Vasili Kandinsky (1866-1944)
Tiene que ser
difícil convivir conmigo, lo sé. Aparte de por una serie de razones que no
pienso contaros, porque soy capaz de despertarme formulando preguntas como
“¿cuál es, aproximadamente, la mayor anchura del Nilo, y en qué punto?” o de
ponerme a divagar, en cualquier momento del día, sobre Spinoza, las telarañas
o, como me pasó hace poco, sobre las obras figurativas de Kandinsky. Ya veis:
un auténtico desastre, aparte de que yo tendría que estar casada con Wikipedia,
la Enciclopedia
Británica o los Siete Sabios de Grecia, pero ya me diréis,
siete maridos, qué cosa tan molesta. El caso es que, de todos estos desvaríos
míos, he rescatado hoy los relativos a Kandinsky, para compartirlos con
vosotros.
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Vasili Kandinsky, Paisaje de otoño, 1911 |
Claro, digo Kandinsky y pensamos en De lo
espiritual en el arte, en Punto
y línea sobre el plano, en la influencia de la música de Schönberg y, antes, la de Wagner, pensamos en
la sinestesia, recordamos sus Impresiones, sus Composiciones… Bien, retrocedamos, vayámonos a estrenar ese terrible siglo XX cuando aún todo
era mañana y era todo impulso. Pero antes de eso, acompañemos a Vasili a la
exposición de artistas franceses que se celebra en Moscú en 1895, y quedémonos,
como él, contemplando este cuadro de Monet:
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Claude
Monet, La parva de heno, 1891 |
¿Una
parva de heno?, se pregunta Kandinsky, al leer en el catálogo el título de la obra. ¿Dónde está? No la veo, no la reconozco. Y el hombre se siente
confuso, y se enfada con Monet: “Aunque en
el catálogo se decía que era un montón de heno, no pude reconocerlo y me
molestó. Pensaba que el artista no tenía derecho a pintar de forma tan poco
clara. No me parecía bien que faltara el objeto”. Pero, de repente, se da
cuenta de que ve, de que comprende, de
que esa obra le emociona. “Por primera vez, veía un cuadro”, afirma. No es el
objeto lo que importa, esa parva de heno, sino la fuerza de la paleta. Y así
empieza esta historia.
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Claude Monet, Almiares
de heno, 1889 |
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Vasili Kandinsky, Lago oscuro, 1901 |
¿Arte figurativo, arte abstracto? ¿Acaso importa?
Lo único que cuenta, al menos para mí, es la verdad que hay en la obra. ¿La
calidad?, me diréis. Sí, claro, pero una obra de factura excelente, reveladora
de un asombroso dominio técnico y oficio… pero sin verdad, sin emoción, sin
riesgo, sin vida, no me interesa, porque es tan solo la repetición de una
fórmula. Bueno, ¿seguimos con Kandinsky? ¿Qué os parece si echamos un vistazo a
las obras que pintaba apenas despuntado el siglo?
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Vasili Kandinsky, Schwabing, 1901-02 |
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Vasili Kandinsky, Bosque con figura vestida de rojo, 1902 |
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Vasili Kandinsky, Cascada, 1902 |
¿Kandinsky? Sí, Kandinsky. De
inmediato, la búsqueda; entre 1902 y 1908, los viajes: Italia, Francia, Países Bajos, Suiza,
Austria, Túnez… Con una compañera excepcional, con la que emprende otro tipo de
viaje, personal y también artístico: Gabriele Münter.
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Vasili Kandinsky, Calle de Túnez, 1905 |
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Vasili Kandinsky, Gabriele Münter pintando en Kallmünz, 1903 |
Otros dos
nombres se suman a los de Münter y Kandinsky en esta exploración de nuevas vías artísticas: los de Alexej Jawlensky y Marianne von Werefkin. Las influencias, los
préstamos entre unos y otros, los descubrimientos compartidos, son lógicos:
todos caminan juntos. Muchas de las ideas que alientan esta búsqueda parten de
Marianne, una mujer de enorme curiosidad y cultura: como vimos al hablar de
ella, Kandinsky hará suyas algunas de las propuestas de esta gran artista.
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Gabriele Münter, Marianne von Werefkin y Alexej Jawlensky, 1908-09 |
Vamos a asomarnos a algunas de las obras de estos
cuatro amigos en un año concreto: 1907. En esta obra de Jawlensky advertimos,
como ya lo habíamos hecho con los cuadros anteriores de Kandinsky, el fuerte
influjo de los fauves:
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Alexej Jawlensky, Tejados rojos, 1907 |
¿No os parece que Münter y, sobre todo Von
Werefkin, avanzan más en ese momento en el camino de la simplificación formal?
