sábado, 1 de julio de 2023

Arthur Stanley Eddington o la dificultad de entrar en una habitación

 



¿Recordáis las “Instrucciones para subir una escalera”, de Cortázar? En comparación con las dificultades a las que nos enfrentamos para entrar en una habitación, subir una escalera es una tarea facilísima.


Édouard Vuillard

 

“Estoy en el umbral, a punto de atravesar una puerta para entrar en una habitación. Es un asunto complicado”, nos anuncia Eddington.

Resumo algunas de las dificultades: empujar una atmósfera que ejerce sobre cada centímetro del cuerpo una presión de más de dos kilos; pisar una plancha que “viaja a más de treinta kilómetros por segundo alrededor del sol” y hacerlo con mucho cuidado, porque si lo hiciésemos “una fracción de segundo antes o después”, la plancha se alejaría de nosotros varios kilómetros; hacer todo esto colgados de un planeta que huye en el espacio en medio de un viento que sopla a gran velocidad a través de todos los intersticios de nuestro cuerpo…


René Magritte


Hay más problemas para entrar en una habitación, pero tampoco os quiero asustar. Sobre todo, porque, como dice Eddington, sería necesario, además, “determinar en qué dirección está creciendo la entropía del universo, a fin de asegurarme de que al pasar por el umbral de la habitación estoy realmente entrando, y no saliendo de ella”.


Arthur Stanley Eddington


“En verdad, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que el que un científico atraviese una puerta”, concluye.


Manuel Amado


***



Un poco más sobre este científico tan divertido que tenía problemas con las puertas. Mirad qué cosa tan bonita. Es la fotografía, en negativo y positivo, del eclipse solar de 1919. La fotografía de me recuerda algunas obras de Gao Xingjian. Esta, por ejemplo:


Gao Xingjian


Einstein tuvo más suerte con este eclipse de la que tendría con el suyo fray Bartolomé Arrazola, protagonista de uno de los relatos de Monterroso. Al fraile no le fue bien; para Einstein, en cambio, supuso la confirmación de su teoría de la relatividad general. La fotografía –y el espaldarazo- fueron obra del astrofísico británico Arthur Eddington.


Einstein y Eddington


Eclipses al margen, leemos esto en un texto de Eddington: «Nos encontramos con que allí donde la ciencia ha avanzado al máximo, la mente no ha hecho sino recuperar de la naturaleza lo que ella misma ha puesto en ella. Nos hemos encontrado con una huella extraña en las playas de lo desconocido. Hemos inventado, una tras otra, las más profundas teorías tratando de explicar su origen. Al fin, hemos podido determinar la criatura que dejó la huella. ¡Y ved!: la huella es nuestra».


5 comentarios:

  1. Todas esas cuestiones del Universo me fascinan. Ese eclipse de 1919, ¡cuántas veces lo he explicado en clase tratando de que entendieran lo que significa ver una estrella que está detrás del Sol! Qué maravilloso que, aunque la Tierra viaje tan rápido, cuando saltamos siempre caemos en el mismo punto de partida. A pesar de lo que nos dice la lógica, siempre estamos atravesando puertas. Los astrofísicos tienen mucho de filósofos y poetas.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola, Rosa!
      Dices que los astrofísicos tienen mucho de filósofos y poetas y coincido contigo. Coincidimos también en la fascinación por el universo y por los temas científicos en general, aunque, claro, tus conocimientos en esos campos son, lógicamente, mayores que los míos, ¡aunque estemos empatadas en el placer que nos causan! Qué felicidad, Rosa.
      Abrazos.

      Eliminar
  2. Hola, Carmen. Este no es un comentario para esta entrada en particular sino para el conjunto de tu blog, con el que he dado no hace mucho. Al principio fue un no parar, iba de una entrada a otra y no encontraba momento de dejar de leer. Ahora me lo tomo con más calma, me mandé frenar e ir poco a poco, aleatoriamente, para así alargar en lo posible su disfrute.
    He de decirte que me sorprende y no me sorprende mi nuevo hallazgo. No me sorprende porque en cada página reconozco la mirada y la palabra de aquella a quien conocí hace tantos años y de quien perdí la pista. Sí, eres tú, sigues siendo tú. Y me sorprende cuánto abarca tu curiosidad, la originalidad de tus enfoques, la humildad, la reverencia o la irreverencia, según el caso, con que abordas todo aquello que te maravilla y que tan bien sabes transmitir. Tu mirada desprejuiciada me resulta contagiosa y me siento afortunada de poderte seguir a partir de ahora.
    (Carmen, no sé muy bien cómo va esto y si tienes o no acceso a mi e-mail. Supongo que no se publicará automáticamente, lo dejo a tu criterio) B7s

    ResponderEliminar
  3. Las puertas hay que atreverse a pasar por ellas y siempre nos descubres lo que hay tras ellas. A mi lo que no me gusta es pasar por donde hay andamios. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Encantadora entrada, puro disfrute.
    Gracias por compartirla, saludosbuhos!!

    ResponderEliminar