Piero Guccione (1935)
La lógica, escribo, aunque también cabría hablar de
geometría y, por supuesto, de silencio. El silencio del horizonte. O de la
geometría, o de la lógica callada. Ahí está. ¿Dónde el cielo, dónde el mar? Las
lindes, en ocasiones, son claras; en otras, nos confunde el abrazo. Tierra,
mar, cielo. Horizonte.
|
Piero Guccione, Después
del atardecer, 2000 |
|
Piero Guccione, Estudio para el fin del verano, 1979 |
Cuando, hace unos meses, estuvimos en Sicilia,
vimos alguna obra de Piero Guccione, este artista que, un buen día, decidió
abandonar Roma, en cuya Accademia di Belle Arti era catedrático, para volver a
su isla, donde podía encontrar todo lo que necesitaba: la tierra, el mar, la
luz, el cielo, los horizontes.
|
Piero
Guccione, Pequeñas nubes rosadas,
2005 |
|
Piero
Guccione, Grandes pastos de agosto,
1983 |
|
Piero Guccione, Reflejos
en la playa, 2007 |
Guccione nos cuenta historias de ayer y de hoy, de
la tierra, de la luna y del mar –como se tituló la exposición celebrada en
Vicenza el año pasado-. Un mar que va más allá del mar que es y alcanza, en su
sencillez y pureza, una geometría de la transparencia.
|
Piero Guccione, La
línea verde, 2010 |
|
Piero Guccione, Mañana
de julio en Punta Corvo, 2001 |
|
Piero Guccione, Geometría
y soledad de las piedras, 2004 |
No se trata solo del mar, por supuesto. La línea
del horizonte juega con los planos, asciende en ocasiones hasta no dejar apenas
más que un resquicio de cielo, o desciende para dejar que este se expanda.
Cielo... o mar, porque ya os digo que no siempre es fácil diferenciarlos.
|
Piero Guccione, La
tierra, 2004 |
|
Piero Guccione, Paisaje |
|
Piero Guccione, Mar
y campo de trigo |
La horizontalidad… ¿puede ser acogida entre los
brazos de lo vertical? No cabe duda de que así es. Sea cual sea el formato elegido,
los confines se dilatan, la espuma salpica más allá de los marcos que tratan de
contener lo inmenso.
|
Piero Guccione, Luna
matutina, 2009-10 |
|
Piero Guccione, Gran
playa |
|
Piero Guccione, La
ola y la luna, 2012-14 |
|
Piero Guccione, Atardecer
en Punta Corvo, 1974 |
Es fácil perderse en la limpia desnudez de estos
espacios que la luz crea y en los que se deleita y transfigura. Aire, aire puro, esencia y
silencio de lo infinito. “Es un silencio que se hace luz, vibración de
misterio”, escribe Gesualdo Bufalino.
|
Piero Guccione, Noche
estrellada, 2010-12 |
|
Piero
Guccione, Coche en el
paisaje, 1979
|
Bufalino escribe a Guccione. En su última carta al
pintor, habla del “éxtasis de la mirada, el ojo que se enamora de lo creado”. Y
añade: “Este me parece el sentido de tu arte, que reúne la piedad por un mundo
ofendido por el hombre con una insaciable sed de inocencia”.
|
Piero Guccione, Volkswagen, 1981 |
|
Piero
Guccione, Acto final, Norma, 1990 |
|
Piero Guccione, La
sombra del atardecer sobre la colina de la cruz, 1991 |
|
Piero Guccione, Sombra
sobre el paisaje |
¿Por qué después de los éxitos alcanzados en Roma,
pregunta Bufalino, Guccione regresa a su tierra siciliana? Porque en ella,
mejor que en la periferia de las ciudades, puede reunir “la realidad y su
doble, su invisible espejismo, y por ello conjugar desesperación y confianza,
la quiebra del árbol asesinado, la inmundicia de los plásticos sobre la arena,
con el milagro de un idilio, de una redención aún posible”.
|
Piero Guccione, Alba
en la ciudad, 1967 |
|
Piero Guccione, Agonia,
1980 |
Desesperación y confianza, basura y redención, y,
sobre todo, ese ojo que se enamora de lo creado.
|
Piero Guccione, Jardincillo
de Klingsor, 1975 |
|
Piero Guccione, La
luna se eleva, 1984 |
De todo lo creado: no solo de las obras de la
naturaleza, sino también de las de los hombres. Es aquí donde se inscribe la
mirada de Guccione sobre el arte del pasado, la literatura, la ópera.
|
Francesco Hayez, El beso, 1859 |
|
Piero Guccione, Magico incanto! Perfido errore! Tristán e
Isolda, 1998 |
|
Piero Guccione, Norma.
