La mano en la mano: ¿qué mano, qué
manos? Pon tu mano, es decir, mi mano, pon tu mano en la mano. ¿Mano de otro,
la imagen de una mano o mi mano en mi mano, en actitud de espera?
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1 |
Sopló un gran
viento que todo lo arrastró. La mano se perdió.
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Paul Klee, Breve descripción del paso entre montañas |
Esa
mano, cuenta Najmán en uno de sus cuentos, era un mapa del mundo, de todos los
mundos, de la estructura de cada uno de los universos. Podían seguirse en ella
las indicaciones acerca de los senderos que unían los mundos: cada sendero,
único. Todos, sin embargo, estaban
trazados en la mano.
Estaban en ella
todos los tiempos, incluso los que proseguían después del final, es decir,
cuando, desde un punto de vista lógico, carece de sentido hablar de después y de proseguir, pero no para la mano, no en la mano. Estaban registrados
en ella los nombres de todos los viajeros y cada uno de sus pasos. Todo estaba
en la mano, hasta el más mínimo detalle.
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2 |
La mano, pensamiento. La paciencia de la
mano, escribe Canetti. La dulzura del tacto.
Sopló un gran viento.
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3 |
¿Cómo se hicieron pacientes las manos?, se pregunta Elias Canetti. "¿Cómo conquistaron la delicadeza de sus dedos? Una
de las ocupaciones más tempranas de la que se tiene noticia y que tanto gusta a
los monos es la de hurgar en el ‘pelaje’ de sus compañeros. Creemos que buscan
algo, y como indudablemente a veces lo encuentran, hemos atribuido a esta
actividad un sentido demasiado estrecho y puramente utilitario. Lo que en
realidad les interesa es la agradable sensación que experimentan sus dedos
entre los pelos de la piel".
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4 |
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5 |
Esto es un juego. Más vale que lo diga ya: es un juego de manos. Jugamos a él hace unos años; volvemos a jugar ahora, con algunos cambios. Se trata de que reunáis las manos numeradas con sus cuerpos –sus pinturas- correspondientes. Hasta ahora, llevamos cinco. ¡Cinco manos perdidas, arrastradas por un gran viento! Manos con sus mapas o, si queréis, manos que contienen en la yema de sus dedos el paraíso.
Huellas.
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6 |
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7 |
Mano tendida. Mano que hace.
La mano, dice Canetti, "alcanzó
su perfección por otras vías, es decir allí donde renunció a la violencia y al
botín. La verdadera ‘grandeza de las manos’ está en su ‘paciencia’. Los
tranquilos y acompasados procesos de la mano han ido creando el mundo en el que
querríamos vivir. El alfarero, cuyas manos saben modelar la arcilla, aparece
como creador ya al principio de la Biblia".
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8 |
Las manos, escribe Emilio Lledó, "eran ya, por sí mismas, pensamiento".
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9 |
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José de Ribera, Sibila |
Diez imágenes para jugar con ellas. Con paciencia.
La paciencia de la mano. Su delicadeza.
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10 |