Ellos hablan, yo escucho. A través de la lectura, escucho. El
hombre de más edad, que en junio de 2019 dejó de acompañarnos, dice cosas como
estas:
Que “una idea contra otra idea es siempre la misma idea” y
permanece “en el mismo marco de pensamiento”. Que solo desde el desierto, solo
de “quienes se retiran y no están
inmersos en el ruido y la furia de las discusiones repetitivas” podemos esperar
una idea nueva.
Moebius |
Que son los pueblos más pobres los que llevan
consigo nuestro futuro; que “los más frágiles aportan la grandeza y la
novedad”.
Que basta de fetiches, de ídolos, basta de adorar
estatuas. Que hay que desconfiar de “donde siempre se tiene razón, donde se es
el más sabio, el más inteligente, el más fuerte”. “Mi ética –afirma- me prohíbe
jugar a ese juego. Admito de buena gana, antes de empezar, que no siempre tengo
la razón”.
Que "antes de organizar el bien ajeno, que muchas veces equivale a hacerle violencia, es decir, daño, la mínima obligación requiere que evitemos con cuidado hacerle ese daño".
Que lo que importa es el desplazamiento.Moebius |
“Vamos, levántate, corre, salta, revuélvete,
baila; como el cuerpo, la inteligencia requiere movimiento”.
Moebius |
“¿Y si la sabiduría y la fragilidad van de la mano?”, pregunta.
Michel Serres se lo dice a Bruno Latour. Y yo
escucho.