Estudio para el primer acto, 1990 |
Reflexión y sensibilidad conviven en la mirada que Guccione dirige hacia el pasado. Un pasado que el artista siciliano conoce muy
bien, desde sus trabajos con las pinturas rupestres del Sahara líbico entre 1958 y 1969, como
miembro del equipo del arqueólogo Fabrizio Mori, hasta el
diálogo constante con artistas como Leonardo, Miguel Ángel, Rafael, Masaccio,
Giorgione, Caravaggio, Friedrich, Matisse.
|
Piero Guccione, Gioconda,
1985 |
|
Rafael de Sanzio, La
Escuela de Atenas,
detalle, 1509-12 |
|
Piero Guccione, La Escuela de Atenas, 2006 |
Una de las series pictóricas de Guccione está dedicada a Caspar David Friedrich. La actitud hacia el paisaje se halla muy próxima en ambos artistas. “La tarea del pintor de paisajes –escribe el artista romántico alemán- no es la fiel representación del aire, el agua, las piedras y los árboles, sino que es su alma y su sentimiento lo que ha de reflejarse”. Añade: “Debo rendirme a lo que me rodea, unirme con las nubes y con las piedras, para ser lo que soy”.
|
Caspar David Friedrich, El caminante sobre el mar de nubes, 1818 |
|
Piero Guccione, El
caminante, 1981 |
No es el significado lo que hace estallar la imaginación ni suscita la alegría de seguirla, nos cuenta Guccione, sino la seducción del objeto, su pregnancia física y simbólica. De ella arrancan las visiones, las elecciones dictadas por el instinto y la imaginación, las asociaciones a veces extrañas, unidas tan solo por el rigor de la forma y de la ejecución. “Cada vez me interesa menos –dice Guccione- conocer, saber y entender el mundo. Prefiero confiar en la verdad, en las contradicciones, en las infinitas controversias impuestas por la corporeidad”.
|
Caspar David Friedrich, Acantilados de yeso en Rügen, 1818 |
|
Piero
Guccione, Acantilados blancos de Rügen,
1983 |
|
Caspar David Friedrich, Las tres edades del hombre¸ 1834 c. |
|
Piero Guccione, Las
edades del hombre¸1983 |
Sobre
Guccione, sobre sus encuadres fotográficos, sus geometrías, su aprehensión
visual y sensitiva del infinito, su mirada, han escrito autores como Leonardo
Sciascia, Gesualdo Bufalino, Susan Sontag y muchos otros escritores de tal talla que, como comprenderéis, apenas me atrevo a abrir la boca.
|
Piero Guccione, Cielo
amarillo, 2010-14 |
Me gustaría concluir
esta breve aproximación, casi como de puntillas, a la obra de Guccione, recordando un poema
de Giacomo Leopardi:
Amé siempre este cerro
solitario,
y el seto que excluye la
mirada
del último horizonte.
Sentado, contemplo a lo lejos
los espacios ilimitados,
los sobrehumanos silencios
y su honda quietud.
Me abismo en mi pensamiento
y el corazón apenas teme.
Y como el viento, cuyo sonido
escucho entre las hojas,
comparo con este silencio mi
voz.
Evoco lo eterno, las muertas
estaciones
y la presente, viva, y sus
sonidos.
En esta inmensidad se ahoga mi pensamiento
y naufrago dulcemente en este mar.
|
Piero Guccione, El
muro de mar |
No conocía a Piero Guccione pero me he quedado prendada de esos azules que, aparentemente no cambian y se entrelazan en un inmenso horizonte. Magnífico post, como siempre Carmen.
ResponderEliminarY ese mar que es también el tuyo, el nuestro. Gracias, Francisca. Un abrazo.
Eliminar
ResponderEliminarBeautiful all
Thank you, Kasztanowy.