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Gabriele Münter, Sévres, 1907 |
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Gabriele Münter, Marabout, 1907 |
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Gabriele
Münter, Ropa tendida en la playa de
Sestri, 1907
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Marianne von Werefkin, Otoño, 1907 |
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Marianne von Werefkin, Pedrero, 1907 |
¿Qué anda haciendo Kandinsky en esas fechas? Cambiar,
sí, cambiar, y sumergirse en la fantasía y la leyenda, en ese “Moscú encantado”
que habita sus sueños:
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Vasili Kandinsky, Mundo lleno de color, 1907 |
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Vasili Kandinsky, Pareja a caballo, 1907 |
¡Vamos, adelante, transforma el cuento! El ritmo se
acelera. Poco a poco, al principio, para después adquirir mayor velocidad.
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Vasili Kandinsky, Calle de Murnau, 1908 |
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Vasili Kandinsky, Otoño en Murnau, 1908 |
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Vasili Kandinsky, Calle de Murnau y arco iris, 1909 |
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Vasili Kandinsky, Dunaberg, 1909 |
Como vemos, permanece el uso de los colores heredado del fauvismo y, en algunas obras, esa atmósfera de relato encantado que impregna el mundo de Kandinsky:
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Vasili Kandinsky, Sonido blanco, 1908 |
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Vasili Kandinsky, Árabes, 1909 |
Pero ya se advierten cambios, avanza la simplificación. El objeto, contenido entre gruesas líneas negras, no se pierde, pero la emoción y la intuición ganan terreno.
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Vasili Kandinsky, Paisaje cerca de Murnau con tren, 1909 |
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Vasili Kandinsky, Improvisación 6. Africano, 1909 |
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Vasili Kandinsky, Estudio para Improvisación 3, 1909 |
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Vasili Kandinsky, Escena de playa, 1909 |
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Vasili Kandinsky, Estudio para paisaje otoñal, 1910 |
Es Kandinsky, ¿veis? El Kandinsky al que conocemos, a quien ya reconocemos. Y yo os cuento que, del mismo modo que no me importa que una obra sea figurativa o no, hay algo que me atrae con fuerza, y son esos momentos de transición, de metamorfosis, ese proceso en el que el objeto se depura, se simplifica, se estiliza, se transfigura y, poco a poco, avanza hacia la abstracción. Me gusta esa otra realidad de la pintura que asoma ya tras esta realidad del objeto pintado.
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Vasili Kandinsky, Impresión 6. Domingo, 1911 |
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Vasili Kandinsky, Con sol, 1911 |
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Vasili Kandinsky, Improvisación 19, 1911 |
Asoma: aún los mundos, los modos de representación,
se solapan. En sus Impresiones, subyace
la naturaleza; en las Improvisaciones,
aflora la emoción interior.
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Vasili Kandinsky, Impresión 3. Concierto, 1911 |
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Vasili Kandinsky, Impresión 5. Parque, 1911 |
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Vasili Kandinsky, Improvisación 20, 1911 |
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Vasili Kandinsky, Improvisación 4, 1911 |
Llegarán después las Composiciones, el rigor del cálculo: líneas, colores, geometría.
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Vasili Kandinsky, Composición 7, 1913 |
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Vasili Kandinsky, Composición 8, 1923 |
Llega la
abstracción. Ni mejor ni peor que la figuración: simplemente, otra.
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Vasili Kandinsky, Dispersión, 1930 |
Me doy cuenta de que no he hablado de El Jinete Azul, ni de la Bauhaus, ni de muchos
otros temas de los que se suele hablar cuando se trata de Kandinsky. No pasa
nada. Aquí podéis leer más sobre este artista: Vasili Kandinsky.
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Vasili Kandinsky, Casi sumergido, 1930 |
Contadme, contadnos: ¿qué obras de Kandinsky os
atraen más? ¿Vuestras preferencias se decantan más hacia la figuración, la
abstracción o, como me sucede a mí, os atrae todo? Porque, veréis, a mí una vez
más me sucede que, ante expresiones artísticas tan diferentes, digo, como ante
muchas otras cosas aparentemente opuestas, esto: sí.
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Vasili Kandinsky, Sí, 1937 |