domingo, 24 de marzo de 2019

Dragón: ojo, fuente, lugar




“Abramos el capítulo «Dragons» de Old Calabria. Aquí Douglas se había formulado, con impertinencia infantil, la pregunta brutal que abre las puertas: «¿Qué es un dragón?». Y había respondido: «Un animal que mira u observa». De hecho, drákón deriva de dérkomai, que significa «tener vista muy aguda». ¿Pero cuál es el ojo del dragón? Douglas responde: la fuente. Más que relacionados, dragón y fuente son partes de un mismo cuerpo”

(Roberto Calasso, La locura que viene de las ninfas)




Hablemos de dragones.

El dragón existe para que el dios o el héroe se luzcan y, a menudo, liberen a la chica y la consigan como recompensa. 

 
Odilon Redon, Ruggiero y Angelica


Pero, ¿y si la tarea del dragón es defender a la chica de su presunto salvador? A nadie se le escapa lo importunos que pueden ser héroes y dioses. 



Andy Warhol, San Jorge y el dragón

Paolo Uccello, San Jorge y el dragón

Tal vez la bestia sea la proyección de la propia mujer, la expresión de su fuerza o, como señala Roberto Calasso, el testimonio de un saber irónico, feliz: un conocimiento que observa con agudeza y fluye, ojo y fuente a la vez. ¿A quién mata, entonces, el dios o el héroe?



Michel Koven, Apolo mata a la serpiente Pitón

 

Perseo liberando a Andrómeda
Noche, instinto, naturaleza, mal, criatura híbrida, caos. Tranquilos, porque ahí llega el dios o el héroe para poner orden –para imponer su orden-. 

En el puesto de feria del “tiro al dragón” obtiene, tras la hazaña, su premio. La chica, claro. Vencida.


El tesoro que custodiaba el bicho. El conocimiento. La metamorfosis. Lo que fluye y cambia, antes de ser fijado en piedra.

Deforestación, pantanos desecados. Se puede roturar.

Crecerán ciudades, templos, tribunales de justicia.


Paolo Uccello, San Jorge y el dragón


Ilustración para Melusina o la Noble Historia de Lusignan, de Jean d'Arras
Metamorfosis, he escrito.
La metamorfosis como huida –India, Grecia-.

“Maldita sea, permanece quieta, perdura en tu imagen, cesa de fluir, déjate apresar”.
Ser agua para no perecer ahogado.

Ser fuego para no ser consumido por él.

Ser tierra, ser pájaro, ser árbol, ¡ser viento!

Dragón: criatura híbrida. En él, el agua, el fuego, el aire.
¿La tierra?


Ilustración para Melusina o la Noble Historia de Lusignan, de Jean d'Arras

En alguna ocasión no es ni héroe ni dios quien vence al dragón, ni el premio es la muchacha a la que –supuestamente- libera. Una leyenda relatada por Blasco Ibáñez habla de un “reo, un hombre misterioso, una especie de judío, que había recorrido medio mundo y hablaba en idiomas raros”: un tipo miserable, tal vez un brujo, que se compromete a matar al dragón que atemoriza a la ciudad, a cambio de su libertad. Se encierra en una casa para preparar su gesta: allá le conducen cargas de leña y gran número de vasos y botellas. Llegado el momento de la liza, el público se desalienta al ver el pobre aspecto del guerrero, cubierto con manto y capuchón de lana burda y armado tan solo con una lanza.



Ulisse Aldrovandi, Historia serpentum et draconum

Va al encuentro del dragón. Deja caer al suelo el manto que le cubre. Entonces, se produce el deslumbramiento, porque aquel hombre “era un ascua luminosa, una llama que marchaba rectamente hacia el dragón, un fantasma de fuego que no podía ser contemplado más de un segundo. Iba cubierto con una vestidura de cristal, con una armadura de espejos en la que se reflejaba el sol, rodeándolo con un nimbo de deslumbrantes rayos”.

El dragón, el animal que mira, queda cegado por el resplandor. Su propio reflejo, centelleante, roto y multiplicado en los fragmentos de cristal que visten al vagabundo, lo confunden.
El hombre misterioso, esa especie de judío que hablaba idiomas raros, mata al dragón.