EliminarMe ha parecido maravilloso y quiero hacerte una pregunta: ¿son todo pinturas? ¿no hay ni una foto? porque las olitas rompiendo en "Gran playa" y los reflejos de "Reflejos en la playa" si son pintura, son de una realidad impresionante. Otra pregunta ¿sigue vivo el pintor? Es que aunque hay cuadros de 2014, alguna cosa que dices me hace pensar que ha muerto.
ResponderEliminarMe ha gustado muchísimo; son geniales las interpretaciones que hace de otras obras. En fin, que me ha entusiasmado.
Un beso y muchísimas gracias.
Pinturas. Asombrosas, ¿verdad?
EliminarEstá vivo y por mucho tiempo, espero. En mayo cumple 81 años.
Me enamoré de sus obras y me parece que vamos a ir enamorándonos de ellas uno detrás de otro.
¿Oyes el silencio?
Un abrazo, Rosa. Muchísimas gracias a ti.
Las miro y las miro y cada vez me cuesta más creer que sean pinturas. Absolutamente impresionante cómo se puede conseguir transformar el color en luz.
EliminarMe alegro muchísimo de que esté vivo. Yo también me estoy enamorando.
Tan borrosos los límites, que no sé si veo una pintura o una foto. Con Sicilia inspirándolo, no me extraña. Gracias, Carmen.
ResponderEliminarY, sin embargo, es otra realidad: “la realidad y su doble, su invisible espejismo". Recuerda lo que nos contó Sciascia: “Toda Sicilia es una dimensión fantástica". En ello estamos. Un abrazo, José Juan.
EliminarOtro para ti.
EliminarConocío alguna obra de Piero Guccione y me encanta la calidez que le da al mar y como casi no separa el mar del cielo. Un abrazo Carmen
ResponderEliminarSí, esa fusión que es casi confusión. Fascina, este artista. Un abrazo, Mamen.
EliminarMuchas gracias Carmen por compartir mi post, es una forma de que yo pueda compartir con uds. mis trabajo . Un abrazo
EliminarP.D. Estoy penalizada y estoy limitada a compartir lo mio, lo de mis compañeros blogueros e incluso en mi blog no puedo agradecer con comentarios a los que me visitan. Espero que le día 20 me liberen de la sanción. Gracias por tu vista amiga
Me encantaría que Guccione se pasara por La Mancha. Aquí no tenemos mar, pero sí horizonte, mucho. Y un cielo que como decía Eladio Cabañero, parece que aplasta la tierra como un martillo. El paisaje tiene algo de liberador y esa amplitud del cielo y el mar...Es como si se despertara en los hombres un instinto dormido. Yo creo que estas pinturas salen del fondo de nuestra naturaleza humana, que hasta hace poco vagaba sin más compañía que el cielo. Otro descubrimiento, Carmen. Saludos!
ResponderEliminar¡La Mancha! ¿Qué me dices? Maravilla de cielos y horizontes. ¿Y los pintores que atrapan ese milagro? López Torres, Palencia... ¿Has visto ls fotografías de José Guerrero?
Eliminarhttp://www.arte10.com/noticias/graficos/Jose_Guerrero/jge-008-b.jpg
Saludos, Gerardo.
López Torres paisano, además. Voy con ese álbum de fotos...
EliminarPrecioso post, Carmen. Es difícil ese deslinde entre cielo y mar. Todas las mañanas tomo fotografías cuando está amaneciendo y me resulta muy difícil encontrar esa línea.
ResponderEliminarMe ha encantado la obra de Guccione y sus palabras; que diga que cada vez le interesa menos comprender el mundo y más confiar en la verdad, aún con las contradicciones, ¡es genial!
Besos, ¡y feliz día!
Sobre ese difícil deslinde, mira lo que comenta Vittorio Sgarbi, a propósito de Guccione: "En el lógico simbolismo de una línea de horizonte, que debería separar entidades profundamente diferentes entre sí, el cielo, el mar, la tierra, pero que en cambio las difumina, haciendo que prevalezca la continuidad sobre la distinción, la fluidez sobre la clausura". Sgarbi relaciona a Guccione con nuestro manchego Antonio López García (Gerardo nos hablaba de los horizontes de La Mancha) y alude a la película de Víctor Erice "El sol del membrillo", sobre la cual Roy Bean escribió hace poco:
Eliminarhttp://ganarseunacre.blogspot.com.es/2016/02/como-pintar-como-filmar-el-sol-del.html
Un abrazo, Chelo. Un abrazo de amplios horizontes.
