niño sufra, donde nunca se haga daño a un niño. Nos supera, nos desborda, nos rompe. No podemos entenderlo.
Un fuerte abrazo, Manuel.
Maravilloso
ResponderEliminar¡El país de Alicia, Mª Carmen! Y el día que deseo que disfrutes.
EliminarInquietante,Lewis Carrowl,en su dimensión literaria y personal, la belleza que abraza a la angustia,contagiosa hasta el final- de la vida-puertas cerradas y pruebas de llaves que no encajan, asfixia. Gracias, Carmen por tu aportación, en este caso me quedo con la pintura que sugiere espacios de luz y vida por descubrir. Lewwis Carrowl me envuelve y me revuelve en su mundo fantástico del que cualquiera sabe si puede y, en que condiciones, regresar. Siempre apetece leerte.
ResponderEliminarSí, es inquietante. Caty y Víctor también hablaban del desasosiego que les producía. Por otra parte, sus mundos de ficción están llenos de sugerencias, de desconcertantes preguntas... y de puertas. Mundos de los que, como dices en un apunte también muy sugerente, quién sabe "si puede y, en qué condiciones, regresar". Gracias, Kattalin.
EliminarEn estos últimos días en los que sucesos del pasado vuelven a recordarse y el presente y el futuro se oscurecen para unos padres desconsolados, se presentan muchas puertas frente a nosotros. Especialmente me fijo en aquella que conduce a nuestro interior. Una puerta que, en muchos casos, permanece cerrada a cal y canto porque ni siquiera nosotros nos atrevemos a descubrir qué se esconde tras ella. No sé si la presunta asesina es consciente de su maldad y del dolor que ha causado a esa familia. Tal vez jamás haya abierto su puerta. Nosotros sí lo hemos hecho de una patada, pero dudo que el aire fresco renueve su interior tan viciado. Muchos son los que viven entre nosotros con puertas cerradas por mil motivos. Los que más miedo me dan son aquellos que nunca se han atrevido a mirar al otro lado, ni tan solo por la cerradura. Esos son imprevisibles en actos y pensamientos. El hombre es un lobo para el hombre.
ResponderEliminarMe encantaría tener en casa, en la habitación donde suelo trabajar, la pintura de Buchholz "Casa junto al mar", para que en esos momentos en los que el aire parece más denso y opaco, una brisa marina lo barriera de golpe y devolviera la frescura tan deseada a la habitación. Un besazo, querida Carmen.
Estoy trabajando estos días sobre una artista de la que me enamoré perdidamente cuando vi sus obras. La suya es una respuesta que no sé si llamar esperanzadora o todo lo contrario, pero es una respuesta desde el dolor. Esa pintora dice, en un momento determinado, que observar, mirar lo que la rodea, hace que se renueve en ella el deseo de lo bueno. Y ella, ya lo veréis cuando os la presente, mira a su alrededor y mira en su propio interior con una profundidad e intensidad que muy pocos, muy pocos, han alcanzado.
EliminarPienso que, tal vez, no ha sido casual mi encuentro con esa artista en estos momentos. Carmela, ya verás: tú también te enamorarás de ella. Creo que todos os vais a enamorar. Es increíble.
Un abrazo muy fuerte, Carmela. Con ese renovado deseo de lo bueno.
Excelente reflexión.
EliminarLo de Alicia, las puertas y las dimensiones me sugiere tantas cosas, Carmen, que quise entrar aquí con todas ellas juntas… pero se trabaron en la puerta. Te diré una, por ejemplo, que cualquier impaciente “Romeo” escalador de balcones (y los hay en la política, en la empresa, en las relaciones personales, en el arte) se negaría a admitir:
ResponderEliminar“Una puerta es una ventana a la que se trepa caminando”.
Me lo sugirió tu entrada (gracias). Lo añado a mi colección de aforismos.