Relieve del palacio de Persépolis


***


Sigfrido conocía la lengua de los pájaros.

***

En el tercer himno homérico descubrimos –Calasso lo señala- que un lugar es un ser, la ninfa es un lugar. Dragón, serpiente, ninfa: lugar. Esta historia relata los intentos de conquista de un territorio, de un cuerpo, de un saber. Irónico, recordemos: irónico y feliz. 
Y no vencido.

Ilustración para Melusina o la Noble Historia de Lusignan, de Jean d'Arras

No es tan fiero el dragón como lo pintan.
O sí. 
Depende.

Ulisse Aldrovandi, Historia serpentum et draconum

En este enlace podéis consultar el libro de Ulisse Aldrovandi Historia serpentum et draconum (1640): https://archive.org/details/UlyssisAldrovanIAldr/page/n7

 

 
 
 

18 comentarios:

  1. Bonita reflexión. Fíjate qué curioso que siempre he simpatizado más con el dragón que con San Jorge. Y es que dónde vas a parar, un bichito verde y con alas que expira fuego y un santo aburrido por mucha espada que lleve.
    Esa idea de que el dragón sea el reflejo de la doncella y además un lugar, y que la conquista del dragón sea la conquista de un territorio me parece muy hermosa y literaria.
    Un beso.

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    1. A mí también me ha caído siempre mejor el bichete, Rosa. ¡Si es que, donde esté un animalillo, que se quiten santos, héroes y dioses! ;)
      La idea de la identificación entre ninfa, dragón y lugar la vi en el libro de Calasso y me gustó.
      Abrazo grande.

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  2. Es importante saber que se han pintado muchos dragones y tanto en la literatura como en el arte. Preciosas reflexiones. Un abrazo.

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    1. Muchos, muchos dragones. A veces, podemos llegar a pensar, incluso hay un exceso de dragones. Pero no dejan de resultarnos simpáticos. Un abrazo, Mamen.

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  3. A mí me lleva tu escrito a pensar en la relación bella - bestia y el afán de librar a la bella de su santa elección. Crear héroes, por otra parte, tiene el problema (o el encanto) de inventar basiliscos a los que abatir para que el cuento acabe bien.
    Y luego están los pequeños parientes, dragoncitos domésticos que adornan los techos y comen los mosquitos ¡Qué lástima! Viví en una casa con naya, cisterna, horno y palmeras; y salmandras nocturnas. Ya no queda nada; pisos con jacuzzi.
    Por eso es bueno es no perder la mirada y andar por esos mundos tan nombrados como reales, eso sí, evitando los espejos quebradizos.
    Un abrazo

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    1. Aquí seguimos teniendo como compañeros a esos dragoncitos, Alfonso. La gata está entusiasmada con ellos. Ellos, no tanto con la gata.
      Tienes razón con lo de los héroes y los basiliscos. Qué tiempos. ¿Cuáles? Los de ahora. Los de siempre. ¡Ay, los héroes, los dioses, los santos...! "Comoquiera, el cuento se va contando", leo en una novela en la que ahora mismo voy a sumergirme (de nuevo, puesto que ya la leí hace años). Una delicia. No hay dragones. Ya os contaré.
      Un abrazo.

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  4. Muy bueno e interesante. Siempre me han gustado las leyendas con dragones.

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    1. Hay algunos dragones, creo recordar, en tus escritos. Bueno, en los de Bachmann ;)

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  5. Las historias de dragones tienen algo de remoto, de ancestral, de íntimamente nuestro. Será por eso que me gustan tanto.Detrás de su presencia se esconden tantos significados como tú misma nos invitas a adivinar, tantos como el tiempo que ha pasado desde el primer momento en el que supimos de él.

    Gracias por la referencia, Carmen. Un saludo.

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    1. El dragón es una de las muchas criaturas que ronda por el tema lleno de temas que me tiene atrapada desde hace meses, Charles. Por eso, cuando apareció don Teodosio de Goñi, exclamé: "¡dragón!". Ahora me quedo pensando en algo que has escrito: el primer momento en el que supimos del dragón. Cuándo fue, y de dónde surgió...
      Gracias.