Precioso, es la entrada más intimista que te he leído. Una gozada.
ResponderEliminarSupongo que, por una de esas contradicciones en las que Guccione prefiere confiar, hallamos la intimidad no en los espacios pequeños y cerrados, sino en estos amplios horizontes del mar, del cielo, de la tierra. Tú que eres un hombre muy próximo al mar, lo entiendes, Josevi. Un abrazo.
EliminarUn autor impresionante. Si los confines ilimitados de sus azules diurnos me parecen espectaculares, cuando he llegado a la visión nocturna de su "Noche estrellada" me he quedado sin habla.
ResponderEliminarCualquiera de las obras que ilustran el post me ha conmovido. Da igual que los horizontes sean verticales, horizontales o a imagen de otro maestro, esa tendencia al "apenas" es uno de los aspectos que más me conmueve en el Arte.
Gracias Carmen por compartir este post tan maravilloso y tan tú.
Un beso y feliz domingo.
Ay, pues lo que has dicho, Elisenda: "esa tendencia al "apenas" es uno de los aspectos que más me conmueve en el Arte". No podrías haberlo definido mejor: esa tendencia al apenas. Me quedo con tu frase, amiga mía. Un abrazo.
EliminarTuya es. Inter nos, tengo una poesía escrita, sólo dos versos, que usa esa expresión. Es una frase muy sentida de un momento muy íntimo.
EliminarEse primer cuadro, "Después del atardecer"... pasaría a verlo a diario, si estuviera a mi alcance... ¿cómo se puede matizar tanto un color? El mar parece continuarse en el ese cielo, como si, vuelto vapor, no perdiese el color, solo lo suavizase...
ResponderEliminarUn verdadero gozo, este de asomarse a tu blog, Carmen.
Es de una delicadeza extraordinaria. Miras y piensas: "azul". Pero miras más y dices: "no solo azul". Y te pierdes en el cuadro, claro. Gracias, Juan Manuel. Un abrazo.
EliminarUn pintor que con su sencillez hecha pincelada nos trasmite sensaciones de plenitud, silencios imaginados y calma en sus cuadros. Me gustan más los primeros que los últimos en los que personaliza otros más conocidos.
ResponderEliminarBesos de San Valentín.
Te entiendo: los paisajes de Guccione son, también para mí, lo mejor. Esa plenitud de la que hablas, ese vacío tan lleno, el silencio que hasta el mar parece guardar, para no romper la calma... Lo que le decía a Juan Manuel: para perderse dentro de sus pinturas y quedarse a vivir en ellas. Un abrazo, Francisco.
EliminarPrecioso Carmen y todo un descubrimiento, cosa usual en mi cada vez que me asomo por aquí.
ResponderEliminarEs fascinante como dicen Elisenda y Juan Manuel Freire, ese casi, un apenas y la matización de un color. Tan sencillo de escribir y tan difícil de lograr. Sus líneas son pocas, se desdibujan y aún así, se ve claramente la forma. Parece cosa de magia.
Es una delicia este pintor, y como dije antes, todo un descubrimiento. No me extraña que haya llamado la atención de tantas personas.
Feliz domingo a todos
Exacto: esa forma que se ve claramente, como dices, esa forma reducida a lo esencial, es un pretexto, si queremos llamarlo así, para el color, para el movimiento de esas líneas escasas y tan vivas. Harry, como siempre te digo, ves. Un abrazo.
EliminarGracias por darnos a conocer el trabajo de Guccione. Con él, me pierdo en el horizonte, es como si un agujero negro me engullera, pero en este caso agujero de luz. Me hace flotar, me diluyo en el aire. Una maravilla, Carmen. Una vez más, gracias.
ResponderEliminarVale la pena perderse con él en esos agujeros de luz, ¿verdad, Carmela? Gracias. Un abrazo.
EliminarHola, Carmen. Es un autor fantástico el que (al menos a mí) descubres hoy. Me encantan las marinas, son perfectas, claras, relajantes. "Mañana de julio" "la ola y la luna" y "luna matutina" me han fascinado, es increíble cómo es capaz de captar la inmensidad del mar, que se confunde con el cielo...