¡Bien! En tu colección hay aforismos muy buenos. A mí me han sugerido en otros lugares tantas ideas a raíz de esta entrada que creo que el libro de relatos se me va a llenar de puertas, además de los charcos, los suicidas, los autobuses, las ciudades y todo lo que va creciendo en ellos. Qué buenos son esos intercambios, en la mayoría de los casos involuntarios.
EliminarGracias Carmen. Con tanto objeto por medio vas a tener que ir esquivando. Aunque a ti te gustan las escenografías, así que no hay problema.
EliminarEn mi caso me ha pasado como a Bonifacio; son tantas las cosas que me sugieren las puertas que me resulta difícil concretar. Tengo por fondo de pantalla una gran puerta abierta a un magnífico paisaje de campo con su horizonte que atravieso con la mirada para descansar los pensamientos. Te contaré que también llevo días intentando escribir algo sobre las puertas y ando encallada en el sugerente pensamiento de las mil historias que como testigos mudos nos podrían contar... Me encantan las puertas como metáforas y como valor artístico, pocas cosas hay tan fecundas y sugerentes para la imaginación. Un abrazo Carmen
ResponderEliminarMe gusta que coincidamos escribiendo puertas, Elena. Has dicho algo que dispara la imaginación: la puerta, testigo. Es verdad: se cierra la puerta y ella, como las paredes, el suelo, el techo, los muebles, las ventanas (si las hay) son testigos de lo que sucede en esa habitación cerrada, habitada o no.
EliminarEste fin de semana haré un viaje virtual a la dimensión fantástica. Después, te escribiré sobre lo que comentamos.
Un abrazo grande, Elena.
Las puertas son preciosas, a mi me inquietan no saber cual elegir, pero abriría todas al mismo tiempo, me gusta Magritte, Quint B... todas todas
ResponderEliminarGracias, por las pinceladas que pones todas llenas de color, y luz
Si abres todas las puertas a la vez, "acabarás muy probablemente donde deseas estar”. Eso es, por lo menos, lo que nos dice el personaje del libro de Gilmore.
EliminarAnoche vi tus árboles. Me gustaron mucho. Felices puertas, Esperanza Mar. Y felices árboles.
Hola a todos:
ResponderEliminarlo cierto es que no doy especial importancia a las puertas como elemento arquitectónico, y eso que tienen mucha. Sin ella no podemos acceder a un edificio, ni salir de él, ya puestos.
Pero las mentales, vitales, mágicas,... Esas son otra cosa. Son un mundo por descubrir y no me extraña que muchos autores se hayan fijado en ellas y les hayan dedicado tanto tiempo. Muy merecido, en mi opinión.
Tan importantes son, que hasta el Averno las tiene, y pueden pintarse de mil maneras distintas. Con sombras, sin ellas, surrealistas o tan realistas que dan ganas de probar suerte por si están sin trancar.
Gracias Carmen por un tema tan interesante, aunque parezca demasiado cotidiano, pero es que lo cotidiano, si se mira con ojos asombrados y mente inquieta es todo un mundo
Saludines
¡Hola, Harry! Las puertas abren puertas a nuestra imaginación. ¡Desencadenan tantas preguntas y tantas ideas, a veces disparatadas! Por ejemplo, esta: ¿cuántas puertas distintas atraviesa una persona a lo largo de su vida? Me refiero a puertas físicas, materiales, no metafóricas. Horror: esto me da una idea (¡otra idea!).
EliminarUn abrazo grande, Harry.
Hay pocos elementos que disparen más la imaginación que las puertas cerradas. Me decía una amigo sevillano que muchos de sus poemas habían surgido paseando por Sevilla ante puertas de huertos y de conventos cerradas.
ResponderEliminarMuy interesante todo lo que dices, Carmen.
Es así. Las puertas, y también las ventanas, desatan la imaginación. La diferencia es que la ventana es atravesada por la mirada, mientras que las puertas permiten ser atravesadas por el cuerpo. Ventanas-ojos, puertas-boca. Hablan.
EliminarGracias, Squirrel Ardilla.