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  6. Los dragones también son guardianes de tesoros materiales en las mitologías europeas. Y símbolos de espiritual sabiduría en las orientales, como la china. Quizá el dragón simboliza la prueba de fuego (nunca mejor dicho) para acrisolar las dos cosas en una: el tesoro del conocimiento.

    Recordé una leyenda artúrica medieval (no sé si de la Materia de Bretaña o la francesa), que me encanta. Cuenta cómo un caballero se enfrenta a un fiero dragón que le acomete, avanzando un paso contra él. Él saca su espada para herirle, pero entonces el dragón agacha la cabeza sumisamente, disuadiéndole. Pero el dragón deja la actitud sumisa, y vuelve a la embestida furiosa, avanzando otro paso contra el caballero. Él vuelve a hacer amago de atravesar con su espada al dragón, que de nuevo se libra con una reverencia pacífica. Confundiendo, así, al caballero una y otra vez, y avanzando paso tras paso hasta estar a un palmo suyo. En el último momento, el dragón coloca sus patas delanteras sobre los hombros del caballero a su merced, que siente el aliento ardiente de la bestia… metamorfoseada de pronto en una hermosa dama que, lejos de herirle, le “devora” la boca con un beso.

    Eso es empoderamiento femenino… y lo demás son cuentos.


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    1. Una visión bien distinta de lo que es empoderamiento (la palabra, como tal, no me gusta demasiado)y de lo que es dragón: una visión de caballero mata-dragones,diría. Diría, pero no digo más porque acaba de estallar una tormenta y tengo que desconectar. ¡Hay dragones entre las nubes!

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  7. Hola a todos.
    Para mí el dragón vino de los cuentos y siempre irá unido a ellos, aunque aparece hasta en la Biblia.

    A pesar de ser un ánimal atemorizante, tiene algo que te hace quererlo, o por el que sientes afinidad y he llegado a la conclusión de que es porque aparece en gran cantidad en cuadros y pinturas, con sus colores vibrantes, intensos, llamativos y tan primarios que gustan y que envidiamos, al menos yo.
    Total, que alguien con ese colorido no puede ser malo, jajajaja. Bueno, ahora en serio, no sé xq esa simpatía, pero es de los pocos animales que puede ser bueno o malo según la historia que nos cuenten. No es difícil verlo como mascota o como enemigo furibundo, aunque hasta hoy nunca lo había visto como representación de la mujer, pero tampoco parece descabellado. Ambos tienen, bueno tenemos (soy mujer)esa dicotomía tan atractiva para el hombre y que hasta hace poco ha sido el único narrador de sus historias.

    Gracias por un tema tan interesante.
    Saludos

    Por cierto, qué precioso el relieve de Persépolis. Parece hecho ayer

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    1. ¡Hola, Harry! El dragón es, como dices, una figura ambivalente según las culturas e incluso dentro de la misma cultura: en algunos csasos, se interpreta como representación del mal; en otros, como representación del bien y de la sabiduría. En general, se asocia con fuerzas cósmicas. Quizás esa riqueza de significados y la contradicción entre ellos configuren los vibrantes colores que revisten a esta figura -aterradora, amenazadora o, por el contrario, entrañable, pero siempre fuerte-.
      Un abrazo, Harry.

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  8. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  9. ¡Usted siempre tan grande, hermana Carmen! Aquí la hermana Ingrid reportándose :). No sé si es que me hice un lío con la suscripción a su blog, porque no me llegaban avisos al correo, pero lo hice de nuevo a ver si ahora me llegan. ¡Abrazotes!

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    1. ¡Hermana Ingrid! ¡Qué alegría!Y qué añoranza de sus oficios... ;) Si habla con el señorito Héctor, dele un fuerte abrazo de mi parte. Y para usted otro más fuerte aún (me estoy riendo porque pienso que quienes lean esto y no nos conozcan no entenderán nada). ¡Besazos!

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    2. ¡Gracias! El señorito estará encantado de recibir su fuerte abrazo. El hermano Héctor, así como otros feligreses, nos mudamos a la nueva parroquia MeWe. Nada que ver con la entrañable G+, pero ahí andamos, tratando de acostrumbrarnos de a poquito. Cuando guste pase a visitarnos, se le extraña hermana. ¡Bechitos!

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