ResponderEliminarUna entrada estupenda, Carmen. Un beso enorme
¡Sí! Y tú sabes bien de esa inmensidad, porque la saboreas a diario. Muchas gracias, Chari, un gran abrazo.
EliminarY como el viento, cuyo sonido
ResponderEliminarescucho entre las hojas,
comparo con este silencio mi voz.
"Después del atardecer..."
Cuánto inspira ése cuadro!.
Una maravilla, todo, T O D O !!
Tus letras me enamoran.
Gracias.
Te sonrío con el Alma.
Pues si lees todo lo que se ha escrito sobre este artista... Ya contaba que escritores enormes habían escrito espléndidos textos acerca de sus obras. Nos cautiva a todos. Un abrazo, DesdMiVentana H.
EliminarQué post tan bueno. Hay muchas obras que no conocía, me ha encantado y haré como muchas otras veces, volveré para releerte con más calma porque no es algo que pueda leerse de pasada, quiero perderme en cada cuadro, especialmente en el caminante sobre el acantilado, que es un cuadro que siempre me ha encantado.
ResponderEliminarUn besito y muy feliz domingo.
Perderse en esos cuadros es una tentación irresistible. ¡Y solo vemos sus reproducciones! ¿Imaginas lo que puede ser contemplarlos cara a cara?
EliminarUn abrazo, Marigem.
Vaya trabajo que nos ofreces, Carmen. Se agradece tener esas pinturas ante los ojos... ¡te lo has tenido que pasar "bomba", o de "miedo", haciendo esta entrada! (y por tu libro, también, ya he visto alguna recensión) Saludos y enhorabuena, una vez más.
ResponderEliminarSí, Esther, la verdad es que es laborioso, pero también placentero. Sabes, por tu blog, lo que cuesta preparar cada entrada, pero también cuánto se disfruta haciéndolo. Gracias por tu felicitacion y un abrazo.
EliminarAún siendo un hombre inquieto, (lo digo porque parece que toca temas muy diferentes) transmite mucha paz..por otro lado también he llegado a pensar que alguna que otra de sus obras era una fotografía; son preciosas, te puedes perder en ellas.. y es una sensación muy placentera.
ResponderEliminarMe ha encantado. Muchas gracias, Carmen.
Nos estoy imaginando dentro de uno de los paisajes de Guccione, Inma. Él, perplejo, mira el lienzo: "pero... si yo no había pintado a ninguna persona aquí, ¿qué hacen todas esas figuritas ensimismadas?". Porque es como estaríamos: absortos, nos habríamos caído dentro del cuadro y allí seguiríamos totalmente abstraídos, sin tan siquiera darnos cuenta de que ya no estábamos fuera, sino dentro. Un abrazo, Inma.
EliminarA través de tus palabras, he conocido a este pintor, ha sido magnífico disfrutar de los horizontes, del cielo el mar, las estrellas. Muchas gracias Carmen
ResponderEliminarGracias a ti, Esperanza Mar, por pasear también por estos paisajes. Un abrazo.
EliminarCreo que si pudiera tener en casa alguna de sus obras reflejando el horizonte, nunca más sufriría estrés. Es maravillosa la capacidad de captar y reflejar los matices de lo que ya apenas es, de lo que está empezando a ser... Límites imprecisos, fundidos, que generan emociones serenas a borbotones.
ResponderEliminarMe ha encantado conocer a este pintor, Carmen. Muchas gracias por acercárnoslo y mostrarnos su obra con tu habitual maestría :)
Un beso grande y feliz día!!
Creo que también me vendría bien tener alguna obra de Guccione, pero... queda como sueño. Me gusta cómo hablas de "lo que ya apenas es, de lo que está empezando a ser".
EliminarUn abrazo, Julia.
Carmen:
ResponderEliminarQué entrada tan fantástica: Guccione, Friedrich, Hayez, Rafael Sanzio... No sé mucho de pintura, pero estas entradas tuyas me sirven para aprender.
Un beso
Buenas compañías, ¿verdad? Y la tuya también, Juan Carlos. Un abrazo.
EliminarGracias Carmen me ha tocado el alma . Hay un antes y un después . Gracias desde el corazon y enormemente agradecido a Piero Guccione por haber nacido hoy para mi
ResponderEliminarGracias a ti, Finy.
Eliminar